miguelangelaquino272
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Las erupciones volcánicas son sin duda uno de los espectáculos más impresionantes y más
bellos que se pueden contemplar en la naturaleza. Las civilizaciones antiguas las temían y
respetaban, y algunos creían que los volcanes eran dioses. Las grandes explosiones, las lluvias
de ceniza y los torrentes de lava, destruyen en poco tiempo todo lo que encuentran a su paso,
modificando completamente el paisaje.
Bajo la corteza terrestre se encuentra el manto fundido. Un débil descenso de presión hace que
se liberen gases y se formen burbujas. El magma, ayudado por estas burbujas, sale al exterior.
Un pequeño aumento de calor puede fundir la roca, y se cree que la acumulación de elementos
radiactivos también generan el calor suficiente para formar magma. La roca fundida es poco
pesada, y por eso suele ascender a superficie a lo largo de fallas. En las dorsales oceánicas,
donde la separación de placas crea un descenso de la presión, el magma asciende
regularmente, se enfría y forma una nueva corteza.
En otras partes forma bolsas subterráneas que pueden volverse inestables y producir
erupciones volcánicas. Descripción de los volcanes. Los volcanes son aberturas de la corteza
terrestre por las que salen al exterior materiales calientes procedentes del manto, que pueden
ser sólidos, líquidos o gaseosos.
Estos materiales reciben el nombre general de magma, suelen ser terriblemente destructivos y
crean un paisaje característico. En un volcán típico hay una bolsa o foco volcánico, donde se
acumula el magma procedente del manto. También hay una chimenea que comunica el foco
volcánico con el exterior.
El magma sale por una abertura llamada cráter. El cono volcánico es una elevación formada por
la acumulación sucesiva de magma. Puede alcanzar grandes alturas, como el Fujiyama, que
mide 3.778 metros.
Cuando el magma de un foco volcánico alcanza la presión y temperaturas suficientes, se abre
paso por la chimenea hacia el exterior. En ese momento se libera una enorme cantidad de
energía, que sacude la corteza terrestre y la cubre de nuevos materiales. Se dice entonces que
el volcán entra en erupción.
Cuando cesa la actividad, el magma se enfría y se tapona de nuevo la chimenea. Entre una
erupción y otra pueden pasar días, años o siglos, pero eso no significa que el volcán se haya
extinguido. Simplemente está en reposo.
El magma está formado por rocas fundidas, pero no es homogéneo. Los volcanes suelen
expulsar diversos productos, su proporción depende del tipo de volcán. Los productos
gaseosos disueltos en el magma producen una gran presión.
Esos gases se liberan violentamente en forma de explosiones. A veces se originan
descomunales columnas de humo que pueden alcanzar varios kilómetros de altura. La lava es
el producto líquido que libera el volcán.
Se trata de rocas fundidas a temperaturas que superan los mil grados centígrados. En la
imagen vemos un río de lava procedente del Etna en Sicilia, uno de los volcanes mejor
estudiados. Durante una erupción, la lava discurre por la ladera del cono volcánico hasta que se
enfría y se solidifica, formando las llamadas coladas volcánicas, es decir, creando nueva
corteza.
El volcán Kilauea en Hawái es famoso por sus corrientes de lava que pueden alcanzar
velocidades de hasta 60 kilómetros hora hasta que llegan al mar. Los productos sólidos son
fragmentos de lava que se enfrían y solidifican antes de salir al exterior. El tamaño de estos
fragmentos sólidos es muy variado.
Se conocen enormes bombas volcánicas que pesan toneladas. Algunos volcanes expulsan
grandes cantidades de finísimas cenizas que pueden quedar en suspensión o enterrar
poblaciones enteras. Aunque en unos volcanes predomina la lava y en otros la ceniza, en casi
todos se liberan ambos productos.
La forma del cono volcánico depende de la naturaleza de la lava. Algunas lavas cubren grandes
extensiones, mientras que otras, más viscosas, producen cúpulas redondeadas. Los volcanes
pueden dividirse en dos grupos principales.
