Memorias de una gallina

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About This Presentation

Historias de una gallina recién nacida


Slide Content

|

ER ID SUMESN cD aE VAR ER DE

"E" MEMORIAS
” DEUNA GALLINA

Concha López Narváez
Ilustración: Juan Jamón Alonso y,

o. ES a a

. Mi nacimiento

El patio
Crecer

. Lecciones
. Al día siguiente.

. Pobre Pico-Fino

. En el gallinero

- Una casa blanca

. El Marqués

. Mentiras

. El castigo del Marqués
+ El final de la historia

1
MI NACIMIENTO

ANTES de nacer yo estaba formándome.
muy poquito a poco, metida en un huevo.

Muy poquito a poco se hicieron mis
patas, mis ojos, mi pico y todo mi cuerpo,

Pero de aquel tiempo no recuerdo nada.
Mi madre me lo explicó luego. También me
explicó que mientras me hacía, yo estaba
dormida. Ella se sentaba encima del huevo
Con mucho cuidado para no romperlo. Asi
me abrigaba.

Un día desperté. Tenía calor y estaba
encogida. Me dolían las patas y quería esti
rarlas, pero no había sitio. Alcé la cabeza: ¥
me hice un chichote con el cascarón, ¡Qué
incómoda estaba!

Busqué una salida. No enc N
puse nerviosa.

ontré ventanas

ni tampoco puertas. Me

ieran, y nadie

ne vi hacia un lado, me

sabia qué hacer. Pero tuye

porque descubri que tenia
tro. Me p

Era

a servir para abrir boquetes
Pica que te pica, abri uno pequeño, y se
re dentro de mi huevo. Se me
seguí picando mucho más

e agrandó el boquete. Saqué la cabeza,
y vi que unas plumas, suaves y negras,
cara. Eran de mi madre. Y wi
alas, que estaban tapandome.
Y vi que a mi lado había otros nueve hue-
vos. Estaban cerrados. Debajo de ellos te-
nían un colchón de pajas
Quería salir pronto, y seguí picando.
Hice un gran esfuerzo, y de pronto
> había roto el huevo y yo habia
do. ¡Qué emoción sentí!
Comencé enseguida a andar por el mg

jas.
>: salté entre los huevos. Pisé sobre Pal
ue eral

volví las plumas suaves y negras 4
de mi madre

Terminé muy pronto. No me gusté

cho. El mundo era chico y

estaba cerrado.

Había dos puertas con la llave ech
las dos alas con las que mi madre me tenía
tapada. Y otra vez me puse nerviosa, por
que me aburria

Y entonces mi madre ahuecó las alas. El

mundo se abrió, y yo sali fuera

taba mira!

Mi madre era guapa. Me es
con cara contenta y ojos de cariño,

Me acercó a su pecho. A mí me gustab
estar junto a ella. Pero soy inquieta por
naturaleza y me cansé pronto:

— Por qué no nos vamos? —pregunté.

—Tengo que cuidarlos —dijo, y señaló
los huevos que tenía debajo.

—¿Por que?

Porque dentro están todos tus herma-

Y ¿qué es un hermano?
Un hermano es alguien que te

ucho. Y vive en tu casa, te lo presta todo,

quiere

juega contigo.

12 Cor

Pa López Ng

Parecía estupendo tener nue }
she
hen lerma,
Y ¿por qué no nacen? —.
Pregunte
impaciente

Porque están dormidos

—Pues los despertamos. Les Voy a ayu-
dar a romper los huevos 2

Mi madre movió su cabez
no y luego añadió

—Hay cosas que las debe hacer cada uno
solo. Siéntate y espera

Me senté a esperar. ¡Uf! Cómo tardaban.

De pronto vi asomar un pico en un cas-

a diciendo que

carón. Di un salto de gozo: ¡mi primer her-
mano estaba naciendo!

Miré atentamente.

Con mucho trabajo fue abriendo un
boquete. Quería ayudarle, pero recordé E
hay cosas que las debe hacer uno Pol
mismo à

Por fin sacé la cabeza. Parecia as

—¡Ánimo! —le dije. Geen El

Mi hermano hizo un gran oa Y, all
huevo crujió. Se abrió por la mitad. *

ustado.

SE N
: v
ove o NM
yy”? +
@ Y
v
> y
a v
+7 y
y
° y
estaba él!, nacido y contento. Y lo consi-

quió trabajando solo.
Mi madre le miró con ojos alegres Y
luego lo acercó a su pecho.

menos, nacieron mis otro;
\ x y
con esfuerzo, todos por
no nos vamos? pregunté
1 Ve
Mi madre me señaló un huevo que estaba

cerrado
Y ¿a ése qué le pasa?
Mi madre encogió la cresta y dijo que no

le c

lo sabía

—Quizás se haya muerto —murmuré
con voz preocupada.
Y ¿qué es estar muerto?

—Es estar dormido. Pero para siempre.
Nos miramos todos con ojos de asombro
asustado. ¡Sería aburridísimo dormir para
siempre!
Mi madre esperó algún tiempo. Después
acarició el huevo, y se levantó.
Andad, hijos míos, vamos a jugar]

Nn VOZ triste,

ha pena de aquel huevo solo.

cara. Para que mi

Jué la cá

ano, si iba a dormir siempre, t

s lo oí. Piaba bajito, como de:

se volvid, puso ojos alegres y se

Nosotros gritamos: —¡dormilón! despier-

Salió con cara de sueño, y dijo

Qué ocurre?

Cómo nos reímos!

