trataba más bien de una preocupación, de un trastorno a nivel mental. Veremos luego cual es el principal
elemento en el origen de una enfermedad. Por esto, prefiero hablar también de estado de ánimo
conflictivo.
Para la Psicosomática Clínica, un estado de ánimo es el resultado de dos elementos principales y ligados
entre ellos: lo vivido y el afecto o lo sentido.
Lo vivido
Se trata a menudo de una situación o de un evento especialmente notable en la vida del individuo. A
veces, encontramos más bien un tema recurrente, un tema que nos obnubila y que puede transformarse
en una verdadera idea fija en ciertos casos. Lo vivido posee la siguiente característica: la descripción o
el enunciado de la situación del tema sin hacer aparecer la menor emoción. He aquí tres ejemplos: perdí
mi trabajo, mi hijo está en prisión, perdí un pariente cercano de una enfermedad incurable.
El afecto o lo sentido
Más interior y exclusivamente personal, representa una carga emotiva más o menos fuerte o tolerable y
se declina en lo sentido, sensación, sentimiento, percepción, impresión. Además, lo acompañan muy a
menudo una o varias emociones concomitantes que pueden incluso inscribirse en nuestro cuerpo:
malestar general, nudo en la garganta o en el estómago, dolor digestivo, transpiración, lágrimas,
escalofríos, temblores, ganas de orinar o de defecar, entre otros. En todos los casos, algo sucede en
nuestras “tripas”, “algo arde en el cuerpo”.
Lo sentido es estrictamente personal, he aquí la prueba en el final de la historia en los tres ejemplos
precedentes. Cierren los ojos, escuchen lo que sienten pensando en éstas tres situaciones. Por mi parte,
éstas son las respuestas recolectadas: perdí mi trabajo y estoy realmente contento porque ya no me
gustaba. Voy a tener el paro durante tres años y podré cambiar de empleo. Mi hijo está en prisión y en
seguridad. Un alivio, ya que una banda de maleantes lo buscaba y, perdí a un pariente cercano de una
enfermedad incurable y fue lo mejor porque sufría demasiado.
Estos ejemplos caricaturales, pero reales, no se presentan todos los días. En cambio, en las
enfermedades, las sensaciones negativas andan a rienda suelta. He aquí un abanico recopilado en las
consultas: desamparo, angustia, rabia, injusticia, villanía, inmundicia, pena, tristeza,
cólera contenida, ignominia, vergüenza, deshonor, inquietud, rencor, desvalorización, abandono,
impotencia, soledad, pavor, enloquecimiento y para terminar esta lista no exhaustiva, las más
importantes y las más frecuentes, aunque no siempre esten en primer plano: la sensación arcaica de
estar en peligro, la sensación de tener miedo.
Analizando más de cerca este tema particular y específico de la Psicosomática Clínica, podemos
determinar en cada momento la existencia concomitante de un impacto mental representado por una
cierta desestabilización psíquica más o menos intensa y de un impacto psíquico tal, que es como si una
parte del cuerpo lo recibiera.
La activación de los procesos de conversión