Las obreras viven cerca de 45 días y son las encargadas de realizar todas las tareas que hacen a
la organización de la colmena. De acuerdo al tiempo de vida, sus responsabilidades van
cambiando. En los cuatro primeros días, su labor consiste en limpiar la colmena y los alvéolos.
Después, hasta el día 11, su trabajo es ser nodriza y alimentar a las larvas reales. Los siguientes
tres días debe almacenar el polen y el néctar y ventilar y mantener la humedad y temperatura
en la colmena agitando sus alas. Luego, hasta el día 17, como ya sus glándulas productoras de
cera se han desarrollado, su trabajo es edificar los panales. Desde el día 18 hasta el 21 es
centinela y debe cuidar la entrada de la colmena. El resto de los días se encarga de recolectar
polen y néctar, y de traer alimento al resto de la colonia.
Los zánganos no son más que 100 (contra 70.000 que pueden llegar a ser las obreras), son
redondos, gordos y peludos. No son capaces de alimentarse solos, por lo que las obreras se
encargan de darles de comer; además carecen de aguijón por lo que ni siquiera sirven para
proteger la colmena. Su único trabajo es fecundar a la reina, y algunos ni siquiera lo consiguen.
Además, una vez que lo han hecho, la reina los destripa; aquellos que consiguen salir con vida
de la colmena perecen irremediablemente. Si intentan regresar, son echados por las guardianas
ya que se los considera inútiles bocas que alimentar.
Por camada, son varias las larvas que podrían convertirse en reinas; sin embargo sólo una lo
conseguirá. La primera abeja real que nace tiene como misión matar al resto; en otras palabras,
eliminar a la competencia. En el caso de que dos abejas reinas nazcan al mismo tiempo,
comenzará una lucha a muerte. A los seis días, la que haya salido victoriosa emprenderá un
único vuelo nupcial, en el que será fecundada por alrededor de diez zánganos y después
regresará a la colmena. Desde ese momento, su tarea será poner huevos durante toda su vida,
la cual dura entre 4 y 5 años. Cabe señalar que la reina es la única abeja que posee capacidad
reproductiva. Además, es la encargada de segregar una sustancia química que recibe el nombre
de feromona, que, al ser lamida por el resto de las abejas les transmite la información necesaria
para conocer cómo debe organizarse el trabajo de la colmena.