Los párrafos narrativos son aquellos que cuentan una sucesión de hechos o de acciones de manera cronológica. Suelen estar en distintos textos narrativos, como cuentos, novelas, leyendas, mitos, crónicas, biografías y noticias.
Size: 1.77 MB
Language: es
Added: Nov 18, 2022
Slides: 17 pages
Slide Content
“Enseñar no es transferir conocimientos, si no crear las posibilidades para su producción o su construcción. Quien enseña aprende al enseñar y quien enseña aprende a aprender”. Paulo Freire
Párrafo narrativo Gennia Quintero Dascha Vargas Eliecer Mc Dermott Samuel Saucedo Ariel Arauz
¿Que es un párrafo narrativo? Introducción
Un párrafo narrativo, por lo tanto, es aquel que cuenta una situación. Suele tratarse de una enumeración sucesiva de hechos, por lo general ordenada de manera cronológica.
Características
Tiene que ser muy claro Que ayude avanzar en la historia Que sea descriptivo
¿ COMO ELABORAR UN PARRAFO?
PERSONALIDAD DEL NARRADOR MENOR NUMERO DE PALABRAS PERSERCTIVA COMPLETA ESENARIO 01 03 02 04
“Al abrir la puerta, Harry encontró su casa revuelta. El detective no se sorprendió, ya que sabía que lo habían estado siguiendo. Por eso, decidió ingresar de manera sigilosa: quería estar prevenido en caso que el invasor siguiera allí. Después de recorrer todos los rincones de la vivienda, confirmó que estaba solo. Entonces tomó el teléfono y marcó el número del alcalde. Quería ponerlo al tanto de la situación”.
Un párrafo narrativo también puede estar desarrollado en primera persona: “Lo vi caminando por el parque y lo reconocí al instante. Primero dudé, pero luego me decidí y fui a encararlo. Le toqué el hombro y, cuando se dio vuelta, lo miré fijo a los ojos, sin hablar. Por supuesto, el también me reconoció enseguida. Tal vez por eso atinó a tratar de escapar, aunque logré retenerlo. Lo tomé del brazo y lo llevé por la fuerza hasta una zona apartada, donde podía exigirle que me dijera la verdad sin ningún testigo”.
EJEMPLOS
El médico rural, de Felipe Trigo Partió el tren, negro, largo, con sus dos locomotoras. Esteban y Jacinta, en el andén, al pie de las maletas, le vieron alejarse entre el encinar, con una emoción de adiós a algo doloroso de que había les arrancado y despedido para siempre. Fue en los dos jóvenes, en los dos casi chiquillos, tan honda y compartida esta emoción, que, al deshacerse las últimas volutas de vapor en el final del puente, ellos se miraron y cogiéndose la mano. Jacinta se acercó a darle un beso y a ordenarle los encajes de la gorra a su hijo, que dormía en brazos de la vieja y fiel criada; y Esteban, inundado por la bondad de su mujer, sintió en los ojos humedad de lágrimas, en una dulce angustia de la honradísima alegría que le causaba el poder empezar, al fin, a hacerla venturosa.
Marianela , Benito Pérez Galdós Se puso el sol. Tras el breve crepúsculo vino tranquila y oscura la noche , en cuyo negro seno murieron poco a poco los últimos rumores de la tierra soñolienta, y el viajero siguió adelante en su camino, apresurando su paso a medida que avanzaba la noche. Iba por angosta vereda, de esas que sobre el césped traza el constante pisar de hombres y brutos, y subía sin cansancio por un cerro en cuyas vertientes se alzaban pintorescos grupos de guinderos, hayas y robles.
La catedral, de Vicente Blasco Ibáñez Comenzaba a amanecer cuando Gabriel Luna llegó ante la catedral. En las estrechas calles toledanas todavía era de noche. La azul claridad del alba, que apenas, lograba deslizarse entre los aleros de los tejados, se esparcía con mayor libertad en la plazuela del Ayuntamiento, sacando de la penumbra la vulgar fachada del palacio del arzobispo y las dos torres encaperuzadas de pizarra negra de la casa municipal, sombría construcción de la época de Carlos V.
Galerna , de Joaquín Dicenta Así, esclavizando a la hermosura de su que redora todo el mujerío montañés, canta su cantar el boyero; y van los ecos del cantar extendiéndose por el espacio en himno de amor, que sube y se pierde hacia los orientes de la luz. ¡Amanecer tibio de Julio, el aire te embellece con el musical de sus besos sobre las hierbas enmollecidas por los brillantes del rocío; con su ir y venir sobre las aguas del Cantábrico, que se deshace contra el ropaje en caireles de espuma!... A tus resplandores va contorneándose el pueblecillo pescador.
El manuscrito de un loco de Charles Dickens Las noches aquí son largas algunas veces, muy largas; pero nada son en comparación con las inquietas noches y terribles ensueños de aquel tiempo. Su recuerdo me estremece. Grandes, sombríos fantasmas con maliciosos rostros se sentaban en los rincones de mi cuarto, y de noche se inclinaban sobre mí, incitándome a la locura. Me decían en voces atronadoras que el suelo de la antigua casa en que murió el padre de mi padre, estaba aún manchado de su sangre, derramada por su propia mano en el furor de su locura. Me cubría los oídos con las manos, pero me gritaban y me gritaban hasta que el cuarto se estremecía con sus acentos, y por todas partes oía que en la generación anterior a la suya la locura durmió, pero que su abuelo había vivido por años con sus manos entre grillos, para evitar que se hiciesen pedazos. Sabía que decían la verdad, lo sabía bien. Lo había descubierto años hacía , aunque me lo quisieron ocultar.