A. Bindal y col. (8) proponen una interesante subdivisión, fácil de recordar, basada en elementos clínicos de este
grupo que tiene relación con la indicación quirúrgica y la evolución posterior. Crearon los siguientes subgrupos:
-Chiari I-A: paciente asintomático con diagnóstico incidental.
-Chiari I-B: signos y síntomas relacionados con la compresión del tronco encefálico (compromiso de pares
craneales, apnea del sueño, espasticidad, dolor de hombros, etc.), pero sin siringomielia. La B corresponde a
"brainstem".
-Chiari I-S: signos y síntomas referidos a la siringomielia.
-Formas mixtas: Chiari I-BS (clínica atribuible tanto a la compresión nerviosa como a la siringomielia) y Chiari I-B
con siringomielia.
El subgrupo I-B es el que tiene mejor evolución postquirúrgica debido a que se acepta que los síntomas
producidos por la compresión de estructuras nerviosas son los que más responden a la cirugía, mientras que el
I-S tiene una pobre mejoría o solo se estabilizan luego de la cirugía.
Basándose en esta clasificación establecen como indicación quirúrgica sólo a los pacientes del grupo
sintomático (I-B, I-BS y I-S), excluyendo de esta conducta al grupo I-A.
Chiari tipo II:
También conocida clásicamente, pero en forma errónea, como malformación de Arnold-Chiari.
Se le atribuye una mayor predisposición genética que el tipo I.
Es una patología que compromete el cerebro, la médula, la duramadre, el cráneo y la columna. Hay un
descenso no solo de las amígdalas (en general se encuentran a nivel del foramen mágnum o por debajo de
este), sino también del vermis, IV ventrículo y tronco cerebral. Suelen encontrarse otras malformaciones del
SNC, entre ellas un acodamiento del bulbo (enrollamiento) sobre la médula cervical que tracciona aún más los
nervios craneales bajos y una peculiar morfología de la lámina cuadrigeminal en forma de pico de pájaro.
Además la fosa posterior es plana y pequeña con inserción baja de la tienda del cerebelo. Los nervios cervicales
superiores siguen un sentido ascendente, debido al descenso del tronco. La cisterna magna es pequeña o
inaparente. Se asocia casi invariablemente a mielomeningoceles lumbares (o raramente con espina bífida
oculta) y a hidrocefalia (4,37).
Otras malformaciones que se pueden asociar (4) son: hernia superior del cerebelo a través de una fisura del
tentorio anormalmente grande, degeneración de los núcleos de los pares craneales bajos (9,33), ausencia del
septum pellucidum con fusión de ambos tálamos, hidromielia, siringomielia, anormalidades de los ventrículos
(90%), polimicrogiria, anormalidades del aparato cardiovascular, genitourinario y gastrointestinal, y varias
anomalías óseas de la fosa posterior como pequeña impresión basilar.
Tanto en esta variedad como en el tipo I es frecuente la obstrucción de los forámenes del IV ventrículo por una
membrana representando lo que se denomina techo imperforado.
Chiari tipo III:
Es muy poco frecuente. Es la forma más severa.
La fosa posterior es aún menor y existe un defecto del hueso occipital y primeras vértebras con herniación del
cerebelo al canal cervical y encefalocele cervical alto u occipital bajo (espina bífida cervical). El encefalocele