2.2.5. Los principales errores alimenticios
Algunos errores alimenticios son propios de los países desarrollados, como dar al
niño un exceso de proteína animal o de grasa, también de procedencia animal, y por
el contrario darle muy pocas legumbres. Esto se opone a la base de la dieta
recomendada por los pediatras. Sabemos que es preciso controlar las grasas
saturadas (de procedencia animal), pero a menudo se le da al niño un exceso de
carne, que también contiene grasas saturadas en su composición. (Mercado, 2019)
Algunas carnes llevan más que otras, pero, aunque se saque toda la grasa visible de
un bistec, siempre queda una parte. Para una buena alimentación infantil es necesaria
la proteína, que se encuentra en la carne, el pescado, los huevos, la leche y derivados
como el yogurt, el queso o los postres lácteos. (Mercado, 2019)
Estos alimentos también contienen mayor o menor cantidad de grasas saturadas. No
obstante, también se encuentra proteína en las legumbres, los cereales, las féculas y
los frutos secos, que en general no llevan grasas o las llevan de procedencia vegetal
que no son perjudiciales para la salud. Por otra parte, los cereales y las legumbres
son ricas en fibras, necesarias para una buena evacuación. (Mercado, 2019).
2.2.6. Realidad alimentaria de los estudiantes
En estos últimos años los hábitos alimentarios han variado como resultado de los
diferentes cambios de la oferta alimentaria, los gustos y estilos de vida
enmarcados en jornadas laborales que han incrementado la ingesta de alimentos
fuera el hogar, desfavoreciendo a la buena nutrición y salud.
A esto se suman las inadecuadas condiciones de higiene en la manipulación y
preparación de los alimentos que conducen a enfermedades, baja utilización
biológica de los alimentos y deterioro del estado nutricional de las personas.
El bajo nivel de información sobre la importancia de una alimentación adecuada y
las consecuencias del consumo de una dieta desequilibrada puede conducir a
deficiencias de micronutrientes en jóvenes adultos, a futuras enfermedades
crónicas como hipertensión, obesidad y diabetes, ya que las necesidades de