MI MAM/
A qui en Rucamanqui, mi mamá es como la Blan-
ca. Lava ropa, hace comida, pica leña, pega
parches, barrre carpas. En Santiago es otra mamá.
Lee libros, hace clases, está siempre en reuniones.
Aquí en Rucamanqui, la mamá no maneja, no hace
compras, no invita a comer a los amigos, no manda la
ropa a la tintorería
En Santiago tenemos una nana, que es de todo.
Nos cuida a nosotros, hace la comida, limpia la casa
Cuando llegan el papá y la mamá, la comida está
lista, la mesa está puesta y nos ponemos a almorzar al
tiro. La mamá nos da un beso, nos dice que nos
lavemos la cara y las manos, que no nos ensuciemos y
parte con nosotros al colegio. A la vuelta de clases, nos
vamos derechito a ver televisión: el Chavo del ocho, el
Chapulín Colorado, La Pantera Rosa, Tom y Jerry, el
Pájaro Loco y hartas películas de la Segunda Guerr
Mundial. La mamá se va a su escritorio y escribe y lee
libros. La Nana dice “está servido”, y al tiro pasamos a
la mesa. Entonces el perro de la tele hace gárgaras y
los niños tienen que irse a la cama. Claro que nosotros
nos vamos a la cama del papá y la mamá, regalonea-
mos un poco y aprovechamos para ver El Hombre
Increíble, Haway 5-0, Un millón para el mejor, y Las
Calles de San Francisco y otros programas para niños