“Esfuérzate, ten cuidado de las cosas de la tierra,
Trabaja, haz algo,
corta leña, labra la tierra, planta nopales, planta maíz,
así tendrás qué beber, qué comer, qué vestir.
Con eso estarás en pie, serás verdadero.
Con eso se hablará de ti, se te alabará.
Con eso darás a conocer a tus padres.
Alguna vez te enlazarás con la falda y la camisa.
Te casarás.
La mujer ¿Qué beberá? ¿Qué comerá?
¿Chupará aire acaso?
Tú eres quien mantiene, quien cuida;
Tú eres el tigre y el águila.”
También son importantes los consejos que el padre y la madre dan a
sus hijas ya jóvenes:
“Oye bien, hijita mía, niñita mía: no hay lugar de bienestar
en la tierra, no hay alegría, no hay felicidad. Se dice que la
tierra es lugar de alegría que punza, de alegría penosa.
Ahora, mi muchachita, escucha bien: he aquí a tu madre,
de su vientre naciste, así creciste, así floreciste, como si
hubieras estado dormida.”
La joven náhuatl, después habrá de casarse y participar en la
fundación de una nueva familia. Es necesario que antes tenga
conciencia de los peligros que podrán amenazarla. Por eso, una vez
más se le repiten los principios de lo que hemos llamado la moral
sexual en el México antiguo. El Padre aconseja:
“Hijita mía, he aquí otra cosa que quiero inculcarte, que
quiero comunicarte, mi hechura humana, mi hijita: no
hagas quedar burlados a tus padres. No les eches polvo y
basura, no rocíes inmundicias sobre su historia.”
También la madre reitera la idea de que vivir en la tierra es andar por
caminos difíciles:
"Mi hijita, tortolita, si vives aquí en la tierra, que no te
conozcan dos o más hombres. Cuida tu reputación, no
ensucies la imagen de tus padres, esto guárdalo muy bien,
consérvalo todo el tiempo que vivieres.”
Por otra parte, en el Huehuetlatoli se mencionan los siguientes
consejos de los padres a los jóvenes:
“Hijo mío: has salido de tu madre, Te preparaste para volar
en el mundo sin que sepamos por cuanto tiempo. Se nos
concedió el goce de tenerte, por eso procura vivir
correctamente, honra y saluda a tus mayores y nunca les
des señales de desprecio.
Honra a todos, especialmente a tus padres a quienes
debes obediencia y respeto. No imites el ejemplo de los
malos hijos que quizás privados de razón no respetan a
quienes les dieron la vida, ni quieren someterse a sus
consejos, es probable tengan un fin desgraciado y de
tristeza.
Hijo mío, no te burles de los ancianos, no te burles de los que
tienen alguna imperfección en su cuerpo. No te burles de los
que cometan un error, no le eches en cara; al contrario, teme
que te suceda lo mismo. No hagas a otros lo que no quieras
para ti.
No vayas a donde no te llaman, ni intervengas en lo que no
te corresponde. En todas tus palabras y acciones procura
demostrar siempre tu buena crianza.
Cuando te den alguna cosa acéptala con demostraciones
de agradecimiento. Si es algo grande, no te envanezcas; si
es algo pequeño, no lo desprecies, no te enojes, ni
ocasiones disgustos a quien te favorece.
Si te enriqueces no humilles a los pobres ni a los humildes,
pues los dioses que negaron a otro las riquezas para
dártelas a ti, disgustados de tu orgullo, te las pueden quitar
para dárselas a otros.
Vive del fruto de tu trabajo, porque así será más agradable
el sustento. Así valorarás el fruto de tu esfuerzo y el
alimento que es tu sustento.
No mientas jamás. Cuando platiques de alguien lo que otro
te ha contado, di la verdad sin añadir nada. No hables mal
de nadie.
No robes, pues serás la vergüenza de tus padres, esto los
deshonrará. Con estos consejos quiero fortalecer tú
corazón, no los desprecies, ni los olvides pues de ello
depende tu vida y toda tu felicidad, se honesto con los
demás y contigo mismo”