PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf

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El presente trabajo pretende mostrar ciertas claves que pueden servir como reflexión y meditación sobre la parábola del “Hijo Pródigo” o del “Padre Misericordioso”. Parábola que nos muestra tres actitudes, la del padre que acoge al hijo perdido y le hace fiesta a la vez que va tras el h...


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LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO :
CLAVES PARA LA REFLEXIÓN


Pertenecientes a los Papas: Juan Pablo II
Benedicto XVI
Francisco

INTRODUCCIÓN
El presente trabajo pretende mostrar ciertas claves que pueden servir como
reflexión y meditación sobre la parábola del “Hijo Pródigo” o del “Padre Misericordioso”.
Parábola que nos muestra tres actitudes, la del padre que acoge al hijo perdido y le
hace fiesta a la vez que va tras el hijo mayor para hacerle comprender el valor del
perdón y la misericordia. La del hijo menor que quiere ejercer su libertad alejándose
del padre sin tener en cuenta las consecuencias de ese distanciamiento. La del hijo
mayor que siente envidia por la acogida que el padre hace a su hermano tras derrochar
su herencia.
Las fuentes para este trabajo han sido distintos textos (homilías, Ángelus ,
audiencias y visitas pastorales) extraídos del sitio web LA SANTA SEDE del Vaticano
pertenecientes a los Papas Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. El trabajo, tras un
estudio, análisis y búsqueda de correspondencia entres los distintos textos analizados,
desarrolla las tres actitudes que muestra la parábola, de las que, finalmente, sacamos
conclusiones para llevarlas a nuestra vida de fe, como cristianos miembros de la gran
familia de la Iglesia de Cristo.

PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO
11
También dijo: Un hombre tenía dos hijos;
12
y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame
la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.
13
No muchos días después,
juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes
viviendo perdidamente.
14
Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella
provincia, y comenzó a faltarle.
15
Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el
cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos.
16
Y deseaba llenar su vientre de las
algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.
17
Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos
jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!
18
Me
levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.
19
Ya no soy
digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.
20
Y levantándose, vino a su
padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se
echó sobre su cuello, y le besó.
21
Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y
ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
22
Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido,
y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.
23
Y traed el becerro gordo y
matadlo, y comamos y hagamos fiesta;
24
porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había
perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.
25
Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y
las danzas;
26
y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.
27
Él le dijo: Tu
hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y
sano.
28
Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que
entrase.
29
Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote
desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos.
30
Pero
cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el
becerro gordo.
31
Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son
tuyas.
32
Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha
revivido; se había perdido, y es hallado.

EL PADRE
 Este texto evangélico tiene, sobre todo, el poder de hablarnos de Dios, de darnos
a conocer su rostro, mejor aún, su corazón. Desde que Jesús nos habló del Padre
misericordioso, las cosas ya no son como antes; ahora conocemos a Dios: es
nuestro Padre, que por amor nos ha creado libres y dotados de conciencia, que
sufre si nos perdemos y que hace fiesta si regresamos. (1)

 Dios siempre es fiel y, aunque nos alejemos y nos perdamos, no deja de
seguirnos con su amor, perdonando nuestros errores y hablando interiormente a
nuestra conciencia para volvernos a atraer hacia sí. (1)

 «Estando él todavía lejos, lo vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su
cuello y lo besó efusivamente (Lc 15, 20) y, lleno de alegría, hizo preparar una
fiesta. (2)

 La parábola del “hijo pródigo” nos lleva al corazón de Dios, que siempre perdona
con compasión y ternura, siempre. Dios perdona siempre, somos nosotros los
que nos cansamos de pedir perdón, pero Él perdona siempre. Nos dice que Dios
es Padre, que no solo acoge de nuevo, sino que se alegra y hace fiesta por su
hijo, que ha vuelto a casa después de haber derrochado todos sus bienes.
Nosotros somos ese hijo, y conmueve pensar en cuánto nos ama y espera
siempre el Padre. (4)

 La parábola del "hijo pródigo", mejor definida como la parábola d el "Padre
misericordioso", nos asegura que el amor misericordioso del Padre celestial puede
cambiar radicalmente la actitud de todo hijo pródigo: puede convertirlo en una
criatura nueva, incluso después de experiencias amargas y tristes. (6)

 El amor apasionado del Padre a la humanidad triunfa sobre el orgullo humano.
Prodigado gratuitamente, es un amor que perdona y lleva a las personas a entrar
más profundamente en la comunión de la Iglesia de Cristo. (7)