Los volcanes de fisura y los volcanes centrales. En las erupciones de fisura el magma llega a la
superficie a través de una larga grieta. En la imagen vemos una grieta de unos 15 kilómetros de
longitud localizada en Hawái.
En la era terciaria los volcanes de fisura emitieron oleadas de basalto durante billones de años
y cubrieron grandes extensiones. Los volcanes centrales son los más característicos, pero se
distinguen varios tipos diferentes. En el volcán de tipo hawaiano hay emisiones de lava muy
móvil que se extiende lejos de la chimenea con poca actividad explosiva.
Es el caso del volcán Quilahuea de Hawái. En los volcanes de tipo stromboliano la lava es algo
más viscosa y el gas se desprende en una serie de estampidos o de pequeñas explosiones
regulares. Trozos de lava son lanzados al aire y caen como bombas solidificadas.
El stromboli y el etna suelen tener erupciones de este tipo. El tipo vulcaniano tiene la lava más
espesa y entre las erupciones se forma una costa. El gas se acumula hasta que se produce una
violenta explosión con lanzamiento de grandes cantidades de material fragmentado.
De este tipo fue la erupción del Vesubio que sepultó Pompeya en el primer siglo de nuestra era.
En los volcanes de tipo peleano la chimenea queda atascada y se genera una enorme presión. A
través de las grietas escapan nubes ardientes que descienden por las laderas a gran velocidad.
Una erupción de este tipo asoló una ciudad de 30.000 habitantes en la isla de la Martinica en
1902. Pero eso no es todo. Cuando en su ascenso a la superficie el magma entra en contacto
con rocas impregnadas de agua se origina una enorme cantidad de vapor que puede provocar
explosiones mucho más poderosas que las del tipo peleano.
La explosión de la isla Krakatoa en Indonesia en 1883 fue probablemente debida a una
explosión de este tipo. Se calcula que tuvo una potencia 3.000 veces superior a la bomba
atómica de Hiroshima y se pudo oír a más de 5.000 kilómetros de distancia. A comienzos de ese
año la isla tenía unos 10 kilómetros de largo y presentaba tres volcanes que se consideraban
apagados.
Pero entraron en una erupción que fue en aumento hasta que culminó en una espantosa
explosión que redujo la isla a menos de su tercera parte. Los materiales más finos arrojados a
la atmósfera estuvieron en suspensión durante años. La isla Krakatoa y sus vecinas estaban
deshabitadas pero la terrible ola que produjo la explosión llegó a Java y Sumatra donde se
destruyeron 165 poblaciones causando cerca de 40.000 víctimas.
Existen alrededor de 500 volcanes activos en el planeta. Se encuentran situados en zonas de
colisión de placas tectónicas. Aproximadamente dos tercios de los mismos se encuentran en el
llamado Anillo de Fuego del Pacífico.
En la imagen podemos contemplar la espectacular explosión de un volcán en México visto
desde un satélite. Otra cadena de volcanes está situada en medio del Atlántico y está formada
principalmente por volcanes submarinos, salvo en el caso de Islandia. Esta isla está totalmente
formada por rocas volcánicas.
La última erupción importante tuvo lugar en 1973 y la ceniza sepultó casi completamente el
más importante puerto pesquero de la isla. Una tercera concentración se encuentra en el
sistema Rift Valley en África con volcanes como el Kilimanjaro o el Kenia entre otros. Otro grupo
importante se encuentra en el Mediterráneo e incluye los legendarios Vesubio, Estromboli y
Etna.
Entre todos los fenómenos naturales que suceden en nuestro planeta los terremotos son uno
de los que más muertes han ocasionado. Cada año mueren unas 15.000 personas a causa de
los terremotos. Estas bruscas sacudidas han originado grandes catástrofes a lo largo de la
historia pero también han contribuido a la configuración del paisaje de nuestro planeta.
