Luna es una pequeña vampira curiosa que vive mágicas aventuras junto a sus traviesos gatitos. Entre risas, misterios y amistad, descubrirá que incluso en la oscuridad puede brillar la luz del corazón.
Size: 3.54 MB
Language: es
Added: Oct 30, 2025
Slides: 8 pages
Slide Content
Había una vez una niña muy especial. No era
como las demás, pues tenía colmillos afilados y
una piel pálida que brillaba bajo la luna. Todos
en el pueblo la conocían como Luna, la peque-
ña vampira. Aunque muchos le temían, en su
corazón no había oscuridad, sino un profundo
amor por los animales.
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Cada noche, cuando el cielo se llenaba de es-
trellas, Luna salía a caminar en silencio. No
buscaba asustar a nadie ni beber sangre como
decían las leyendas. Lo que en realidad ha-
cía era visitar a los gatos callejeros que vivían
en las plazas y callejones. Con ellos se sentía
comprendida: libres, misteriosos y cariñosos a
su manera.
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Los gatos la recibían con maullidos y ronro-
neos. Luna llevaba bolsitas de comida y los
acariciaba suavemente. “Ustedes son mi ver-
dadera familia”, les decía. Y los gatos, como si
entendieran, se acurrucaban en su regazo, ha-
ciéndola sentir que nunca estaba sola.
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Un día, una niña del pueblo la vio jugando con
los gatos y gritó asustada: “¡Una vampira!”.
Luna se escondió rápidamente, con miedo de
ser rechazada. Pero al volver al callejón, los ga-
tos corrieron hacia ella, rodeándola como un
escudo. Entonces comprendió que, aunque
algunos no la entendieran, siempre habría quie-
nes la aceptarían tal como era.
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Con el tiempo, Luna dejó de temer lo que pen-
saran los demás. Empezó a hacer pequeños
refugios para los gatos, decorados con telas y
cajas, y cada noche contaba historias bajo la
luz de la luna. Poco a poco, algunos niños cu-
riosos se acercaron, y al verla sonreír y cuidar
a los animales, descubrieron que no había nada
que temer.
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Así, Luna aprendió que la verdadera fuerza no
estaba en esconder lo que era, sino en compar-
tirlo con amor. Su pasión por los gatos la ayu-
dó a mostrar su lado más humano, y pronto el
pueblo entendió que incluso una niña vampira
podía tener un corazón lleno de ternura.
Este cuento nos enseña que no importa lo di-
ferentes que seamos, siempre hay algo espe-
cial que podemos compartir con el mundo. La
aceptación, el respeto y el amor hacia los de-
más —sean personas o animales— son la verda-
dera magia que nos hace brillar.
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Esa noche, Luna se cepilló sus colmillitos,
abrazó a sus gaticos y se acurrucó en su cama
rosada. Mientras la luna brillaba en el cielo, to-
dos soñaron felices, rodeados de estrellas y
ronroneos mágicos.