—Hijos, vámonos al patio —nos gritó m

adre.
Su voz sonaba contenta

16

EL PATIO

¡QUÉ grande era el patio! En él cabj
todo: cinco árboles altos con frutas colga:
das. Diez árboles bajos cubiertos de flores,
Una fuente alegre, que siempre cantabal
con voces de agua. Dos bancos sentados]
encima del suelo. Mil piedras chiquitas. Un
millón molido de polvo de tierra. Y un
millón y pico de hierbas Pequeñas, vestidas
de verde

Además, un Perro con el rabo largo, un
bando de pájaros, dos gatos gemelos, y
muchos bichitos, siempre con movimiento:
> rápidas, caracoles lentos, mari-

Capas de seda, Mariquitas con
Naranja y lunares negros,
patas larguísimas, y un
cara de enfado, que no te-

18 Concha López Nari,

nía amigos. Y también un montón de hor-
migas que andaban en fila, sin entretenerse;
s que volaban sueltas

y un montón de mos
y daban la lata

Ya se me olvidaba: rodeando el patio,
había una pared pintada de blanco. Se lla-
maba valla. Servía para que no entrara

nadie a molestarnos.
¡Me gustaba el patio!
—Hijos, a jugar —nos dijo mi madre

Nosotrc

ltamos, por estar alegres. Hi-
cimos carreras de no ganar nada. Picamos
la hierba sin hacerle daño. Levantamos
polvo para formar nubes. Y nos peleamos,
pero en un momento hicimos las paces.

Cuando el sol se fue, volvimos a casa.
Nuestra casa era una cesta grande forrada

de paja

“lama se echó dentro. Nos abrió las alas,

lodos buscamos un sitio debajo. Después

°s besó las plumas, dijo "hasta mañana" y
cerró los ojos,

as de uno gallina 19

Me

Así acabó el dia. Fue mi primer día, a mi

». Me dormí contenta

La noche pasó muy deprisa. Cuando el
sol se asomó otra vez al cielo, mi madre
nos peinó las plumas, nos limpió los picos
y dijo:

Nos vamos al patio.

En el patio, el e del rabo muy largo

“ba la pata al lado de un árbol

—¿Por qué estás con la pata en alto

mojando ese árbol? —le dije

que hago mi pis de cada mañana.
Yo también quería hacer pis de agua y
ar un árbol. Levanté la pata y no mojé

reg;
nada

El perro del rabo muy largo
pollo. Para mojar á

me dijo:
Es que eres un bo”

ay que ser un perro.
Es que soy un pollo porqu:
Cuando sea mayor, YO VOY

e soy peque:
a ser perro.

No puedes.
¿No puedo?

de una gallina 21

yaldas y to

lo mismo. Me cai de e

hacer
me despeinaron. Ella me

las plumas se
y no me hizo burla, solamente dijo

miró
que tú eres pollo, y yo lagartija. Por

Es C

eso subo a las paredes
Es que yo soy pollo porque

Cuando sea mayor seré lagartija

soy peque

ño
No puedes.

¿No puedo?

AG

Concha López Narváez)
22

No puedes. Pero no estés triste. Mira,

si tú quieres, le enseño otra cosa

Me enseñó a sentarme al sol, y a poner
los ojos en forma de raya Cuando se ha-

ce eso, se ven flotar en el aire luces de co-

lores.
Pero entonces vi una mariposa. Se subió:

a una flor, y se quedó quieta

Quise hacer lo mismo, y fui de cabeza
dentro de un rosal cuajado de espinas. Ella
acudió en mi ayuda, y no me hizo burla:

—Es que eres un pollo. Yo soy mariposa.
Por eso me subo a las flores

—Es que soy un pollo porque soy peque-
ño. Cuando sea mayor, seré mariposa.

—No puedes.

¿No puedo?

No puedes. Pero no estés triste. Mira,
Juieres, te enseño otra cosa.

> a volar: me encaramé a un
Jité las alas y me lancé al aire.

tiempo. Pero llegué al suelo sin
laño.

23

Concha López Narada

24

3
CRECER

PASARON los dias y fuimos creciendo.

Al principio me gustó crecer: podía
Correr mas, marcharme más lejos y volar
más alto.

Pero un día mi madre nos miró con ojos
extraños.

—Hijos, venid todos, que tengo que
hablaros —nos dijo.

¿Qué habríamos hecho? .Iria a castigar-
nos? Pero no era eso

Antes erais Pequeños. No teníais ta-

reas

e = Preocupaciones, Ahora habéis creci-

>. Cuand 4

aprender y estar Pl? crece, tiene que
¿P > estar Preparado

ara «
qué

dos? ’> Que estar prepara-
p

Concha López

Narváez
26

ilinas O para ser gallos. Log
s son todos iguales Con
suaves. Pero de

distintos. Y unos son

llos

le sorpresa. Nos parecía
os distintos al llegar a grandes.
s ya qué era ser gallina, pero no
s qué era ser gallo. Hicimos pre-
comprenderlo

10 son los gallos?

los son machos. Las gallinas,

gallos son grandes, de cabeza
a empinada

y crest

Tienen cola larga,
ro sube y luego se baja. I
gallo parece una f

prime a cola

uente. También, en

llevan espolones

¿Qué son espolones?

omo cuchillos

Jara qué sirven?

Son cc
Va

Pare
Per

ríñen « , 98 pollos sus madres les
“ando lean

Es que es diferente. Los gallos son

grandes
sé alguien era grande podia pelear?
Qué cosa tan rara!
" Nuestra madre siguió con SU charla:
—A partir de ahora tendremos lecciones,
y hay que comer mucho. Porque de mayo-
res tenéis que ser todos fuertes y elegantes.
—¿Por qué hay que ser fuerte y elegante

cuando se es mayor?

—Porque si lo eres, nadie te discute,
todos te saludan, y te dejan paso para que
te comas los mejores granos de trigo ©
maíz

—Y ¿si no lo eres?

—Nadie te saluda ni te deja sitio para
comer granos. Y si eres gallina, se ríen de
ti, te gritan por todo e incluso te pican.
Pero, si eres gallo, es mucho peor.

—¿Qué le pasa a un gallo?

A e fuerte, ni tiene la
ja, ni la cola larga, no

Sirve j i
Je de jefe en el gallinero. Entonces. .
¿Entonces qué ocurre?

Concha López Nanagy

28

llega la mujer granjera. Lo

Entonces
lo echa en la cazuela, des-

lleva a su casa,
pués se lo guisa,
Nos miramos todos con cara de espanto.

