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ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu
les concedía que hablasen. (Hechos 2:1-4)
Leamos el texto Hechos 2:42 (Pida a la congregación que participen en la lectura)
Tercer participante:
Condición 3: Trabajo poderoso de la iglesia. Entonces Pedro, se puso de pie con los once, levantó
su voz, y les dijo: "Judíos y habitantes de Jerusalén, prestad atención, y que esto sea claro. Y con otras
muchas palabras, Pedro testificaba y exhortaba, diciendo: "¡Sed salvos de esta perversa generación!"
Así, los que recibieron su palabra, fueron bautizados. Y se les unieron en ese día como tres mil personas.
Y perseveraban firmes en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento
del pan, y en la oración. (Hechos 2:14; 40-42)
Un día Pedro y Juan subieron al templo a la oración de la hora novena (3 de la tarde). Había un hombre,
tullido de nacimiento, a quien llevaban cada día y ponían a la puerta del templo, llamada La Hermosa,
para que pidiese limosna a los que entraban. Cuando éste vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el
templo, les rogó que le diesen una limosna. Junto con Juan, Pedro fijó los ojos en él, y le dijo: "Míranos".
Él estuvo atento, esperando recibir algo de ellos. Entonces Pedro le dijo: "No tengo plata ni oro, pero lo
que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate, y anda!" Y tomándolo de la mano
derecha lo levantó. Al instante se afirmaron sus pies y sus tobillos, y de un salto, se puso de pie y anduvo.
Y entró con ellos en el templo, caminando, saltando y alabando a Dios. (Hechos 3:1-8)
Los apóstoles realizaban muchos milagros y prodigios en el pueblo. Y todos los creyentes solían reunirse
en el pórtico de Salomón. Y los que creían en el Señor aumentaban cada día más; tanto hombres como
mujeres se agregaban a ellos. La gente sacaba a los enfermos a las calles, y los ponían en lechos y
camillas, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra tocase a alguno de ellos. Y aun de las ciudades
vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados por espíritus impuros. Y todos
eran curados. (Hechos 5:1; 14-16)
La oración es lo que mueve el brazo del omnipotente.
Vamos a orar de dos en dos para pedir al Señor que nos llene de su poder.
NUEVO HORIZONTE
Cuarto participante:
Condición 4: Trabajo Organizado de la Iglesia. En esos días, como crecía el número de los discípulos,
los creyentes griegos se quejaron contra los hebreos, de que sus viudas eran descuidadas en la
asistencia diaria. Entonces, los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: "No es bueno
que nosotros descuidemos el ministerio de la Palabra de Dios, para servir a las mesas. "Por tanto,
hermanos, elegid de entre vosotros a siete hombres de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de
sabiduría, a quienes encarguemos este trabajo. "Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio
de la Palabra". La propuesta agradó a toda la multitud. Y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del
Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía.
A éstos presentaron ante los apóstoles, quienes orando les impusieron las manos. Y la palabra del Señor