Creación de una comunidad del reino
se unifican debido a un conjunto de valores, patrones de conducta,
creencias, normas, lengua, costumbres, tradiciones y compromisos,
ante un propósito en común.
El barrio chino es una comunidad. Sus habitantes se encuentran
unidos mediante un lazo que proviene de su herencia cultural china, a
la cual mantienen viva y con gran vigor. Este barrio no podría existir
con una o dos personas, o solo con un grupo pequeño. Es necesario,
para mantener una identidad cultural bien definida, contar con un
gran número de personas de similar procedencia, que trabajen juntas,
unidas con un propósito en común. En Los Angeles, la población del
barrio chino es de aproximadamente quinientas mil personas. Hablan
en su lengua, adoran en sus propios templos, administran sus propios
negocios y mantienen viva su cocina tan particular.
Su comunidad es, sin lugar a dudas, un “jardín” de China dentro
de los Estados Unidos.
Las comunidades del reino, donde se encuentren, deberían ser tan
únicas y definidas como lo es el barrio chino. Nuestros valores, patro
nes de conducta, creencias, normas, lengua, costumbres, tradiciones y
convicciones deberían ser nuestro rasgo distintivo con respecto al resto
del mundo. Las personas que tengan contacto con nuestra comunidad
deberían sentir que han llegado al mismo cielo.
Esta es una razón por la que siento tanto rechazo hacia el cristia
nismo “religioso”. La religión jamás puede suplantar al reino. Aunque
trate de imitar sus características exteriores, es solo la apariencia vacía
y superficial. Cada vez que entro en el barrio chino, me siento como
en China. Cuando me dirijo al barrio haitiano, me siento en Haití. En
el barrio cubano de Miami, imagino que he llegado a La Habana.
Sin embargo, cuando estoy dentro de una comunidad religiosa,
me siento en el mismo infierno, ya que encuentro maldiciones, mur
muraciones, calumnias, mentiras, engaño, robo, adulterio, divorcio,
homosexualidad, legalismo, prejuicio, arrogancia moral, rivalidades,
altercados... solo confusión y desorden.
El cristianismo religioso no se parece al cielo. No existe la unidad,
la visión o la comunidad. Por el contrario, abundan las divisiones y cada
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