—Me tiemblan las plumas de pensar que
uno de vosotros vaya a convertirse en un

gallo débil, con la cresta pálida y la cola
corta. Añadió mi madre

luego se lo come

de una gallina 29

Memori

Cuando terminó todos los hermai

Limos la misma pregunta

¿Soy gallo o gallina?

Aún no estoy segura. Lo sabré muy
pronto: Lo que importa ahora es que co
mais mucho

Y luego me miró a mí sola

—Se acabó hoy mismo esa tonteria de
querer volar.

—;Por qué? —pregunté

—Porque es perder tiempo.

—Entonces, las alas ¿para que me sirven?

—Pues si eres un gallo para levantarlas
con mucho ruido. Así verán todos la fuerza
que tienes. Y si eres gallina, para tapar
hijos.

—Me gustan mis alas. No quiero que sir-
van sólo para eso. Y me siento alegre cada

vez que vuelo.
¿Es que tú te crees que la vida sirve

para estar alegre? ;
Le dije que si, Y ella se enfadó. Yo no sé

por qué.

Concha López Narváez

30

Escúchame bien, pollo atolondrado. La
vida es muy dura, y la gente grande tiene
que ser seria —me dijo.

—A mí me parece que si hay que estar]
todo el tiempo serio, y la vida es dura, no
me va a gustar eso de ser grande —le dije.

31

4
LECCIONES

si no empujas, te empujan a ti.
1ces espero a que acaben todos,

omo tranquila.
Vaya una bobada Si esperas a que
ben todos, no pruebas un grano. Pero,
alla ya, que siguen las reglas
—La regla segunda es an

dar derechos,

32

Concha López Nai

con cabeza alta y alas ahuecadas. Porque
así anda siempre la gente importante

—La tercera” regla es llevar las plumas
limpias y brillantes, y la cresta empinada y.
roja. Porque así las tienen la gente elegante.

34 Concha Löpgz Nan

ss dias que siguieron fueron muy
s día y N Muy cansa
3s. Tuvimos más reglas y dimos lecciones

das las horas.

Lecciones de caminar bien

Mi madre decía: —Las cabezas altas

DS.
sellos derechos, y las alas algo separadas.
Respirad profundo. Ahora marchad: uno,
s y tres... Despacio y con orden. Moveos
à elegancia. Elegantes, sed siem-

idícula.

s de tener las plumas limpias

ecia: —Extended las alas.
Así se va el polvo. Ahora
punta y picotead entre

ndréis bichitos moles

las alas, sacu:

ras de llegar pri

35

Y ¿cuándo jugamos? Yo quiero volar, y
engo un amigo, que se llama perro, que
ne está esperando —proteste aburrida

¡Cállate y aprende! —me dijo mi
madre

Pero lo peor era la comida Comer y
Todo el día comiendo. Ya me dolía

mer

señor, qué dias!: Lecciones, no jugar
con nadie ni poder volar, y siempre con el

pico abierto. Además, mi madre se enfada-
ba por cualquier pamplina, y a cada minuto
repetía lo mismo: "¡Tenéis que crecer y Ser
elegantes!

lo estaba cansada.

Mañana no crezco" —decidi una tarde

la que mi madre me picó tres veces.

Pero al día siguiente ocurrió algo emocio-
nante: supimos, por fin, quiénes eran gallos
y quiénes gallinas, y además tuvimos cada

ino un nombre

5
AL DÍA SIGUIENTE

ire comenzó a
tábamos todos.

tres, cuatro, cinco, seis,

Nos reímos juntos:

Te has equivocado. Asi no se cuenta
ve y diez

ne he equivocado. Ahora

tos. Vosotras, gallinas: una, do:

cinco, seis y siete. Y vosotros,
los y tres. Las gallinas tenéis

1 pequeñas y las colas cor

Jallos las tenéis grandes y empina-
con ojos curiosos, y

distintos,

wns una galing :

M qué la cresta, y supe enseguida que
fe toqué la cr
gallina
De pronto me vino una duda:
Si somos distintos, no somos herma-

Mamá sonrió

Los hermanos, siempre son hermanos,

aunque se hagan grandes y aunque sean

distintos.

Ya estaba tranquila, y me era lo mismo
ser gallo o gallina

Mi madre nos dijo después que iba a dar-

nos nombres

¿De qué sirve un nombre?

preguntar

—volvi a

Sirve para que te llamer

Y acudas tú
ola. Y sirve para que

si alguno se ha por

Munda y

e dan un

tado mal, nadie se «
otro, Además si t
mi

Castigue a

nombre, sola-

ile es tuyo.
Yo quiero mi nombre, dämelo en =
da —grité entusiasmada j

No seas impaciente, los gallos prin, Y
. S 1 o
—¿Por qué?

Memorias de una gallina =

Porque ellos son machos.

Pues vaya motivo. Lo echamos a suer
es, y sanseacabó

Primero los gallos, y ¡sanseacabó! Y ti
s la última —me dijo mi madre,

sus nombres a mis tres hermanos:
Ú llamarás Cresta Colorada. Tú
Jlön de Acero. Y tú, Pico-Fino
Despué
=]
Tú Clacó. Tú

se los dio a mis seis hermanas
1 Cacaracá. Tú, Cocorocó. Tú Clacá
lacla. Y tú Cloclé.

Yo estaba nerviosa. Eran nombres bobos.
¿Cuál me daría a mí?

Al fin me miró:
Y tú, Picapón
¿Por qué Picapón?
Tu nombre es perfecto. Y quiere decir
’icar y poner. Eso es lo que hacen las bue
gallinas.
Yo no quiero sólo picar y poner. Voy a
cer más cc No me gusta el nombre.
Entonces no te doy ninguno. Búscatelo

Ola. Y si no lo encuentras, serás desnom:
brada

40 cm

No estaba dispuesta a ser desnombrada
Pensé lo mejor que supe, y encontré mi
nombre:

—iEa!, ya lo tengo. Yo soy ¡Carolina!
—grité

¡Qué cara de asombro pusieron todos mis
hermanos!

—No es un nombre Propio para una galli-
na —exclamó mi madre y arrugó la cresta.