La intensidad sísmica se mide con la ayuda de la escala de Richter que va del 0 al 9 y en la que
cada número representa una liberación de energía diez veces mayor que la del precedente.
Aunque no conocemos con exactitud el comportamiento de las distintas capas de la Tierra la
ciencia actual nos aporta muchos datos sobre uno de los más temibles fenómenos naturales
que existen. Un movimiento sísmico es una sacudida brusca de la corteza terrestre de corta
duración y gran intensidad que se origine en el interior de la corteza o del manto.
Este punto donde se produce el foco sísmico se llama hipocentro. Como la vibración se propaga
mediante ondas concéntricas el punto de la superficie a donde primero llega está en la vertical
del hipocentro y se llama epicentro. El hipocentro puede localizarse entre los 10 y los 800
kilómetros de profundidad.
La Tierra sufre cada año un millón de terremotos entre los cuales se dan por lo menos 10 de
carácter catastrófico y un centenar menos catastróficos. La mayoría de ellos se dan
generalmente en el fondo de los océanos donde no causan daños. Los terremotos más
violentos liberan una energía igual a la de 100.000 bombas atómicas corrientes.
Se sabe de terremotos que han matado a más de 800.000 personas. Los efectos secundarios de
los terremotos son muchas veces más desastrosos que ellos mismos. Una enorme cantidad de
víctimas se ven atrapadas en los incendios que se producen por escapes de gas y que se
propagan con rapidez.
La situación se suele ver agravada por la rotura de cañerías y la falta de agua que impide
apagarlos. En el terremoto de San Francisco de 1906 las sacudidas destruyeron gran parte de la
ciudad pero lo más destructivo fueron los pavorosos incendios que obligaron a dinamitar
manzanas enteras para impedir la destrucción de la ciudad entera. Cuando un terremoto afecta
a una región submarina se producen olas gigantescas que reciben el nombre de tsunamis y
que avanzan a más de 700 kilómetros por hora.
Aunque en alta mar no producen grandes trastornos, al llegar a aguas poco profundas y
encajonadas como en una bahía, encierran un gran peligro. El mar se retira de la costa y luego
vuelve convertido en una enorme pared de agua que puede superar los 30 metros de altura.
Uno de estos tsunamis arrasó la ciudad de Lisboa en 1755.
Los terremotos producen ondas sísmicas que se propagan en todas direcciones y se detectan
con unos aparatos llamados sismógrafos que registran las alteraciones de la corteza en unas
gráficas sobre una banda de papel. Los terremotos importantes son de origen tectónico y están
relacionados con las fracturas de la corteza terrestre. Los terremotos están muy relacionados
con la estructura interna de nuestro planeta.
La Tierra tiene un núcleo central que se encuentra en estado líquido en parte y una espesa
zona de materiales semifundidos, el manto. Alrededor hay una capa sólida, la corteza terrestre.
No es una capa uniforme, sino que está formada por una serie de placas rocosas.
Existen seis grandes placas tectónicas. América África Eurasia India Pacífico y la Antártida. Las
placas flotan sobre el manto basáltico y se mueven.
A este fenómeno se le llama deriva continental. Alfred Wegener afirmaba a principios de siglo
que todos los continentes habrían estado unidos en la era primaria formando un único
continente llamado Pangea. Este se habría ido fragmentando formando los actuales
continentes.
Hay puntos en el planeta en los que lenta pero continuamente se está formando corteza
terrestre. Unas enormes cordilleras de volcanes cruzan el fondo de los grandes océanos. Son
las dorsales medio-oceánicas.
Estas gigantescas cordilleras submarinas están formadas por enormes volcanes con forma de
fisura. A lo largo de estas fisuras, de muchos miles de kilómetros de longitud, está
continuamente aflorando material procedente del manto que se distribuye en dos bandas
longitudinales y van formando nueva corteza. La corteza, a su vez, se destruye
progresivamente en las zonas llamadas de subducción donde unas placas se hunden debajo de
otras y pasan a fundirse con el manto.
