¿CÓMO SE PUEDE LEER EL CUERPO? • 87
La principal función de los molares, que hacen la mayor parte del tra-
bajo, es moler. Los alimentos con que trabajan mejor son los cereales y,
en menor medida, las verduras. Cualquiera que haya tratado de comer
un bistec sabe que los molares no pueden masticar totalmente la carne
y hay que tragarla entera; baja como una bola de nervios. Puesto que los
intestinos no tienen dientes, no están bien equipados para tratar esa
bola. En consecuencia, la mayor parte del alimento de origen animal
que comemos nunca se digiere totalmente, y un porcentaje de él ni siquie-
ra se elimina de los intestinos. Queda allí pudriéndose, causando a ve-
ces enfermedades graves, entre otras, cáncer de colon.
Las personas que comen carne con regularidad tienen un mayor nivel
de amoniaco en la sangre y los tejidos. El exceso de proteína de la carne
se descompone en nitrógeno, el cual forma amoniaco, una de las toxinas
más potentes y destructivas del cuerpo. Deforma las células y el ADN, y
puede causar cáncer. Huele mal también. Es el amoniaco el que produ-
ce el olor corporal y la enorme industria de desodorantes.
Los cereales y las verduras, por el contrario, pueden masticarse total-
mente; quedan molidos en trocitos pequeñísimos, más fáciles de ser di-
geridos en el estómago y los intestinos. Los cereales y las verduras tie-
nen además el beneficio añadido de la fibra, que limpia de desechos a
los intestinos. La fibra hace avanzar los desechos por el tubo digestivo,
contribuyendo así a eliminarlos del cuerpo.
La proporción ideal de cereales, verduras y alimentos de origen ani-
mal es de 5: 2: 1. La evolución nos ha predispuesto a comer una dieta
compuesta de 5 partes de cereales, 2 partes de verduras y una parte de
alimentos de origen animal o proteínicos.
Esta es, esencialmente, la dieta de los pueblos más tradicionales. Don-
de quiera que mire en el mundo, verá la misma dieta general, ya sea en
Asia, Europa, África, India, Oriente Medio o entre los indios americanos.
En Asia, los cereales son el arroz integral, la cebada, el mijo y el trigo; en
Europa, el trigo, la cebada, el mijo y la avena; en África, el mijo y el trigo;
en India y Oriente Medio, principalmente el trigo; entre los indios ameri-
canos, especialmente de América del Sur y Central, sobre todo el maíz.
Históricamente, los seres humanos han comido todo tipo de alimentos
de origen animal. Sin embargo, las cantidades eran limitadas y se comían
junto con cereales y verduras. Por lo general el consumo se reservaba
para ocasiones y festividades, porque la provisión era limitada, sobre
todo la carne de vacuno y cerdo. También los pueblos tradicionales
de todo el mundo han comprendido que comer cereales y verduras pro-
duce longevidad, y que el consumo de alimentos de origen animal ha de
limitarse para mantener la salud.
Como he dicho, los dientes y la digestión están íntimamente ligados.
Los japoneses, por ejemplo, desde hace muchísimo tiempo han sido
consumidores de cereales, sobre todo de arroz. En consecuencia, los ja-
poneses tienen un tubo digestivo mucho más largo que muchos pueblos