Mayas religión

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RELIGION MAYA Julieta Pacheco, Jacheline Gomez y Julieta Maine. 2 Año…

La religi ó n maya fue de car á cter polite í sta, adoraban las fuerzas de la naturaleza y los animales. Cre í an en una vida futura en donde los malos sufr í an penas, hambres y fatigas en el lugar subterr á neo llamado Mitnal, y los buenos descansar í an deliciosamente bajo la sombra de la frondosa ceiba Yaxche.   La religi ó n jug ó un papel preponderante en la vida cotidiana de los mayas. Uno de los ritos que se llev ó a cabo para llamar la atenci ó n de las deidades fue que las mujeres en cinta visitaran el templo de Ixchel, la diosa de la maternidad, para ser bendecidas antes de que naciera la criatura.   Se cree que los mayas no acostumbraban a realizar sacrificios humanos. S ó lo hasta que entraron en contacto con otras culturas estos ritos sangrientos fueron adoptados, ofrendando al dios sol ni ñ os, doncellas y guerreros que arrojaban a los cenotes sagrados. Los m á s famosos cenotes usados para este fin se encuentran en Chich é n Itz á .   Los cultos funerarios estaban í ntimamente ligados a las creencias religiosas. En el caso de los gobernantes estos cultos eran muy elaborados y se ha descubierto tambi é n que sus pr á cticas funerarias fueron similares a las que hac í an los antiguos egipcios, enterrando a sus gobernantes dentro de pir á mides en donde pon í an objetos y sirvientes que acompa ñ ar í an al difunto a la vida m á s all á de la muerte. La cantidad de tesoro enterrado y acompa ñ antes que sepultaban junto al gobernante representaba su importancia en vida.  

La religi ó n de los mayas antiguos guarda profundos misterios. La mayor parte de la informaci ó n que tenemos acerca de ella proviene de los restos arqueol ó gicos que nos legaron -templos, esculturas, murales y artefactos de hueso, piedra y cer á mica-; de sus libros, escritos en lengua ind í gena o con el alfabeto latino, y de los primeros relatos de los conquistadores y sacerdotes espa ñ oles. Gracias a ellos sabemos que durante el periodo Precl á sico su religi ó n, bastante simple, consist í a en una interpretaci ó n de los fen ó menos naturales y celestes que evolucion ó paulatinamente conforme los conocimientos astron ó micos fueron m á s precisos, hasta que, durante el periodo Cl á sico, lleg ó a permear todos los aspectos de la civilizaci ó n maya: el arte, la ciencia, la guerra, la agricultura, el comercio y la arquitectura. Por eso se dice que la sociedad maya era teocr á tica. Fue aproximadamente a partir del Precl á sico Tard í o, desde el 300 antes de Cristo -con la construcci ó n de mayores ciudades y centros religiosos- que los mayas adquirieron una visi ó n del mundo m á s elaborada: los cuerpos celestes se convirtieron en dioses -esto es, se deificaron- al igual que los ciclos temporales. Los conceptos elaborados por los sacerdotes se sumaron a las ideas m á s simples, hasta que la religi ó n se torn ó cada vez m á s esot é rica, con una mitolog í a compleja interpretada por una casta sacerdotal perfectamente organizada. Quienes oficiaban las ceremonias eran los sacerdotes, cuya labor estaba estrechamente asociada a la astronom í a, ya que todos los rituales eran dictados por el calendario sagrado de 260 d í as y ten í an un alto significado simb ó lico. Eran ellos quienes controlaban el conocimiento y las celebraciones, y quienes estaban a cargo de los c á lculos matem á ticos y estelares; de los ciclos estacionales y temporales -muy ú tiles para la agricultura-; de la adivinaci ó n y la curaci ó n de enfermedades, y de la escritura y la genealog í a de los linajes mayas, los cuales heredaron tanto las tradiciones m í sticas olmecas como las de los antiguos teotihuacanos. Adem á s, no eran c é libes, y sus hijos los suced í an frecuentemente en sus funciones, aunque la abstinencia sexual era r í gidamente observada antes y durante las festividades. Como los toltecas, los mayas tambi é n ejercieron el sacrificio humano, aunque en menor escala. Generalmente, las v í ctimas eran los cautivos de guerra, aunque tambi é n eran comunes la automutilaci ó n y el auto sacrificio, cuya finalidad era la obtenci ó n de sangre como ofrenda para los dioses durante las celebraciones calend á ricas. Esta obsesi ó n por la sangre, principalmente por parte de la é lite guerrera y sacerdotal maya, derivaba de la creencia de que de ella depend í a tanto su propia supervivencia como la de los dioses. Al brindarla como ofrenda se enviaba energ í a humana hacia los cielos y se recib í a a cambio poder divino. Cuando comenz ó el declive de esta civilizaci ó n, muchos de los grandes se ñ ores mayas iban de una ciudad a otra haciendo sacrificios para sostener la precaria situaci ó n de sus reinos.

