Así, el mundo cambia o se destruye. Sobre la superficie actual de la
historia, ya ha aparecido un hombre distinto, regido por otra instancia, por otro
centro de conciencia, por otro “chakra”. Y la destrucción total de la civilización
del “hombre que piensa con la cabeza” es solo cuestión de tiempo. Un hombre
de tipo “mágico” ha aparecido. El hombre racionalista esta en retirada. Es la
verdadera revolución. El cambio. Las nuevas generaciones piensan con oro
centro de conciencia y se entienden entre ellas “sin palabras”.
En este volumen, que es algo así como una Epopeya Mística de la
Búsqueda y de la Transfiguración, se trata de hundirse en el fondo del Sur para
resucitar sus mitos y sus dioses, o el alma de la tierra. Hay mucho de simbólico
en este peregrinaje, en su intento de compenetración entre el alma de un
individuo y la de su paisaje. Aunque se va por fuera, es como si se caminara
por dentro. Y la búsqueda de un Oasis entre los hielos, de una Ciudad mítica
en los Andes, o de un Monasterio secreto al otro lado del mundo, es , en
verdad, la búsqueda del centro del silencio y de la paz dentro del propio
corazón. Es decir, tratase también de pasar más allá de una sola instancia de
pensamiento, para realizar al hombre total, con todas sus instancias en función,
con todos los centros pensantes en actividad. El Hombre-Total, la Raza de
Titanes, la gran posibilidad que soñáramos para este país de los Andes. Y la
transfiguración del paisaje, de la tierra, ayudando a este Ser Vivo a mutarse, en
el vértice critico de su involución. Solo por nosotros la tierra podrá salvarse,
espiritualizarse, transfigurarse. De lo contrario, sobrevendrá la catástrofe.
La necesidad de encontrar la raíz de los mitos y leyendas (instrumentos
de que disponemos en el intento de compenetración con el paisaje), dispersos
en el sur del mundo, me llevo a intentar un día el cruce el Océano Pacifico. Sus
corrientes subterráneas me dejaron en la India. Allí viví casi diez años, en la
búsqueda incesante. Es el tema de esta Trilogía. De la India debí retornar un
día convencido que tampoco éramos orientales. Estamos en algún punto
intermedio, entre oriente y occidente, en otra zona. Sin embargo, el alma del
chileno, por tantos siglos vuelta del lado de Occidente, podría tornarse ahora
hacia Oriente, como un medio de encontrar el equilibrio, llegando a hacer más
fácil el encuentro con su propia identidad.
Después de todos estos años de búsqueda y esfuerzo, he llegado a
comprender que no importa donde me encuentre ya, necesitando mas bien de
la distancia, que no comprometa muy a fondo el sentimiento, para poder mirar y
ver con claridad. El trabajo dramático con mi propio paisaje fue intentad. Ahora
el viaje es interior. Y no importa tampoco cuan solo se este, ni cuan apartado y
distante, porque, “si se cumple con el recto trabajo, amigos desconocidos
vendrán en tu ayuda”, como decía el alquimista. “Si piensas los rectos
pensamientos, aunque estés solo, sentado en tu cuarto, serás escuchado a mil
leguas de distancia”, afirmaba la sabiduría china en la antigüedad.
Si te enfrentas al Ángel en forma certera, esto tendrá validez universal.
Si has descubierto el refugio milenario de los Arquetipos del Sur del mundo y