Santa Clara de Asís, Madre y Maestra de tus hermanas. En tu vida admiramos, junto
con la virtud de la pureza virginal y la austeridad de tu penitencia, tu bondad y tu
amor. Diste tus cosas, y sobre todo, te diste a ti misma al servicio de tu Dios y al
servicio de tus hermanas. Con tu actitud supiste hacer amable la virtud y atraer a
muchos hacia la bondad. Obtennos de tu Dios vernos libres de pecado y que, al ver
nuestras buenas obras, los demás, glorifiquen a Dios. Lo suplicamos por Jesucristo,
nuestro Señor, Amén.
Aclamaciones:
-Loados seas, mi Señor por nuestra Hermana Clara que se abrazó por tu amor a la
pobreza santa. (Padrenuestro)
-Loado seas, mi Señor por su vida penitente y liberada. A Ti, el honor, la gloria y la
alabanza (Padrenuestro
-Loados seas, mi Señor, por su vida alegre y entregada y porque suscitaste por
doquier miles a su semejanza. (Padrenuestro
Reflexión
Las crónicas nos hablan de la bondad y amor de Santa Clara. Era la suya una
fraternidad agrupada por la piedad y el silencio. Y apoyada en aquella abadesa que
durante el invierno, en los días fríos, se levantaba cada noche para comprobar que
todas las hermanas estaban bien arropadas; que, si alguna estaba enferma, le
preparaba alimentos especiales; que, si otra aparecía preocupada multiplicada
sobre ella la ternura y el efecto para devolverla la paz… En el proceso de
canonización se demuestra un gracioso milagro que demuestra la solicitud y
ternura de Clara para con sus hijas. Había en San Damián una enferma que
languidecía por falta de apetito. Desconsolada, le preguntó Santa Clara que le
apetecía: -Ah! -dijo la enferma-, si tuviera truchas de Tupino y tortas de Nocera, las
comería a gusto, pero “donde hallarlas?. Se arrodilló Santa Clara… y casi de
inmediato se oyeron golpes en la puerta. ¡Era un joven que traía dos paquetes, y en
ello venían los alimentos que la enferma deseaba!… Para atender a las hermanas,
multiplicó el aceite, ahuyentó a los sarracenos mostrándoles la custodia santa…
Toda su vida está llena de detalles de bondad y amor.
Oración Final
Gloriosa Santa Clara, hermana, madre y maestra. Tú supiste ser madre y servidora
de todas las religiosas que, siguiendo tu ejemplo, vinieron a vivir tu ideal. Supiste