MÉTODOS DE COCCIÓN
Los diversos tipos de alimentos para que se consideren comestibles, en muchos casos,
requieren de cocción, es decir, necesitan ser sometidos a la acción térmica para que el
organismo lo pueda digerir. También permite que los alimentos tengan un sabor más
agradable, pues la transformación que se obtiene al interior de los diversos elementos que
la componen, hacen que su naturaleza se modifiquen.
En el caso de los cárnicos, las proteínas y los aminoácidos que la componen comienzan a
desnaturalizarse, a medida que van adquiriendo más calor. Al suceder esto, las cadenas
de aminoácidos que se desnaturalizan comienzan a coagularse a medida que se van
atrayendo unas a otras. Esta coagulación de la proteína se torna más firme logrando una
cadena con mucha solidez, esto se logra durante el proceso de cocción. Dentro de la
composición de las carnes o proteínas, encontramos bajos niveles de carbohidratos; estos
al llegar a altas temperaturas, reaccionan con las cadenas de aminoácidos de las proteínas
logrando el Dorado Maillard también entendido como reacción Maillard.
En las carnes y diversos tipos de alimentos: pescado, aves, lácteos, huevos; también
encontramos algunos niveles de grasas en estado sólido. Estas, durante la cocción y
exposición a temperaturas elevadas, comienzan a cambiar de estado, de solido a líquido.
Cuando empleamos grasas para cocinar, estas se convierten en eficientes conductores de
los sabores, algunos elementos que entran en contacto con ella, cobran mayor sabor. Sin
embargo, si el calor es excesivo, la grasa se comenzará a descomponer y se evaporará
rápidamente haciendo que se provoque humo y la posibilidad que nuestra preparación se
queme. Si por el contrario, estas son retiradas de los alimentos, con ellas también se
perderán algunos sabores y vitaminas. En el caso de algunos tejidos conectivos presentes
en las carnes, como se conocen a las partes fibrosas, se ablandarán con las cocciones
lentas, esto favorecerá a aquellas carnes que contengan muchos de estos tejidos.
Se entiende entonces que para que los alimentos sean cocinados, deben ser expuestos a
la acción del calor, el cual es transferido a través de un medio emisor. Este se puede dar
por convección, radiación o conducción.
De este modo obtenemos alimentos esterilizados, ya que debido a las elevadas
temperaturas, los microorganismos se destruyen, además son más fáciles de digerir. Se
tornan más blandos, fáciles de masticar; el esfuerzo para comerlo será mínimo.
Por su parte, en el caso de los vegetales, durante la cocción la fibra se rompe y se hacen
más suaves y blandas. Es por eso que debemos controlar los tiempos de exposición al