Iglesia de Dios en el Uruguay
Misiones Mundiales.
La Viña de mi Padre.
7
Una joven se casó dentro de una familia italiana. Entonces ella quería complacer a su
esposo con su comida, pero él le dijo que ella no cocinó el spaghetti hasta que estuviera
cocido. Finalmente, ella fue a su suegra y le preguntó qué hacer. Mirando alrededor para
estar segura que nadie estuviera escuchando, la suegra dijo, “cariño, ¡arrójalo contra la
pared y ve si se pega!”
¡Qué en relación a este llamado al ministerio!
George W. Truett se convirtió a la edad de 19 años, y siguió a sus padres de Georgia a
Whitewright, Texas. “A la edad de 23, asistió a una reunión formal de negocios de su iglesia, la
Iglesia Bautista Whitewright. Después de un tiempo de oración, los varios miembros de la
congregación se pararon para compartir una visión común dada a ellos acerca del joven Truett.
Un hombre dijo, ‘el Señor me ha dado una profecía para George. Debo compartir con ustedes
que él está siendo llamado a predicar.’ Otros reconocieron eso, durante el tiempo de oración, el
Señor había afirmado la misma verdad en sus corazones. Todos los ojos se volvieron hacia el
joven en cuestión.
…¿Puedes imaginar eso sucediendo en tu iglesia este domingo por la tarde? ¿Cuál sería la
reacción de un joven de 23 años, a tal declaración hoy en día? De regreso a 1890… George W.
Truett se paró, profundamente conmovido. Confesó que no había sentido tal llamado de Dios
en su propio corazón. También indicó que lo consideraba obligatorio ser obediente a lo que
Dios lo estaba llamando a hacer mediante la palabra dada al cuerpo de la iglesia. Esa noche,
George W. Truett fue ordenado como predicador del Evangelio. Ningún alma sobre la faz de la
tierra puede contender la realidad de ese llamado. Desde septiembre, 1897 hasta julio, 1944 – la
fecha de su muerte – sirvió como el pastor de la Primera Iglesia Bautista de Dallas. Su influencia
se extendió a lo largo del continente, y por consiguiente el mundo, en testimonio por Jesucristo.
Pocos hombres de su generación fueron tan poderosos en el púlpito” (Ralph W. Neighbour, Jr.,
This Gift is Mine, Broadman Press, p. 88-89).
Se tiene que notar que antes de esa noche remarcable en la vida de George Truett, él había sido
un miembro fiel de la Iglesia Bautista Whitewright, sirviendo como maestro de Escuela
Dominical, superintendente de la escuela dominical e incluso era el reemplazo en la ausencia
del pastor.
Conclusión
Si un hombre siente que es llamado por Dios para el ministerio, entonces debería…
Entregarse, Isaías 6:8; Hechos 26:19. Caballeros, la cosa más fácil que harán en el
ministerio es ¡entregarse al llamado de Dios! Todo lo que va más allá es mucho más
difícil.
Venderse, 1 Reyes 19:19-21; Lucas 9:62. Para ser obediente al llamado del Señor
quizás necesites salir de un trabajo, vender tu casa, deshacerte de un negocio o dejar
la seguridad de tu familia y amigos. No dejes que nada te pare en tu camino de
caminar en fe y de avanzar en obediencia al llamado de Dios. Un hombre que es
vendido al Señor no puede ser comprado por el diablo.
¿Cómo podemos explicar a aquellos que profesan un llamado al ministerio, pero ahora
lo han abandonado?
Quizás no fueron verdaderamente salvos (Judas).