Con la ayuda de el conocimiento moderno nosotros podríamos imaginar la
aproximación a la tierra como esta aparecería si se nos fuera permitido
volar, como Raphael a través de un espacio interestelar. El primero se
volvería visible como un mero punto de luz, luego como un planeta remoto
que se aparece; luego empezaría brillar y titilar como Venus; luego
empezaríamos a ver su geografía como lo hacemos con la luna; y
finalmente cuando nos acercamos a 3 diámetros terrestres, o cerca de
20.000 millas, podríamos distinguir los blancos polos congelados, los vastos
océanos azules, los continentes y grandes islas brillando como oro bajo los
rayos del sol, y los brillantes-plateadas campos de nubes. Mas cerca aun,
deberíamos ver el fresco verde de gran bretaña e irlanda, los verdes
obscuros de noruega y los bosques siberianos, los grises y cafés tonos de
países resecos por el sol, los brillantes cursos de los grandes ríos. Todo esto
será intenso, inconcebiblemente intenso; esto seria una experiencia paralela
en el estudio de la geografía física, pero aun no seria paisaje. En una
aproximación mas cercana nosotros veríamos a la tierra como desde un
globo, y la tierra parecería ahuecarse bajo nosotros como un gran plato,
pero los cerros serian casi no perceptibles. Nosotros aun podríamos decir ”no
es paisaje aun”. Luego de tocar la solida tierra, y mirando alrededor de
nosotros, y mirando arboles cerca de nosotros, campos antes dispersos, y
cerros azules lejos, podriamos decir “esto, finalmente, es paisaje. Esto no es el
mundo como los angeles pordrian verlos desde el espacio, sino que como
los hombres que viven en el, lo cultivan y lo aman”
Philip Gilbert Hamerton, Landscape (1885)