Las siete fosas de Paracuellos.

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Historia de España (2º Bachillerato)
tema_10 La Guerra Civil española
Diario El Mundo


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Historia de España
La Guerra Civil española (1936 – 1939).
http://javier2pm.blogspot.com.es
Las siete fosas de los fusilados en
Paracuellos que narran la matanza.

El cementerio de los Mártires de Paracuellos se erigió sobre las fosas originales y refleja la
sangrienta operación de ejecuciones arbitrarias en masa durante la Guerra Civil

Entre el 7 de noviembre y el 3 de diciembre de 1936, unos 2.500 presos en Madrid,
sospechosos de ser simpatizantes de los militares rebeldes, fueron asesinados

La antigua carretera de Madrid a Belvis ya no existe. Pero un tramo maldito de la historia de
España, unos 500 metros desde el pinar hasta el cruce con arroyo de San José y el cerro de San
Miguel, que remacha ahora la ladera con una gran cruz blanca en la tierra, se preserva casi
intacto. Evoca el horror que vivieron los que iban a ser "evacuados" a Valencia, como les
dijeron sus asesinos, cuando les sacaron de las cárceles de Madrid con el pretexto de un
traslado. Por ella transitaron, y se detuvieron, los camiones y autobuses repletos de los que
fueron apresados en Madrid por las fuerzas de la República desde el golpe del 18 de julio de
1936. Eran sospechosos de ser simpatizantes, "quintacolumnistas" de los militares rebeldes.
Su destino eran los fusiles y las fosas. Todo ocurrió entre el 7 de noviembre y el 4 de diciembre,
con algunas interrupciones, pero con un calculado programa de ejecución en masa que se cobró
unas 2.500 víctimas.

Lo que queda de la carretera es apenas una franja de tierra que retrotrae a la que fue la mayor
tragedia de la Historia de España: la Guerra Civil, que se cebó de muertes y asesinatos
indiscriminados en ambos bandos. En Paracuellos nunca se exhumaron los cadáveres. Así,
entre los muros y vallas que delimitan lo que constituye ahora el 'Camposanto de los Mártires de
Paracuellos', ha quedado encerrado, como una cápsula del tiempo, una de las más cruentas
matanzas: lo que no era un cementerio sino una carretera, lo que eran pinares y no los
rectángulos que ahora delimitan los lugares donde se apilaron los cuerpos.

Primero, en la depresión del terreno del arroyo que cruzaba la carretera, y cuando no pudo
albergar más cadáveres, en las sucesivas zanjas abiertas por los mismos vecinos de la localidad
de Paracuellos del Jarama, obligados a cavarlas por los miembros de la Dirección General de
Seguridad de la Junta de Defensa de Madrid .

Las primeras zanjas.

Historia de España
La Guerra Civil española (1936 – 1939).
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Paracuellos no es un cementerio corriente, se erigió una capilla y hay cruces y lápidas, incluso
nombres y fechas como es normal en un camposanto. Pero son simbólicas, las lápidas y
nombres que allí pusieron los familiares están guiadas por el lugar y la fecha, que
corresponde según las listas y cronología de los asesinatos que se pudo reconstruir al final de la
guerra. En el orden correcto, el lugar cuenta su propia y terrible historia. La primera fosa está al
final de la avenida que se inicia en la actual entrada principal, termina en el borde de la carretera
con el arroyo de San José y corresponde a los asesinados la mañana del 7 de noviembre de
1936, la Fosa 1. Allí fueron fusilados los primeros evacuados durante la madrugada de las
cárceles de San Anton y Porlier, unos 89 presos, la mayoría militares.
Originalmente, debían haber sido los presos de la cárcel Modelo, la más numerosa y la que
estaba más cerca del avance de las tropas nacionales en Madrid, en el actual Ministerio del
Ejército del Aire en Moncloa, pero tardaron en seleccionar de las deficientes listas de la cárcel.
Se llevó a las víctimas en autobuses de línea, escoltadas por camiones y vehículos motorizados
con milicianos dentro. Se detuvieron en el grupo de pinos, que aún hoy rodean el pequeño tramo
de la carretera fantasma, les hicieron bajar en grupos de 10 a 25, atados de dos en dos y
caminar hasta el cerro de San Miguel, en el borde del arroyo de San José, donde les dispararon
grupos de milicianos. La siguiente saca sería esa misma tarde, esta vez sí, de la cárcel Modelo.
El historiador Julius Ruiz señala en su obra El Terror Rojo cómo la maquinaria de ejecución,
aunque planificada, carecía de una logística precisa: cuando llegaron los presos de la mucho
más numerosa cárcel Modelo aún no había dado tiempo a enterrar a los anteriormente
fusilados: una aterradora escena que vivieron los nuevos "evacuados" antes de ser ejecutados.
Los vecinos de Paracuellos se habían marchado sin que hubieran podido terminar de enterrar a
los de la mañana. Una vez fusilados se abrió una segunda zanja unos metros más adelante, más
cerca del grupo de pinos de la carretera, en el lado izquierdo, para evitar que al llegar
sucesivamente contemplaran el macabro espectáculo de los asesinados la mañana anterior. Es la
fosa número 2.
Demasiados cadáveres
Casi enfrente está la Fosa 7, a la derecha de la carretera. Es la última en numeración porque los
que están allí enterrados no fueron fusilados en Paracuellos y son los únicos cadáveres que se
exhumaron tras la Guerra Civil. Pertenecen, sin embargo, a la siguiente saca, la del día 8 de las
cárceles Modelo y Porlier. Como el macabro escenario de arroyo de San José seguía sin
resolverse pese a que todo el pueblo estaba cavando zanjas y enterrando los cuerpos del día 7,
las autoridades de la DGS decidieron desviar a los "evacuados" a otro lugar, dada la
imposibilidad en ese momento de tapar los restos. Se escogió otro lugar, cerca del Soto de la
Aldovea en Torrejón de Ardoz, de fácil acceso desde Madrid, donde se conocía una acequia
en desuso de más de 150 metros de longitud que pareció ideal para solucionar el problema.
Unos 400 presos fueron fusilados allí el día 8. Paradójicamente, fueron las autoridades
franquistas las que reunieron al finalizar la guerra lo que los responsables de seguridad de la
Junta de Defensa de Madrid no consiguieron. Sus restos fueron exhumados en diciembre de
1939, de los que sólo se pudo identificar a unos pocos, y trasladarlos al lugar donde yacían el
resto de las víctimas de la operación de Paracuellos.
Se consideró temporal, el plan, ya en 1943, era el de trasladar a todos los "Mártires
de Paracuellos" como se bautizó a los allí asesinados, al Valle de los Caídos cuando
éste estuviera terminado. Sin embargo, en junio de 1939 se había constituido ya la
Asociación de los Mártires de Paracuellos y Torrejón de Ardoz y los familiares se
opusieron siempre a un eventual traslado. La asociación sigue siendo aún hoy la que
preserva el camposanto que mantiene cerrado sin un permiso previo para visitarlo.