—Pero a mí me gusta.
Y ¿por qué

> gusta?

esto lo sé: Las cosas que me

Por golpes de gusto

arrugó la cresta, y
ra convencerla:

is, SON sölk

> Si alguien tiene
E nombre puesto, le
gustar

ludö unos

mer
Quédate ese nombre, Eres
> te dejo, me volvera.

Pensé que no era tan malo ser una
Ge. Así, por lo menos, no me data”
bre de gallina boba. a

nc

41

Memorias de una gallina

42 4

—Amigos, hoy es un gran dia: soy ung
lina, y ya tengo nombre. Si queréis llas
marme, gritad, "¡Carolina!
Después, mis hermanos dijeron también
lamaban. Cuando terminaron,
todos los del patio nos dieron felicitaciones,
Y enseguida comenzó la fiesta de celebrar

cómo se

todo el día: charlamos, reímos,
nos al corro, con mucho cuidado, para
no pisar a ninguna hormiga. Pero, sobre
t ntamos canciones con voces distin-

oírlo: tr

los
gatos m zum las moscas,
Nosotros, gallos y gallinas, cacareábamos
% E

algunos bichitos, que no tenían voces,

>F ejemplo, todas las
gas, y las Mariposas, y |

ntaban por dentro. Px

as mariqui-
5 caracoles,

El amigo perro dirigía el coro meneando

el rabo,

Lo crean o no, resultó precioso.

POBRE PICO-FINO

UN dia mi madre miré a Pico-Fino con sus
ojos serios, y dijo:

, debes comer más. No
has crecido mucho. Ya sabes qué ocurre si

un gallo no es fuerte.

Mi hermano tembló. Los demás pusimos
caras de estar asustados. Y mi madre dijo

—Debes comer mucho

Y desde ese día él comió y comió.
Siempre le dejábamos los granos mejores,
los tiernos, los dulces, y los más jugosos.
Pero no crecía

Todas las mañanas mi madre tocaba su
cuerpo, y se daba cuenta que nunca engor-
daba. Miraba su cresta, y no era más roja,
media las plumas que tenía en la cola, y no
eran más largas.

44 Concha) reg,

Pobre Pico-Fino!
Habia que pensar en algún remedio,

éYs

le ponemos mil Plumas de Pájaro
tapándole el cuerpo?

—Le estarán pequeñas Y, si sopla gl
viento, se le soltarán
—¢Y si le pintamos la cresta de rojo?

Seguirá delgado y, con cola corta, ade-
si llueve se desteñirá.

Lo tengo! —grité—. Si soplamos
todos dentro de su Pico, se pondrá muy
gordo no aunque llueva
e sople el viento

encogerá,

8... Se llenó su buche,

on el cuerpo chico,
la cola corta y la

no sirve”, y luego
Pusó |,

iS alas sobre la
también
Miraban con cara de
ro yo pensé

APO los ojos ,

lloró.

46 Cs

iensa

Ina idea y

venía
la la cresta de tan

apretabar

archaba. Me do

n. De pronto

Si sirve

é fuerte, y en
subida encima del

a volar y luego se escapa,
patio no es alta —expliqué.

y si no aprendo a subirme al
>y muy torpe —dijo Pico-Fino

oiga decir que eres

mejor. Así pesas poco, Y
'ingün esfue,

e lleva?

rzo

hora qué importa?

no dy sl me pierdo? Mira, mejor no
capo,

I

e que enfadarme

géo de una gallina

res un bobo? ¿Quieres que te
Es que eres L

mene j i

triste, y olvidé mi enfado
o débil, y ade-

re Pico-Fino, era un gallo débil, y

miedoso. Tenía que ayudarle.

Anda, Pico-Fino, vamos a volar, es

divertido le dije con voz de quererlo

> puso muy

ıcho

Empece enseguida a darle lecciones.
Primero de volar bajito, despues de volar
mäs alto. Y le fue gustando, y hasta se reia.

Volamos a todas las horas, sin pensar en

nada que no fuera el aire

Volar y volar. ¡Era emocionante!
Volando, rozamos los

árboles, hicimos
arreras con los gorriones, y nos divertimos.
Un día subimos al muro que cerraba el
io. Miramos el campo, que estaba por
orme y verde, y no tenía vallas.

ta, Ya no tengo miedo. Me voy

¿Te vienes conmigo? —me dijo.
pensé un momento, Pero respondí:

Debes marchar solo. Si me voy conti-
te cuido siempre, nunca serás libre.

Juntamos

las alas. Nos

dimos un beso

Él se echó a volar

Yo lo vi alejarse, jugar con

ol aire, posarse en un árbol, levantar un ala

diciendome adiós, y seguir volando. Iba ale

gre y libre

Pobre Pico-Fino, lo matará un zorro
suspiró mi madre

No lo matará. Vivirá a su gusto Volará

nuy alto, y algún día será el rey de los pala

ros —dij

nn,

Después los demás hermanos se
creciendo. Y cuando acabamos de Crecer
del todo, también tuvimos que irnos. Perg
no hacia el campo, como Pico-Fino, sino al
gallinero.

Dejamos el cesto forrado de paja en el
que nacimos. Dejamos el patio. Dejamos
los árboles, grandes y pequeños, los bancos
sentados, y la fuente alegre, y el polvo mol
do, y también la hierba vestida de verde.

Lo dejamos todo. Yo sentía por dentro:
un nudo de pena. Hacía mucho daño.

Cuando amigo Perro me alargó su pat
para despedirse, se me
me la secó con su rabo |.

'Suimog

fue una lágrima. Él

largo
—Anda, no estés triste. Iré a visitarte.
Anda, de recuerdo, dame Una sonrisa —me
dijo
Yo se la entregué con mu ho trabajo. Él
© la guardó, con mucho cuid

lado, dentro de
sus lanas, a un lado del pecho.

51

EN EL GALLINERO

NUESTRO gallinero era como un patio.
Pero sucio y feo. Sin flores ni hierbas chi-
quitas vestidas de verde.

La valla que lo rodeaba no era una pared
pintada de blanco. Era una alambrada con
mil agujeros.

