Mitología Mochica
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era. Los diseños estudiados y clasificados minuciosamente por el equipo
comandado por Makowski, permiten diferenciar con claridad entre seres
humanos (normalmente guerreros) y divinidades. Los seres sobrenaturales
tienen cuerpo antropomorfo, pero cabeza de animal o cabellos de serpientes.
Se aprecian también rayos luminosos que rodean el cuerpo y alas de aves
gigantes.
Los hombres por lo general llevan una suerte de casco, narigueras, orejeras,
pectorales, túnicas y una falda ampliamente decorada, a veces adornada con
aditamentos de metal y tumis con sonajas. El vestido de las mujeres es más
sencillo: túnica larga, ceñida a la cintura, collares, pulseras y orejeras.
Llevan también un tocado con borlas o largas plumas en posición vertical, a
manera de corona. Aparte de estos tres tipos de seres, se hallan representados
otros seres zoomórficos que, siguiendo a Makowski, representan
metamorfosis o transfiguraciones de hombres en deidades animales, como
dragones, ciempiés o serpientes.
Más allá de esta primera taxonomía, al parecer los tres tipos geográficos del
territorio Moche (el litoral marino, el desierto, el valle húmedo) espejea
directamente en las figuras que se encuentran en dichos espacios, las cuales
son por lo general animales antropomorfos; por un lado, cangrejos,
camarones, peces y aves marinas; por otro iguanas, perros, zorros y
picaflores, propios de la costa, y finalmente felinos como el puma y el jaguar,
y cérvidos, habitantes de las zonas altas del valle. Existen incluso plantas -
específicamente leguminosas- como frijoles y pallares, que juegan en algunos
dibujos el papel de guerreros, lo que lleva a Makowski a pensar que debió
existir un mito fundacional o de creación de la humanidad, tal vez debido a
que las semillas simbolizan la generación potencial de la vida.
Esta fabulosa diversidad icónica lleva a discutir al arqueólogo polaco si es
posible que todas estas divinidades y personajes respondan a un solo Dios,
como en el caso del cristianismo. Luego de discutir cada una de las
propuestas de lectura anteriores de la iconografía Moche (Donnan,
Hocquenghem, Golte, entre los más importantes), el autor colige que es muy
discutible la utilidad de una descripción de la iconografía Moche que no esté
comprometida con el contexto cultural de la imagen (aquí la semiología es