VIDA Y OBRA DE DIEGO RIVERA
BIOGRAFIA
Considerado como el máximo representante de la Escuela Mural Mexicana, Diego Rivera
realizó una obra monumental, tanto en cantidad como en volumen. Su brillante
personalidad, su gusto por la polémica, además de su talento como pintor; lo volvieron un
personaje reconocido en el panorama cultural y político del México de los veinte a los
cincuenta.
Diego Rivera nació en Guanajuato, en 1886. A los pocos años, viajó con su familia a la
ciudad de México. Ingresó precozmente en la Escuela Nacional de Bellas Artes (antigua
Academia de San Carlos) donde obtuvo una sólida formación como dibujante y pintor.
Fue discípulo de José María Velazco. Las primeras obras expuestas de Rivera, en los
albores de este siglo, están profundamente marcadas por las enseñanzas del paisajista.
En 1907, Rivera logró viajar a Europa gracias al apoyo del gobernador de Veracruz, don
Teodoro Dehesa. En Madrid frecuentó una academia de pintura durante dos años y se
interesó, en particular, por la pintura El Greco, que conoció en Toledo.
En 1909, Rivera emprendió un viaje por Europa que lo llevó a París, Brujas, Gante y Londres.
En Brujas conoció a la pintora rusa Angelina Beloff, quien se convertiría en su primera
esposa.
Después de un breve viaje a México, en 1910, Rivera se instaló en París con Angelina. A
partir de ese momento, Rivera se dejó influir libremente por las corrientes de vanguardia
que descubrió en Europa. En Montparnasse, donde también vivían Picasso, Braque y
Modigliani, así como varios de los integrantes del movimiento futurista italiano, Rivera
investigó las posibilidades creativas del cubo-futurismo. Refugiado en España durante la
Primera Guerra Mundial, presentó el cubismo al público español.
En 1915, volvió a su departamento parisiense y siguió practicando el cubismo. En 1917,
después de una polémica con algunos artistas franceses, abandonó esa tendencia para
regresar a una forma de clasicismo.
Un viaje a Italia, realizado en 1920-1921, marca su paso al muralismo: al descubrir los
frescos italianos del quatrocento, Rivera concibe la posibilidad de pintar obras
monumentales. Este proyecto coincide con algunas de las ideas del filósofo José
Vasconcelos, quien le invita a volver a México en 1921.
En 1922, después de un breve viaje por la República Mexicana, Rivera inicia su primer mural
en el anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria, en la ciudad de México. Esta obra revela
la gran influencia de la pintura italiana. Sin embargo, al iniciar su trabajo, dos años después,
en los muros de la Secretaría de Educación Pública, Rivera se ha liberado y logra conformar
un estilo propio de pintura mural al fresco, en el que se pueden detectar distintas
influencias: el constructivismo a partir del cubismo; la amplitud de los fresquistas toscanos
del 1400; la verticalidad de las composiciones tomadas de El Greco y los colores libremente
interpretados de las artes populares mexicanas, además de otras.
Entre 1922 y 1929, Rivera realiza alguna de sus más importantes creaciones en México: los
frescos de la Secretaría de Educación Pública, los de la Escuela de Chapingo y los de la
escalera del Palacio Nacional.
Su producción de pintura de caballete es relativamente modesta en ese período, aunque no