Aquel gallinero parecía una cárcel. Yo no
quería entrar. La mujer granjera me empujó
hacia dentro, y yo le grité mi peor insulto.

En el gallinero estaba furiosa. También
asustada. Arrugué la cresta y agaché la
cola, Mis alas rozaban el suelo, y cerré los
ojos. En una palabra, era una gallina que
había perdido los ánimos

Y de pronto, algo me rozó las plumas.

Fue como una caricia caliente y suave.

- Concha López

Miré hacia lo alto: ¡Allí estaba el sol! a
dondón y grande, con melena suelta y cara
amarilla. Y se sonreía

Entorné los ojos, y los puse así, en forma
de raya. Y se llenó el aire de luces peque-
ñas, de todos colores.

Pensé: "Carolina, si el sol está aquí, no
será mal sitio."
Empiné la cresta, levanté las alas, me

peiné las plumas y busqué los ánimos que
tenía perdidos.

Y también busqué más cosas alegres: Vi

un árbol que tenía las ramas abiertas y lar-
gas, y las hojas verdes y brillantes
Qué bonito o,
i ta: Antes yo no lo habia
* Ser, si estaba allí
Plerde la gente
cerca, agité
t y Carolina
Entonces se arm,
Orriend

Jallinas
alas ton.

Con ojos de es

EE

blorosas y picos abiertos. Gritaban: ¿Qué
ocurre?

Eso decía yo: ¿Qué les ocurría?

De pronto se callaron todas. Las miré
asombrada. Ellas también miraban ¿Qué
me mirarían?

Al fin habló una gallina con el pico largo
y ojos enfadados.

—Volar es cosa de pájaros. ¿Qué haces
ahí subida?

—Los vuelos de toda gallina fina y educa-

da son bajos y cortos —dijo otra muy cursi

que tenía voz de estar resfriada.

Y una, de cuello pelado y cara de enfer-

ma incurable, añadió.
—iQué susto me

has dado! por dentro
oigo el taca-ta,

1 de mi corazón Me parece
que me va a est

P.

or si le e

Haba, me subi a una rama

que estaba mas alta

mire sin poder crec rlo: vaya un guiri-
ado Por una bobada
llegaron los gallos; grit ban

¡Bájate, gallina!

gay que habían form.

Entonces

> a

habían creído?
que baje, decid: "Por favor,

Carolina

Qué caras pusieron! + Sus plumas, que

todas negras, se volvieron rojas por
ar rabiosos
Los dos daban saltos de pelota loca.
serían alcanzarme. No sé si al final lo
rian conseguido, porque se marcharon
s mismas prisas con que habían veni-
do. El motivo era un nuevo alboroto.

Otra vez gallos y gallinas corrían como
gos. ¿Ahora qué pasaba?

Pasaba que llegó la mujer granjera con

cesto grande lleno de comida

Subida en el árbol, yo vi muchas cosas
que no me gustaron:

Vi que las gallinas fuertes y orgullosas
ocupaban los mejores puestos.

Vi a mis ocho hermanos empujar a los
a cerca. Vi que unas gallinas pica-
las crestas de otras. Y vi que había

4s enfermas y viejas que no tenían

o comían nada

1e bajé del árbol

esto del grano estaba

Las fuertes tenían el
ya no podían ni Cerrar!
> las débiles tenían en el

Grité con voz de

Sois unas glotonas,
s de gordas y algunas se
hambre. ¡No es justo!

todas las que habían comido.

aban al suelo, y no decían
miedo.

el árbol Llevaba las plumas

ta hinchada

lueda así hay que
acer justicia", p,

me ocurrió un plan, A] Oscurecer bajé
de las ramas sin hacer ruido,

llamé
gallinas débiles y vieja

a las
AS, Y se lo conté,

con
mucho secreto.

ee

Estad prepat adas. Mañana lo hacemos

jes dije

Al día siguiente llegó la mujer granjera a
llevar comida. Extendi las alas Y volé muy
alto, graznando con voz de cuervo furioso.
Todas las gallinas fuertes y orgullosas mira-
ban con ojos de miedo asombrado, Y mien-
tras, las débiles se comían el grano

Después volé bajo, rozando plumas de
gallinas fuertes Y asustadas. Y luego caí,
igual que una flecha, en medio de ellas, gri-

tando "¡Justicia!"

%

Escaparon todas Pidiendo Socorro,

Repeti mi plan varios días se,
siempre se asustaban. Después

picar. Pero yo me subía al árbol.
alcanzaron.

Al fin hubo
no pic.

guidos. Ellas

me querian
Nunca me

acuerdo: Grano para todos, y
ar crestas ni picar a nadie
Hicimos justicia, aunque por la fuerza

8
UNA CASA
BLANCA

z
‚llinas, grandes y orgullosas

tadas. Tenían cara de abu

Quise saludarlas para entretenerlas. Pero

se enfadaron

60 u

—Nos distraes, estúpida ~Stitaron y
cuanto abrí el pico 1

Mi madre me dijo:

—Carolina esas son gallinas fuertes e
Importantes, que ponen sus huevos siete
días seguidos, No hay que molestarlas,
Están trabajando.

—Y ¿cuándo descansan?

—No descansan nunca

—Entonces ¿qué hacen?

—Comer, Preparar los huevos dentro de
la tripa, y luego ponerlos.

—Y ¿cuándo se echan a tomar el sol? Y
¿Cuándo se fijan que en el aire hay puntos
de muchos colores, 9 miran las hojas ver-

rilantes que adornan el árbol?

