Equipo 4: Cynthia Sarahi Estrada Ramírez, Erik Euroza Monciño, Emmanuel Franco Miguel,
Alin Peláez García
En nuestra vida diaria se realiza una serie de reacciones, llamadas de oxidación,
que son esenciales para el hombre, tales como: respirar, cocinar y quemar
energía.
Las oxidaciones pueden ser lentas o rápidas, pero en todas ellas se libera energía.
Sin embargo y por lo general, el término oxidación se aplica a procesos cuyas
manifestaciones son lentas y en donde la energía que se produce no se percibe,
porque se disipa en el ambiente. Por ejemplo: la respiración, la corrosión de los
metales, la putrefacción de la madera, el envejecimiento del cuerpo, etc.
Siempre que ocurre una oxidación hay liberación de energía. Esta energía puede
ser liberada de manera lenta, como es el caso de la oxidación o corrosión de los
metales, o bien, puede ser liberada de forma muy rápida y explosiva como es el
caso de la combustión.
La oxidación está presente en todos lados y ocurre en lugares que no
imaginamos. Existen varios tipos de oxidación, como la combustión, y algunas de
ellas, como podremos ver, ocurren dentro de nuestro organismo.
La respiración, uno de los tipos de oxidación, es el proceso fisiológico por medio
del cual las plantas intercambian dióxido de carbono (CO2) por oxígeno (O2).
Mediante este importante proceso la planta es capaz de realizar la fotosíntesis.
Por otra parte, dentro de los tipos de oxidación, nos encontramos con la
fermentación. La fermentación es un proceso catabólico de oxidación del que se
obtiene, como producto final, un compuesto orgánico. Este compuesto final es el
que dictará de qué tipo de fermentación se trata. Esta puede ser, láctica,
alcohólica, butírica, acética o de la glicerina.