Las zonas de unión de las placas tienen que soportar descomunales presiones y por eso tienen
una gran inestabilidad sísmica y volcánica. Las dorsales submarinas son una de las zonas más
inestables. Excepcionalmente, estos volcanes submarinos pueden subir por encima de la
superficie del océano formando islas de gran actividad volcánica, como es el caso de Islandia.
También son inestables las zonas donde una placa cabalga sobre otra así como en los lugares
donde las placas se rozan lateralmente. Este es el caso de la Falla de San Andrés que se
reconoce bien sobre el terreno por las discontinuidades que presenta el suelo. Se extiende en
línea recta paralela a la costa del Pacífico durante casi mil kilómetros, desde San Francisco a Los
Ángeles.
Los frecuentes movimientos sísmicos de esta zona han producido unos desplazamientos
laterales de hasta 4 metros. Las regiones del planeta más sensibles a los terremotos suelen ser
zonas débiles de la corteza terrestre donde existen grandes fracturas que se desplazan
periódicamente. Un 80% de los terremotos se producen en el Pacífico y un 15% en el
Mediterráneo.
En el Pacífico, la plataforma oceánica penetra bajo la continental lo que genera una gran
inestabilidad sísmica a lo largo de sus costas. Son frecuentes los terremotos en Japón donde a
pesar de las precauciones en la construcción se producen grandes catástrofes por su densidad
demográfica. Pero no sólo las islas sufren temblores.
También Alaska, Canadá, Estados Unidos, Centroamérica y muy especialmente la cordillera de
los Andes son lugares de violentos movimientos sísmicos. Chile es uno de los países donde más
frecuentemente se producen terremotos. En estas imágenes vemos las consecuencias de los
últimos terremotos de Sicilia y la Unión Soviética.
Corresponden a la zona del Mediterráneo que se prolonga hacia el este a través de Asia Menor
hasta el sur de la Unión Soviética. Se trata de una zona de fricción entre la placa europea y la
africana. También la zona del Himalaya, en este caso Pakistán presenta mucho riesgo de
terremotos por la colisión de las placas india y asiática.
En definitiva, los terremotos son la consecuencia del reajuste de las placas que forman la
corteza terrestre. Esta enorme cantidad de energía, liberada bruscamente viene a recordarnos
dramáticamente que habitamos en un planeta vivo que sigue lentamente su evolución a lo
largo del tiempo. Lenta e implacablemente, el hielo y la nieve pueden modificar un paisaje.
El agua, en estado sólido, influye en la formación de picos, valles fiordos y lacos de las zonas
frías y de alta montaña. En esas zonas, la temperatura anual no supera los 0 grados
centígrados. Por eso la nieve no se funde en verano y se acumula progresivamente.
Su propio peso la comprime hasta formar un hielo azulado. Debido a la gravedad, esta masa
empieza a descender por la pendiente hasta que llega un momento en que se deshiela por el
aumento de la temperatura o por el contacto con el mar. Los glaciares Se puede decir que los
glaciares son grandes masas de hielo que descienden lentamente desde las zonas elevadas
donde se originan, formando auténticos ríos de hielo.
En la actualidad, los glaciares ocupan unos 16 millones de kilómetros cuadrados, lo que supone
algo más del 10% de la superficie de todos los continentes. Si se fundiera todo el hielo
acumulado, el nivel de los mares subiría a más de 60 metros inundando la mayor parte de las
ciudades costeras. Durante la era cuaternaria, los glaciares llegaron a ocupar más de la cuarta
parte de los continentes.
En aquella época, la profundidad de los mares era 150 metros menor que en la actualidad. El
hielo es un sólido cristalino, pero cuando está sometido a una continua presión se deforma y se
mueve. Este movimiento se produce porque el hielo está lubricado por una delgada película de
agua.