Pondió mi madre y sonó

tienen que pasarse

Parando huev

mejc Algunas ponen

descansan uno. Otras

te huevos grandes en

da día. Serás

que llegues a lo que ha

lo una gallina: a poner dos !

al día, ¿oyes, Carolina? ¡Dos huevos

! Yo estaría orgullosa si tú los pusieras

Me temblé la cresta. ¡Señor

Iba a protestar, y no me dio tiempc

madre me cogió del ala y abrió una ren
en el ponedero.
Mirala, esa es la gallina que pone 4
huevos al día —susurró en mi oído
La miré y la vi. Tenía cresta de orgullos:

Y Ojos de importante. Y también tenía €

E al

63

atreabierto, COMO Sl

rara, y el cuerpo

>, de hacer

to esfuerzo

TA

—Pues ahora quiere poner tres huevos al
día. Si llega a ponerlos, la van a nombrar
gallina excelente —añadió mi madre

Me quedé sin habla

-¿Qué piensas? —preguntó mi madre

Me parecía a mí que lo que pensaba no

t gustarle. Pero ella insistia:
Qué piensas?
Pues pienso que no quiero ser gallina
oner siete dias seguidos. Ni s

, ni
co, ni siquiera cuatro. Yo voy a poner
tres huevos en una semana. Un dia pongo

64

>, el otro

descanso Vel

omo de fiesta
—Carolina,
guntó mi

| Comings h
¿estás bromeando?

madre con voz asombrada,
—No estoy bromeando.

—Carolina, hija, la mujer granj

deja la casa nos da comida
Pagamos haciéndole huevos

A mi me parece que hacie
lo pagamos todo, y

era nos
Nosotras

ndo tres hue-

Vos, aún nos sobra un

poco.

—Carolina, hija, no es sólo por eso. En
Nuestra familia hemos Puesto siempre un
huevo d

Si tü no lo Pones, todas mis
An cotille

1S

‘0S. cuando yo no esté

no te importara.
acas de quicio —me
© calmé, y juntó las

lor. Serás mi ver:

YO quiero volar y

hay por el mundo,

Memorias de una gallina _

y quiero cantar, charlar, divertirme y tener
amigos. Asi es imposible, no me que

tiempo para poner tanto

A mi madre le temblaba el pico, las alas y
todas las plumas.

Me dio pena verla disgustada

—Mamá no estés triste. Los huevos que
ponga, los haré con mucho cuidado. Me
saldrán perfectos. Te van a gustar —le dije

Ella me volvió la espalda sin decirme
nada. Entonces oímos los gritos:

—"jLo ha puesto!" "¡Lo ha puesto!
"¡Gallina excelente!" "¡Que salga!

Y salió, con aires de reina y ojos de
sueño, la gallina que puso por fin tres hue-
vos diarios.

—Lo conseguí —dijo, y cayó redonda.

Estaba dormida, pero para siempre.

Las otras gallinas gritaron: liOh, qué
gran desgracia!” "¡Qué triste accidente!” Y

2 s en señal de luto.
después bajaron las crestas en se ñal de lute
era a llevar el

tio

Pero entonces llegó la gran
A 4 scar buen
grano, y corrieron todas a buscar bu

(en el comedero)

a" a
Y se quedó sola la gallina Jue

huevos al día. Le arreglé las Plumas

tenía revueltas Y me fui Pensando Que era

una bobada tener que estar muerta Para

que las otras dj ‘gallina excelente" y
luego se fueran sin volver la cara

Y sucedió entonces: me dolía la tripa,
algo me apretaba, y me sentía extraña. Lo
Supe enseguida, ¡era el primer huevo!

Lo puse despacio, con mucho cuidado
Me salió perfecto

USO tres

hes

o

memorias de una gallina 67

23
EL MARQUÉS

EN el gallinero había cuatro gallos. Dos
que ya eran grandes y mis dos hermanos

Los grandes, estaban siempre organizan-
do: vigilaban por si había peligros. Le de-
cían "¡paz!" a cada gallina que se peleaba.
"¡A dormir!", gritaban cuando el sol se iba.
Cuando el sol salia, gritaban: "¡Todo el
mundo arriba...!"

En fin, eran cosas de poca importancia.
No daban la lata. Y así se sentían felices.

Pero un día llegó al gallinero un gallo dis-
tinto. Tenía las plumas del cuerpo rojas y
brillantes. Las del cuello suaves Y doradas.
Y las de la cola, igual que la seda, de
muchos colores.

no de trigo.

a buscarle

verdad me apetece
iz dorado que bri-
Pero yo no puedo man-
Soy muy aseado. Todas
Sus patas y se pelea-
evarselo. Y luego quería...
Prichoso.

P

no pensaba

allo vago y pres
à guapo,

le fuer

lias. Todo siguió i

zallinas necias.

gual. Y me

70 Concha un e

—¿Qué tiene el M.

a e

los otros dos gallos? —Pregunté 3

—¿Qué tiene? ¿Es que no lo ves? es

ellos son Negros y cor Tientes, de lo Más vu.
gar. En cambio, el

Marqués es Guapo, ele.
ante, fuerte, divertido, y además valiente,

— Ye :por qué es valiente? ¿Cómo lo
sabéis?
El

miedo.

arqués que ne

mismo lo ha dicho, no conoce el

Pues conocía el miedo, y no era Valiente,
Porque sucedió que una noche la zorra
llegó al gallinero. Removió la tierra. Hizo
gran boquete bajo la alambrada y se

1 5 !
llinas, tenemos peligro!
ro

Jue os defendere-
lue eran todavía
Os defendere-

hacia el árbol

gritaba el

de una gallina 71

Y fue algo curioso: él, que era tan vago,
se subió a las ramas en un periquete

También las gallinas buscaban refugio
con cara de espanto. Pero las detuve.

—¡Gallinas!, ésta es nuestra casa, hay
que defenderla ¡Gallinas!, si tenemos picos
igual que los cl los, debemos usarlos lo
mismo que ellos. ¡Gallinas! si hay guerra,
vamos a la guerra.

72 Concha pgs
No

chamos, vali Ss y s ail
Y luchamos, valientes y juntos, allinas y
Vencida y y
quedó sin cena. Al verla correr. gritamos de
júbilo. Para mi sorpresa el grito más fuerte

llegó desde el árbol

—jTe vencimos, zorra! Somos estupen-
dos —decía el Marqués

Y bajó del árbol, con la cresta alta y ojos
orgullosos. Cantaba: "¡Victoria!"

Lo miramos todos con cara de asombro.

