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marcadas por la carencia. Solo piden pan los pobres, los que no tienen:
“felices los que tienen hambre…” (Mt 5,6).
El término “pan” procede del hebreo lehem, traducido por “pan”,
“cereal”, “alimento sólido”, “alimento principal”. Su raíz verbal es lhm
“comer”, “estar a la mesa”. Aparece alrededor de 300 veces en el A.T.
En el N.T. aparece unas 97 veces, concentrándose en los evangelios,
ahora mediante el griego artos “pan”, “alimento”, “sustento”.
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Estos
datos nos confirman que estamos ante un asunto esencial.
En la cultura bíblica, el pan era la comida base y principal para los
pobres (Ex 23,25; 2Rs 6,22; Job 22,7; Ez 12,18). El éxodo presenta,
mediante el relato del Maná en el desierto, la preocupación de Dios
por las necesidades de su pueblo (Dt 8,2-17). El pan es uno de los
principios, materiales, de la vida de la persona (Eclo 29,28). Entre los
ricos era usado como acompañamiento en los banquetes. Todavía así,
el pan era distinto según es extracto social: los pobres comían el pan
hecho a base de harina de cebada; y los ricos, a base de trigo. El pan
de trigo era alimento de lujo.
Jesús enseña, mediante el Espíritu, a pedir cosas necesarias. El
pensamiento paulino sostiene: “si tenemos qué comer y con qué
cubrirnos, con eso estaremos contentos” (1 Tm 6,8). El Padre que da
la vida no puede dejar de dar el alimento necesario para ella. El texto
griego presenta un artículo, “el pan”. Se trata de algo básico y conocido.
En este sentido, se acoge la palabra “cotidiano”, del griego epiousios,
adjetivo que puede significar lo “necesario para la existencia”, “lo que
pertenece al día”. El término aparece solo en el Padrenuestro (Mt
6,11; Lc 11,3) y posee el sentido de “danos, en este día, el pan que
corresponde”.
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Puede interpretarse, conforme a la tradición mateana
que “basta, a cada día, su propia dificultad” (Mt 6,34). El “pan” es lo
necesario, mientras llegan las promesas futuras.
La tradición sapiencial sostiene: “No me des pobreza ni riqueza;
dame a comer mi porción de pan, no sea que me sacie y te niegue,
y diga: ¿Quién es el Señor?, o que sea menesteroso y robe, y
profane el Nombre de mi Dios” (Pr 30,8-9). También nos recuerda
las exhortaciones jesuánicas en Mateo: Por tanto, no se preocupen,
diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿qué beberemos?” o “¿con qué nos
vestiremos?” Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas
cosas; que su Padre celestial sabe que necesitan todas estas cosas.
Pero busquen primero su Reino y su justicia, y todas estas cosas os
serán añadidas” (Mt 6,31-33). El Padrenuestro desafía para vivir el
presente con temor y humildad. Pedir pan es pedir, al mismo tiempo,
trabajo.
34. H. Balz, G. Schneider, Diccionario exegético, vol.1, 479.
35. H. Balz, G. Schneider, Diccionario exegético, vol.1, 1515.