La «guerra relámpago» (1939 - mayo 1941) La invasión de Polonia, que había desencadenado la Segunda Guerra Mundial, se completó en poco más de un mes; en virtud de una cláusula secreta del tratado de no agresión germano-soviético, los rusos facilitaron la victoria ocupando la zona oriental de Polonia, que había pertenecido a la Rusia zarista. Después de esta primera ofensiva, curiosamente, se entró en una fase que los periodistas bautizaron como la «guerra de broma»: Francia, Inglaterra y Alemania se habían declarado la guerra, pero, entre octubre de 1939 y marzo de 1940, en ninguno de estos países se registraron combates. Ambos bandos movilizaron y prepararon sus efectivos y defensas, pero dejaron pasar el invierno sin tomar ninguna iniciativa. Antes de comenzar la guerra, y pensando en los efectos que podría tener un bloqueo similar al llevado a cabo durante la Primera Guerra Mundial, Hitler había promovido la autarquía económica, intentando llevar el país a un nivel de autosuficiencia o de mínima dependencia del exterior. Pero aunque lo había logrado en muchos ámbitos, Alemania carecía de algunas materias primas imprescindibles para su industria de guerra, como el hierro: seguía dependiendo del hierro escandinavo. Por esta razón, el primer paso de Hitler fue la ocupación de Dinamarca y Noruega (abril de 1940); la escasa resistencia fue vencida en pocos días, y los gobiernos de los países ocupados hubieron de trasladarse a Londres. En mayo de 1940, Hitler lanzó una tercera ofensiva, esta vez contra Francia, que resultaría en una victoria tan aplastante como las de Polonia y Escandinavia: bastó poco más de un mes para que toda Francia quedase bajo el control efectivo de Alemania. Convencidos de que, al igual que en la Primera Guerra Mundial, el conflicto iba a dirimirse en las trincheras, los generales franceses habían reforzado las fronteras (Línea Maginot), pero descuidaron la región de las Ardenas, considerando que sus bosques y montañas eran intransitables para las unidades blindadas del Reich. Siguiendo el plan del general Erich von Manstein , el Estado Mayor escogió precisamente las Ardenas como punto de paso hacia Francia. El 10 de mayo de 1940, las fuerzas alemanas iniciaron los ataques sobre Holanda y Bélgica, y cuatro días más tarde, el grueso del ejército alemán caía sobre Francia desde las Ardenas, haciendo inútil la Línea Maginot. Con uso masivo de divisiones de tanques ( Panzer ) y de unidades especializadas como las de paracaidistas y la aviación ( Luftwaffe ), que destruían puntos claves, las tropas alemanas se lanzaron sin impedimentos sobre el Canal de la Mancha, dejando embolsadas las tropas británicas y francesas en la zona de Dunkerque. Inexplicablemente, los alemanes detuvieron durante su avance dos días, dando tiempo a que franceses e ingleses pudiesen completar, el 4 de junio de 1940, el reembarco de sus efectivos (más de trescientos mil soldados) hacia Gran Bretaña Hitler en París, pocos días después de la ocupación (23 de junio de 1940)