—¿Dónde estabas tú cuando peleába=
mos? —pregunté irritada

—¿Dónde podía estar? Soy un general.
Dirigía la lucha subido en el árbol. Es el

mejor sitio para dar las órdenes. Con mis
voces <

gallos. La zorra se dio por

> la batalla, y asusté a la
zor

Pusieron los ojos en
oh!

s dirigió y asustó a la

¡Viva nuestro general!

tar tanta estupidez y grité

una gallina

Gallinas! sois necias ¡Ga
zán vanidoso.

las las gallinas me miraban

además, cobarı

fuego. Si no escapo pronto, me hubie:

asado.
Pero para algo sirven mis dos
medio segundo estaba en el árbol
bajas de ahí ya puedes decirle adi
plumas. Te las quitaremos sin dejarte

a tus
una —gritaron furiosas.
Como les tenía cariño a todas

mas, me quedé en lo alto.

mis plu-

74

Concha López Nig

10
MENTIRAS

EL Marqués, además de ser cobarde, vago,
anidoso, era un embustero.

Escuché todas sus mentiras porque las
decía debajo del árbol, sentado a la sombra.
Olvidaba que yo estaba arriba.

La primera vez llegó con una gallina que
andaba muy tiesa, porque se creía guapa y

elegante

Julero a ti sola. Eres la gallina más
| mundo le dijo

e verdad me quieres?
I Estä decidido, me caso
ras marquesa. Si miento, que

nas. Pero no lo digas, por-

75

Al dia siguiente escuché
que le decía a otra gallina que presumía
mucho, porque se creía que era inteligente
—Te quiero. Tú eres la gallina más lista

del mundo.

¿De verdad me quieres?

Mira, te lo juro. Está decidido, me caso
contigo. Tú serás marquesa Si miento, que

pierda mis plumas. Pero n° lo digas, POF

que in secreto

76

Y al dia siguiente del sigu

cosas parecidas a una gall
guapa ni lista, pero si mi

Así cada dia se acercaba al árbo
distinta, y volvía a decir las mis

todas guardaban el mismo secreto. Yi
soñaban con el mismo sueño: s
quesas.

Pero las mentiras suelen descubrirse el
día que menos se piensa. Y
Marqués menos lo pensaba,

fue

mayo, azul, tranquilo y alegre

Sucedió que una gallina muy joven y muy
charlatana se acercó

Mira, si sabes callar, te

a su amiga:

digo un secreto.
¿Por quién me has tomado? Nunca
otilleo,

cucha: voy a ser mar

con ojos inquietos:
decir?
lecir que el Marqués y yo

El me lo ha jurado.

77

< amiga gritó enfurecida, y picó su cresta

Mientes, embustera! Me lo juró a mí
Pero si me ha dicho' que ya soy s
via —protestó la gallina joven

Su novia soy yo. "Que pierda mis plu-
s si miento" —me dijo.

Al oír los gritos, llegó una gallina que

tenía fama de ser muy pacífica y mus edu-

cada
—Por favor, ¿qué ocurre? —preguntó sin
alzar la voz
Es una embustera!
—Ella es la que miente
Es ella que quiere quitarme mi novio.

u novio, es mío.

Jo e:
— ¡Señor! qué barullo. Habladme despa

cio, que no entiendo nada

Me dijo el Marqués que me queria
siempre, y sería marquesa.

¡Me lo dijo a mi!

La gallina mansa gritó de repente con

fentira! No os quiere a ninguna. El

me quiere a mí

om DT

Concha López Narváez

78

Y gritó tan alto que llegaron las otras
gallinas Y cuando entendieron lo que suce-
día, gritaron también:

—"|Mentira!" "¡Me quiere a mí sola!" "¡Yo
seré marquesa!" "¡Lo juró por todas sus plu-

mas!"
Perdi la paciencia al verlas tan bobas:

—jGallinas!, dejad de ser necias. Pensad
y comprenderéis que os engañó a todas
—grité desde el árbol.

Pensaron. Después comprendieron que
el guapo Marqués era un gallo vago, pres
mido y muy embustero.

'Si le gusta el trigo que vaya a buscarlo"
"Si quiere maíz, que manche sus patas”. "Y
si se le antoja una hoja de col o lechuga
fresca, que vaya por ellas..."

Estas y más cosas decían las gallinas

antes de marchar con picos abiertos y caras
furiosas"

E

¿Dónde estás Marqués? —gritaban a
Coro, ñ

El Marques,

espanto, F

al verlas, corrié con cara de
e a
ero lo alcanzaron. Una de sus

80 Concha ip |

vias le arrancó varias de las plumas rojas

y brillantes, que cubrían su cuerpo. Otra le

cuello, y otra en la larga cola de
ras sedosas. Y mientras gritaban
—'¡Plumas a volar...!" "¡Pl

lumitas al aire...

plumas, ee. !" ¿Quién quiere
na de nuestro Marqués?

qués hizo un gran esfuerzo y se

al árbol. Cuando llegó arriba, iba des

larqués, si bajas, te quedas sin cresta

n lo alto hasta que te crezcan
2 las plumas —dijeron todas las galli-

Fü tenías razón. Es un

ido, holgazán, cobarde y

8l

LL:

EL CASTIGO DEL
MARQUES

o pena ver al
con la cresta

5, pedi a las galli-
e lo perdonaran. Pero ellas dijeron

que el castigo lo había merecido:

Mira, Carolina, es un embustero. Nos
engañó a todas

A mí me parece que está arrepentido
dije

les

Yo no lo perdono. Me puso en ridiculo.
Ni tampoco yo, pues perdi mi tiempo.
Y yo mucho menos. Odio las mentiras.

Concha! “ry

>mprendemogs Antes
añora lo defiendes.

antes era guapo y
está sin plumas Y no

à pelado. Me muero

fantasma que perdió su
1to.