EL RETORNO DEL HIJO PRÓDIGO, MURILLO, 1667-1670

EL HIJO MENOR
 Es frecuente la tentación del hombre de ejercer su libertad alejándose de Dios.
Ahora bien, la experiencia del hijo pródigo nos permite constatar, tanto en la
historia como en nuestra propia vida, que cuando se busca la libertad fuera de
Dios el resultado es negativo: pérdida de la dignidad personal, confusión moral y
desintegración social. (7)


EL HIJO PRÓJIMO RECOGE SU LEGÍTIMA, MURILLO, 1660 -65
 El hijo pródigo es un joven que, tras obtener de su padre la herencia, «se marchó
a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino» (Lc 15,
13). Cuando quedó en la miseria, se vio obligado a trabajar como un esclavo,
aceptando incluso alimentarse de las algarrobas destinadas a los animales.
«Entonces —dice el Evangelio— recapacitó» (Lc 15, 17). (2)



DESPEDIDA DEL HIJO PRÓDIGO, MU RILLO, 1660-655

 Se dio cuenta de los pecados que había cometido, de las cosas malas que había
hecho; él también se golpeó el pecho: “Volveré a mi padre y [le diré]: padre, he
pecado”. Humillación (cf. Lc 15,17-19). (3)


LA DISIPACIÓN DEL HIJO PRÓDIGO, MUR ILLO, 1660-1665

 «Las palabras que prepara para cuando llegue a casa nos permiten apreciar la
dimensión de la peregrinación interior que ahora emprende…, vuelve “a casa”, a
sí mismo y al padre» (Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, Madrid 2007, p. 246).
«Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya
no merezco ser llamado hijo tuyo» (Lc 15, 18-19). (2)


HIJO PRÓDIGO ABANDONADO, M URILLO. 1660-65

 El que, por haber pecado contra el cielo, estaba perdido y muerto, ahora ha sido
realmente perdonado y ha vuelto a la vida. ¡Prodigio extraordinario de la
misericordia de Dios! (6)


EL HIJO MAYOR
 ¿Y qué decir del hermano mayor? ¿No representa tam bién, en cierto sentido, a
todos los hombres y todas las mujeres, y quizá sobre todo a los que
lamentablemente se alejan de la Iglesia? (7) El hijo mayor se queda en casa,
también él tiene una relación inmadura con el Padre; de hecho, cuando regresa
su hermano, el mayor no se muestra feliz como el Padre; más aún, se irrita y no
quiere volver a entrar en la casa. (1)
 La racionalización de su actitud y de sus acciones despierta cierta simpatía, pero
en definitiva refleja su incapacidad de comprender el amor incondicional. Incapaz
de pensar más allá de los límites de la justicia natural, queda atrapado en la
envidia y en el orgullo, alejado de Dios, aislado de los demás y molesto consigo
mismo. (7)

 El hijo mayor entra en crisis frente al Padre. La actitud del hijo mayor puede
ponernos en crisis también a nosotros. De hecho, dentro de nosotros está
también este hijo mayor y, al menos en parte, tenemos la tentación de darle la
razón: siempre había hecho su deber, no se había ido de casa, por eso se indigna
al ver al Padre abrazar de nuevo al hermano que se ha portado mal. Protesta y
dice: «Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya»,
sin embargo, por «ese hijo tuyo» ¡incluso celebras una fiesta! (vv. 29-30). “No
te entiendo”. Es la indignación del hermano mayor. (4)

 En la relación con el Padre el hijo mayor basa todo en el puro cumplimiento de
los mandamientos, en el sentido del deber. Puede ser también nuestro problema,
nuestro problema entre nosotros y con Dios: perder de vista que es Padre y vivir
una religión distante, hecha de prohibiciones y deberes. Y la consecuencia de
esta distancia es la rigidez hacia el prójimo, que ya no se ve como hermano. De
hecho, en la parábola el hijo mayor no dice al Padre mi hermano, no, dice tu hijo,
como diciendo: no es mi hermano. Y al final precisamente él corre el riesgo de
quedar fuera de casa. De hecho —dice el texto— «no quería entrar» (v. 28).
Porque estaba el otro. (4)
 Viendo esto; la indignación del hijo mayor por la acogida festiva dada a su
hermano, el Padre sale a suplicarle: «Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo
mío es tuyo» (v. 31). Trata de hacerle entender que para él cada hijo es toda su
vida. En este momento de la parábola, el Padre abre el corazón al hijo mayor y
le expresa dos necesidades, que no son mandamientos, sino necesidad del
corazón: «Convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo
estaba muerto, y ha vuelto a la vida» (v. 32). (4)

CONCLUSIONES Y PREGUNTAS
 Los dos hijos representan dos modos inmaduros de relacionarse con Dios: la
rebelión y una obediencia infantil. Ambas formas se superan a través de la
experiencia de la misericordia. Sólo experimentando el perdón, reconociendo que
somos amados con un amor g ratuito, mayor que nuestra miseria, pero también
que nuestra justicia, entramos por fin en una relación verdaderamente filial y
libre con Dios. (1)