Es lo mismo que sucede con un trineo o un esquiador cuando se deslizan por el hielo. Bajo los
esquís se forma un estrecho surco de agua que permite el deslizamiento. El movimiento del
glaciar se puede comprobar controlando la posición de un conjunto de estacas clavadas en su
superficie.
El glaciar avanza más rápidamente en su centro que en sus bordes laterales. Los glaciares no se
mueven a la misma velocidad. Esta depende de la pendiente, del espesor, de la anchura, de la
rugosidad del fondo y de la temperatura.
El movimiento de un glaciar puede oscilar entre unos pocos centímetros y varios metros por
día. En un típico glaciar de alta montaña se distinguen varias partes. El circoglaciar es una
depresión rodeada de montañas donde se acumula gran cantidad de nieve.
Allí la nieve se transforma en hielo. El valle glaciar es el cauce por el que desciende la masa de
hielo. El perfil adquiere forma de U a causa de la erosión en los costados y en el fondo del valle.
La lengua del glaciar es la masa de hielo que se desliza por el valle glaciar. El hielo se adapta a
los accidentes del valle, pero la superficie del glaciar se suele agrietar. En su avance por la
pendiente, la lengua del glaciar va encontrando zonas cada vez más cálidas y se va fundiendo
poco a poco hasta formar un torrente de agua.
Sin embargo, en las zonas polares, la lengua del glaciar se mantiene sólida hasta llegar al mar,
donde forma una enorme muralla. En los polos, las lenguas glaciares se rompen en grandes
bloques llamados icebergs. Los glaciares alpinos o de valle son los que están encauzados en
valles de montaña.
Tienen una cabecera donde se produce la acumulación de nieve y una lengua que discurre por
el valle. Estos glaciares se encuentran tanto en las altas montañas de las regiones templadas
como de las frías, el Himalaya, los Andes, las montañas rocosas o los Alpes como en este caso.
Los glaciares de las zonas polares son enormes acumulaciones de hielo que cubren extensas
regiones.
En la zona central llegan a tener 3.000 metros de espesor. Existen dos casquetes polares. El del
norte está en Groenlandia y el del sur en la Antártida.
En la era cuaternaria ocuparon gran parte de Europa y Canadá. El hielo se mueve radialmente y
en sus extremos se producen enormes lenguas glaciares que terminan en el mar formando
icebergs. Estos se pueden considerar como auténticas islas flotantes con un 75% de su masa
sumergida bajo el agua.
Antes de la invención del radar los icebergs causaron grandes accidentes marítimos como el
hundimiento del Titanic que causó más de 1.500 víctimas. EROSIÓN GLACIAR El hielo en
movimiento contribuye a modelar extensas zonas del paisaje erosionando el fondo de los
valles. En las zonas que han estado sometidas a la acción de un glaciar es frecuente el aspecto
pulido de las superficies rocosas.
Las laderas del circo glaciar retroceden continuamente a causa de la erosión de la nieve y el
hielo. Cuando dos circos vecinos hacen retroceder sus paredes quedan separados por una
estrecha zona llamada arista glaciar. La unión de varios circos produce un tipo muy
característico de cumbre montañosa que se llama pico pinamidal o horn.
Un pico piramidal famoso es el monte Chervino llamado también Matterhorn situado en los
Alpes. Cuando se retiran los glaciares algunas partes de los valles y de los circos son ocupados
con frecuencia por pequeños lagos como estos de los Pirineos. La forma de U del valle glaciar
se debe a la excavación del hielo en el fondo y en las paredes del valle.
El perfil longitudinal es normalmente escalonado con zonas de mayor excavación donde la roca
es más blanda o mayor el peso del hielo. Los valles de las lenguas glaciares que durante las
últimas glaciaciones terminaban en el mar fueron inundados cuando subió el nivel del mar
debido a la fusión de los hielos. Estos valles inundados se llaman fiordos.
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