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la vida de los pueblos que comience en la autoridad y, desde allí, modele la
sociedad. Es precisamente el revés: surge de la vida de la sociedad, de los
pueblos, y llega hasta la autoridad y suprema potestas. Esta realidad, este
hacer, está en germen en el Evangelio, que hace partir todo desde la
persona.
“Por su parte, el positivismo puede llegar a concluir algo aberrante: si
la realidad no se ajusta a la teoría (la inteligencia o decisión de unos u
otros), pues peor para la realidad. Así dicen los positivistas e idealistas. En
verdad, fundar la realidad en un sistema de leyes, facilita la tiranía. Un
ejemplo es la Roma imperial, que fundaba la misma Roma y la sociedad en
la voluntad del emperador.
“En efecto, una realidad sistematizada fundamental y básicamente en
las leyes positivas (normas, reglamentos…) conlleva que nadie conozca las
tantísimas disposiciones existentes. Además, ya se dará la vuelta a la ley –y
en ello los hombres somos muy perspicaces-, que para algo hay expertos en
leyes que buscan pequeños vacíos, imprecisiones legales y aun pequeñas o
mayores contradicciones. Con un sistema así podemos perder la esperanza
de que nuestra sociedad mejore. Amén que, como se suele decir, hecha la
ley hecha la trampa. Y así estamos hoy. ¿La acumulación de leyes nos hace
más felices? ¿Más seguros? ¿Hace que esto “funcione” mejor? ¿Se realiza el
“bien común”, las libertades, la comunidad y cuerpos sociales, el auzolan,
o nuestros pueblos se han convertido en un vacío social? Pues la realidad
es que hoy no tenemos bien común, sino mal obligado, porque el problema
está en otro lado: está en la persona. Luego es contra natura querer
controlar y definir la realidad “desde arriba”, desde el Estado como si de un
todo se tratase, hacerlo en pequeños centros y círculos, comités y lugares
de influencia, en base a tantas leyes, y leyes que se meten en todo.
“Sin embargo, los Fueros son fruto de la vida social configurada ya
antes que la aparición y aumento desmedido de poder en los Estados. Los
Fueros se originan en la realidad de la vida y por los agentes que
inmediatamente la configuran, están en la vida del foro público, no deben
hacer daño a nadie, han de respetar el derecho natural de todos y el
derecho cristiano entre los cristianos, son para ser dichos y mostrados en
las plazas para conocimiento de todos y no a escondidas.
“Es preciso recobrar lo que define a Navarra, que no son los Fueros
tomados en abstracto, como una ideología más, sino que son los Fueros
concretos, los reales, los que tienen un fundamento que nunca pasa porque
respetan el derecho natural y cristiano.
“El Fuero parte de la persona y la familia. Parte incluso de la casa.
Este es el pilar de los Fueros. Por eso, si quebramos la persona, si
resquebrajamos la familia, el Fuero se diluirá rápidamente. Y así estamos
como estamos: una sociedad desmantelada, a merced de activos grupos de
presión (desde la kale borroka hasta los tripartidos de la partitocracia) y
desorientada, y un Estado que, mande quien mande –todos son iguales- se
cree origen y poseedor de todo el Derecho.
“Cuando el Fuero es sustituido por el individualismo, el hombre
queda desvinculado de todos sus compromisos. En tal caso, el “yo” se sitúa
por encima de todo tipo de compromiso y relación. Por eso el Fuero no se
inaugura –tampoco el monumento que lo representa-, sino que es previo”.
Esto me consta dijo mi amigo.