Historia de España
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Al lado de la número 7, también pegada a la carretera, está la tercera fosa que se usó en
Paracuellos. Los vecinos habían estado enterrando cuerpos todo el día 8 y habían abierto otras
cuatro zanjas más. Corresponde a otra saca de la cárcel de Porlier del día siguiente.
El ángel rojo.
Un poco más lejos de la infausta carretera están las números 4, 5, y 6, al otro lado del arroyo
seco de San José y cerca de la entrada al cementerio. Alejadas en el espacio y el tiempo. Las
sacas y los asesinatos se interrumpieron entre el día 9 y el 27. Aunque los miembros de la
Consejería de Orden Público actuaban en el mayor secreto posible, "cubriendo la
responsabilidad", la realidad es que las matanzas no pasaron desapercibidas.
El cónsul de Noruega Félix Schlayer supo de las evacuaciones de presos inexistentes a
Valencia y exigió aclaraciones a las autoridades de Madrid, políticos republicanos como José
Giral y Manuel de Irujo exigieron respuestas también alarmados ante la situación. Hubo además
un cierto eco internacional.
El más determinado a acabar con las matanzas fue, sin embargo, el anarquista Melchor
Rodríguez, que sería tildado más tarde como el Ángel Rojo por la prensa franquista. Melchor
intervino ante el ministro de Justicia para hacerse cargo de las prisiones y fue nombrado
delegado especial de la Dirección General de Prisiones. Bajo su protección las sacas cesaron,
pero no por mucho tiempo.
El anarquista fue nuevamente destituido el día 12 por considerar que había sido nombrado sin el
beneplácito del Gobierno y la Dirección General de Seguridad, dependiente del Consejo de
Orden Público que dirigía Santiago Carrillo se hizo de nuevo con la situación, reanudando los
fusilamientos. La cárcel Modelo había sido cerrada y sus presos trasladados a San Antón,

Historia de España
La Guerra Civil española (1936 – 1939).
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Porlier y Ventas. De ellas salieron las víctimas del 27 al 30 de noviembre que fueron fusiladas y
enterradas en las fosas 4 y 5. La última se realizó el día 3 desde Porlier. Fosa 6.

La matanza de Paracuellos, que acabó con la vida de unos 2.500 víctimas fue quizás el operativo
más sistemático de ejecución en masa durante la Guerra Civil. La tragedia, por desgracia, no se
limitó a al mapa del terror que dibuja la carretera de Belvis. Se sumaron otras tantas como la
de Badajoz , perpetrada por las tropas nacionales en la que fueron fusilados unos 2.000
milicianos en la plaza de toros, o las otras sacas que se produjeron antes de Paracuellos en las
cárceles de Madrid con destino a Aravaca y Alcalá de Henares. El capítulo más bochornoso de
la historia de España aún se cerraría con la terrible represión por parte de los vencedores
franquistas en los años inmediatos de posguerra.

Diario El Mundo.
La aventura de la historia
27/10/2015
Julio M. Alarcón.