INTRODUCCIÓN
El cerebro humano, una de las estructuras más complejas y sofisticadas conocidas por la
ciencia, está organizado en diversas regiones que trabajan de manera interconectada para
garantizar el funcionamiento integral del organismo. Entre estas regiones, los lóbulos
cerebrales juegan un papel central al dividir el cerebro en cuatro áreas principales: el lóbulo
frontal, el lóbulo parietal, el lóbulo temporal y el lóbulo occipital. En primera instancia, el
lóbulo Frontal, centro de control ejecutivo, ubicado en la parte anterior del cerebro, es el
responsable de las funciones ejecutivas, que incluyen el razonamiento, la planificación, la
toma de decisiones y el control de los impulsos. Este lóbulo juega un papel crucial en la
regulación de las emociones y la conducta social. En segundo instancia, el lóbulo Parietal,
procesamiento sensorial y coordinación espacial, cuya función principal es el procesamiento
de la información sensorial del cuerpo, como el tacto, la temperatura y el dolor. Este lóbulo
es crucial para la coordinación espacial y la percepción del propio cuerpo en el espacio. En
tercera instancia, el lóbulo temporal, procesamiento auditivo y memoria, esencial para el
procesamiento auditivo y la comprensión del lenguaje, también alberga el hipocampo, una
estructura clave para la formación y consolidación de la memoria. Por último, el lóbulo
occipital, percepción visual, función principal es la interpretación de la información visual,
por tanto, fundamental para la percepción de formas, colores y movimientos. Por ello, cada
uno de estos lóbulos tiene funciones específicas que son vitales para la cognición, la
percepción sensorial, la regulación emocional y la conducta motora.
Esta monografía explorará la anatomía y las funciones de cada uno de los lóbulos cerebrales,
destacando su importancia en el comportamiento humano así como también las posibles
patologías que puedan haber tras algún deterioro de uno o más lóbulos.