para intentar sobornar a Paris: Hera le ofreció convertirlo en rey
de toda Asia y Atenea en el hombre más sabio y el mejor
militar del mundo. Afrodita, por su parte, lo aduló diciéndole
que él era el hombre más hermoso que ella hubiese visto en su
existencia, le aconsejó cariñosamente ir a probar fortuna en la
ciudad de Troya y le ofreció el amor de la mujer más hermosa
del mundo, la reina Helena de Esparta, a cambio de la manzana.
Afrodita dio en la tecla, y Paris le entregó la manzana dorada.
Atenea y Hera, furiosas, se fueron decididas a vengarse de Paris
en particular y de Troya en general.
Paris siguió el consejo de Afrodita y viajó a Troya, donde
estaba realizándose una competición de atletismo presidida por
Príamo. Pese a que el pastor le aconsejó no participar, Paris se
inscribió y consiguió ganar en tres ocasiones a los hijos del
propio rey. Entonces los príncipes, celosos, desenvainaron sus
espadas y lo atacaron. Paris se refugió en el templo de Zeus, mientras que su padre adoptivo le
reveló a Príamo la identidad de Paris para salvarle la vida.
Príamo no se enfadó con el pastor, pues le agradó ver que había engendrado a un hijo tan hábil.
Restauró a Paris como príncipe de Troya y celebró un banquete en su honor. Calcante le advirtió
que si Paris no moría inmediatamente, Troya acabaría siendo destruida, pero Príamo replicó que
prefería ver arder a Troya antes que perder a ese magnífico hijo. Más tarde Calcante abandonó
la ciudad y se pasó al bando de los griegos.
Príamo encargó a Paris la misión de viajar a Grecia y traer de vuelta, mediante la diplomacia o
el secuestro liso y llano a Hesíone, hermana del rey, raptada por Hércules años atrás. Paris no
tenía intención de traer de vuelta a su tía, pero aceptó la misión pues deseaba llevarse a Helena.
Paris viajó a Esparta, donde se encontró e hizo amigo del rey Menelao. También conoció a
Helena, y se enamoraron a primera vista. El joven príncipe le declaró su amor mediante el
expeditivo método de escribir “Amo a Helena” con vino en la mesa donde celebraban un
banquete. Menelao no se dio cuenta pues acababa de recibir la noticia de la muerte de su padre
en Creta, y partió para organizar su funeral esa misma noche.
Paris y Helena entonces aprovecharon para huir a Troya. Antes de abandonar Esparta Paris
confiscó una gran cantidad de oro del templo local de Apolo. En el camino, una tormenta
enviada por Hera lo forzó a refugiarse en Chipre, pero desde allí organizó una expedición contra
la próspera ciudad de Sidón, en la costa de Palestina. El ataque fue exitoso: Paris mató al rey de
la ciudad y consiguió un enorme botín.