> desnudo! Parece una burla.

arolina

vente con nosotras a
Vamos a reirnos,

reírme. Yo siempre discuto

e presumen. Pero no me río cuan:

in, como dije antes, me dio pena ver al

triste y aburrido. Pensé que

a tener un amigo, por eso volé otra

no quería mirarme. Era por

icha —le dije cuando pase el tiem

in tus plumas

Je juegos y regalan agua

edienta

r de qué modo viven las

Y vio que había risas y
alos y buenos
r las hojas verdes y
1 el árbol. Y es que
‚ses comen cualquier cosa

ambrientos

85

En fin, pasaron cien días, y crecieron
todas, sí, todas sus plumas Las largas que
tenía en la cola y parecían seda de muchos
colores. Y las pequeñitas, suaves y doradas
que tenía en el cuello

Y también crecieron las plumas que
cubrían el cuerpo. Pero sucedió

algo extraordinario, pues
crecieron verdes. Tal
como se oye, ver-
des y brillantes.
De un verde
precios@y

IN

TER
A mi me pa-
rece que debió ocu _>
rrir cosa tan extraña 4
porque comió hojas cien
días seguidos. Yo también
comí. Pero no fue igual: él

era, por naturaleza, UN gallo ele-
lo más corriente.

gante, y yo una gallina de

86 ore

Lo miré tres veces para convence

que no soñaba. Y estaba
mas verdes

—Marqués, a mí me par
vuelto rey —le dij

—No quiero ser rey. Ya

con ser un marqués. Y a
parece que me gustaria
—No puedes. Tampoco, yo puedo

plumas verdes; de todas maneras

lo que importa es cómo se es por der
—Quizás, Carolina, por dentro tú t

las tripas de un verde brillante

con cara de risa

Escucha, Marqués nunca me han gus-

tado los gallos graciosos. Las co:

as de den:
tro son las que se piensan y las que si
ten

sien-

Carolina, sólo era una broma
) que pienso?
¿Qué

piensas
Piensd que ere estupenda por fuera y
dentro

12

EL FINAL DE LA
HISTORIA

a tenía sus plumas. Por tanto
ora de bajar del árbol. Pero

lina, yo preferiría quedarme aquí

—Marqués, el mundo está abajo. En él
mos amigos. Hay que trabajar, volar,
rtirse... También ayudar en lo que haga

Bajó la cabeza con ojos de pena.

Para darle ánimos, alargue mi ala y cogí
la suya. Y después volamos con un mismo
vuelo, y juntos llegamos al suelo.

Todas las gallinas corrieron a vernos.

El Marqués estaba tan guapo y tan ele-

88 Concha tapes =

gante, que ellas otra vez pusieron los Ojos
en blanco

"¡Oh!" dijeron a coro.

—Marqués, siempre te he Querido.
—exclamó enseguida la gallina alta y estiras
da que se creía guapa

—Marqués, yo también te quiero —dijo la
gallina que se creía lista.

—Te quise, te quiero y te querré siempre
—añadió la gallina fina y educada

Y todas las otras tuvieron también algo
que decir. Pero él respondió:

—Quiero a Carolina. Está decidido. Me
caso con ella. Y luego añadió mirándome a
mí.

—Carolina, tu serás marquesa. Mira, des-
de ahora te voy a cuidar. Te buscaré granos
de trigo dorado, te daré las hojas más tier-
has que tenga la col, y lechuga fresca, y
maíz jugoso, aunque esté en el barro. Y
Cada mañana, cuando salga el sol, entonaré
la despertada sólo para ti. Te

e lo juro. Si miento, que pier-

el canto

di Concha López ig ee

Escucha, Marqués, cuida bien tus

plu
as que las necesitas. Y mira, no quiera

asarme contigo —le dije.
Él se asombró un poco. Es que todava
era algo vanidoso.
¿Entonces qué quieres? —me dijo.
Q

puedo cuidarme, y buscar maíz, y granos

ro ser tu amiga. Y atiende, yo

de trigo, y lechuga fresca, y cada mañana,
cuando salga el sol, ¿sabes lo que quiero?
¿Qué quieres?
Que cierres el pico, porque también
puedo despertarme sola
El dudó un momento y después me dijo:
Muy bien, Carolina, no nos casaremos
también cuida de ti misma. Pero cada dia,
salga el sol, cantaré bién alto para
espertarte. Porque las gallinas sois tan
’rmilonas que el sueño se acuesta sobre
crestas, y nunca se marcha si

en no lo echa

Yo me sonreí
Espera a mañana

susurré con voz
misteriosa, Y

luego me dije a mí misma

do por dentro: "Carolina, mañana r

un gallo quien despierte al sueño

fue mañana, la luz de |
omenzó a

do
; suave y brillante
luego la noche se fue retirando, muy
quito a poco, como de puntilla
También muy poquito a poco el sol se
6. Tenía la cara dorada y alegre

om
Entonces comenzó mi canto Prime

voz baja, porque daba pena despe:
Después se volvió

golpe a los que dormían.

más claro y más alto

En el gallinero despertaron todos
ojos risueños y picos ¢ ontentos
Carolina, tu canto ha sonado coma

una campana —me dijo el Marques

Pasaron los dias, Y ahora yo vivo à mi
gusto, vuelo por lo menos dos horas dia
rias, Me slento a tomar el sol, y entomo los
ojos para ver luces de colores, Charlo,
canto, ro, o me vuelvo seria, según la oca:

92 Concha López Narvaez

sión. Pongo mis tres huevos en ur

na, siempre con esmero, siempre m

hechos

Durante las noches me subo a dorn
árbol, pues si me desvelo por la madrugada
me gusta sentir los rayos de
mi cara. Y por las mañan
despierto antes que los gallc
cantos de las despertadas.

Me siento contenta porque tengo am
Son amigas mías algunas gallinas s

amables. Yo las convencí para que pusieran
los huevos con tranquilidad. Ahora, cantan,
vuelan y viven contentas

El Marqués también es mi amigo. Ya no

es como antes: trabaja, busca su comida

como todo el mundo, se mancha las patas,

Y aunque algunas veces todavía presume,
no dice mentiras
El mejor de todos es

nunca se

5 amigo Perro, Él

olvida de venir a verme. Cuando
veo su rabo junto a la alambrada, voy a
recibirlo con la cresta alegre, Él me cuenta
yo también le cuento El se queda

93

>, pero estamos
nuestra alam-
s, todas las pala-