 La parábola del “hijo pródigo” nos propone una invitación a la conversión,
sabiéndonos alejados de Dios por el pecado, tomamos con humildad y valentía
la decisión de volver a él, experimentando la misericordia y la ternura
insospechada del Padre, que nos recibe con los brazos abiertos. (1)

 Queridos amigos, ¿cómo no abrir nuestro corazón a la certeza de que, a pesar de
ser pecadores, Dios nos ama? Él nunca se cansa de salir a nuestro encuentro,
siempre es el primero en recorrer el camino que nos separa de él. El
arrepentimiento es la medida de la fe; y gracias a él se vuelve a la Verdad. (2)

 Llegado el momento en que el Padre sale tras el hijo mayor el Padre abre el
corazón hacia este y le expresa dos necesidades, que no son mandamientos, sino
necesidad del corazón: «Convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este
hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida» (4)

 Celebrar una fiesta, es decir manifestar nuestra cercanía a quien se arrepiente o
está en camino, a quien está en crisis o alejado. Quien se ha equivocado, a
menudo se siente reprendido por su propio corazón; distancia, indiferencia y
palabras hirientes no ayudan. Por eso, según el Padre, es necesario ofrecerle una
acogida cálida, que aliente para ir adelante. Y nosotros, ¿hacemos esto?
¿Buscamos a quien está lejos, deseamos celebrar fiesta con él? (4)

 Y después, según el Padre, es necesario alegrarse. Quien tiene un corazón
sintonizado con Dios, cuando ve el arrepentimiento de una persona, por graves
que hayan sido sus errores, se alegra. No se queda quieto sobre los errores, no
señala con el dedo el mal, sino que se alegra por el bien, ¡porque el bien del otro
es también el mío! Y nosotros, ¿sabemos ver a los otros así? (4)

 La parábola del hijo pródigo o mejor del padre misericordioso, como otras en el
Evangelio, indica bien el proyecto de Dios sobre la humanidad. ¿Cuál es el
proyecto de Dios? Es hacer de todos nosotros una única familia de sus hijos, la
Iglesia, en la que cada uno le sienta cercano y se sienta amado por Él, como en
la parábola evangélica; sienta el calor de ser familia de Dios. Preguntémonos
hoy: ¿cuánto amo a la Iglesia? ¿Rezo por ella? ¿Me siento parte de la familia de
la Iglesia? ¿Qué hago para que sea una comunidad donde cada uno se sienta
acogido y comprendido, sienta la misericordia y el amor de Dios que renueva la
vida? La fe es un don y un acto que nos incumbe personalment e, pero Dios nos
llama a vivir juntos nuestra fe, como familia, como Iglesia. (5)

 La Iglesia tiene como misión anunciar y compartir con todos los hombres el gran
tesoro del "evangelio de la misericordia". (6)


Por AMSS

FUENTES
1 BENEDICTO XVI, ÁNGELUS, Plaza de San Pedro, 14 de marzo de 2010
2 BENEDICTO XVI, ÁNGELUS, Palacio Apostólico de Castelgandolfo, 12 de septiembre
de 2010
3 EL PAPA FRANCISCO, HOMILÍA Con el “corazón desnudo”, Capilla de la Casa Canta
Marta, 21 de marzo de 2020
4 PAPA FRANCISCO, ÁNGELUS, Plaza de San Pedro, 27 de marzo de 2022
5 AUDIENCIA GENERAL, Plaza de San Pedro, 29 de mayo de 2013
6 JUAN PABLO II, VISITA PASTORAL a la Parroquia Romana de Santo Domingo de
Guzmán, 25 de marzo de 2001
7 BENEDICTO XVI DISCURSO AL CUARTO GRUPO DE OBISPOS DE CANADÁ EN VISITA
"AD LIMINA", 9 de octubre de 2006

FUENTES GRÁFICAS
EL RETORNO DEL HIJO PRÓDIGO, POMPEO BATONI, 1773. Portada. es.m.wikipedia.org
EL RETORNO DEL HIJO PRÓDIGO, MURILLO, 1667 -1670. es.m.wikipedia.org
EL HIJO PRÓJIMO RECOGE SU LEGÍTIMA, MURILLO, 1660-65. Web Museo del prado
DESPEDIDA DEL HIJO PRÓDIGO, MURILLO, 1660 -655. Web Museo del Prado
LA DISIPACIÓN DEL HIJO PRÓDIGO, MURILLO, 1660 -1665. Web Museo del Prado
HIJO PRÓDIGO ABANDONADO, MURILLO. 1660 -65. Web Museo del Prado