Chac Mool Los mayas pensaban que cuando la gente mor í a penetraba en el Inframundo por una cueva o un cenote. Los reyes segu í an un sendero acorde a los movimientos c ó smicos del sol para llegar al Inframundo y ah í , mediante sus poderes sobrenaturales, renac í an en el cielo y se convert í an en dioses; por ello, en su honor se edificaban templos sobre sus sepulcros. Por el contrario, la gente com ú n era enterrada bajo el suelo de su propia casa, en compa ñí a de algunos art í culos religiosos de í ndole funeraria y de los objetos que hab í a usado en vida, con el fin de que su viaje al otro mundo fuera afortunado y bendecido por los dioses. Los mayas cre í an que el esp í ritu era inmortal y que la vida en el Otro Mundo depend í a, entre otras cosas, de la conducta mostrada en é ste. El pante ó n de los dioses mayas fue uno de los m á s complejos de Mesoam é rica debido a los m ú ltiples rostros y funciones de cada deidad, las cuales llegaron a ser por lo menos 166. No obstante, se sabe que el dios supremo durante el periodo cl á sico fue Itzamn á , creador original, se ñ or del fuego y de la tierra, inventor de la escritura y patr ó n de las artes y las ciencias, quien frecuentemente era representado como serpiente. Su esposa era Ixchel, diosa de la luna y se ñ ora de las mareas, la medicina y los partos. Las actividades humanas tambi é n ten í an sus dioses: Yum Kax era el dios de los campos y la agricultura; al dios de la guerra lo llamaban Ek Chuah, y al dios de la muerte, Ah Puch. Adem á s, cada d í a del mes ten í a su propia deidad, al igual que cada mes del a ñ o y cada manifestaci ó n sagrada de la naturaleza. As í , Chac era el se ñ or de la lluvia y el rayo; Ik, el dios del viento, Ek Chuac, patr ó n del cacao y dios de la guerra, y Kin, dios del sol. M á s tarde, durante la é poca de influencia tolteca en el mundo maya, el dios Quetzalc ó atl, la serpiente emplumada, se convirti ó en Kukulc á n, dios del viento. Urna de Chac

Tras la conquista espa ñ ola, hubo una fusi ó n entre las creencias mayas y el cristianismo. Hasta la fecha, la mayor parte de los mayas siguen una religi ó n mezcla de las antiguas creencias mayas y el catolicismo; algunos a ú n creen, por ejemplo, que sus pueblos son centros ceremoniales de un mundo sostenido por dioses -los bacabes- en sus cuatro esquinas, y que cuando uno de ellos suelta su carga suceden los terremotos. De igual modo, el cielo es el dominio del sol, la luna y las estrellas; sin embargo, el sol est á claramente asociado al Dios padre o a Jesucristo, y la luna est á asociada con la virgen Mar í a.

Los Mayas pintaban murales para representar sus rituales y su historia. Los Mayas elaboraron complejos bajorrelieves. Paginas Utilizadas Enciclopedia Encarta, Yahoo y Wikipedia.
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