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INTRODUCCIÓN
Desde el comienzo de los tiempos, las personas, hasta la misma sociedad y
las civilizaciones, han impuesto unas series de nomas para una mejor convivencia
entre los individuos a través de comportamientos y actitudes que hacen que dentro
de su círculo social se puedan regir en paz y armonía los unos a los otros. Estas
reglas de convivencia fueron creadas para hacer el bien, y evitar el mal no solo en
las relaciones sociales, sino también en las familiares y personales. Todos los
valores son fundamentales para el desarrollo de una mejor convivencia entre todos,
algunos de estos son: libertad, solidaridad, paz, justicia, dignidad, honestidad,
cortesía, respeto mutuo, respeto a los mayores, a las instituciones, amor a la patria,
responsabilidad, prudencia, sensatez, sentido común, etc.
Es una realidad que vemos a diario en los medios de comunicación nacional
e internacional la carencia de valores en el mundo. Este problema lo atraviesan no
solo familias y pequeños grupos de personas, sino sociedades y hasta naciones del
mundo en general, en el cual, es posible verlo en cualquier tipo de contexto. Los
valores son sustituidos, minimizados o imposibles de ver por antivalores como la
pérdida de respeto a la autoridad, la impuntualidad, la descortesía, la agresividad,
la discriminación, etc.
Desde décadas anteriores, se ha comenzado a manifestar la preocupación
ante el problema de la desvalorización de las sociedades en el mundo y las
consecuencias de esto en muchos ámbitos. A partir de esto comienzan a surgir una
serie de corrientes en el pensamiento social que conllevan una búsqueda de
soluciones a este fenómeno. Así, aparece el Paradigma "Desarrollo Sustentable" y
con él, el "humanismo", donde destacan elementos tales como el rescate de las
normas morales y la ética, la Libertad, la Democracia, y los Derechos Humanos,
recordando que los responsables de los cambios "positivos y negativos" que tiene
el entorno, social y natural, es responsabilidad de la propia sociedad que en ella
convive (MCM Huerta, 2003).
Es importante tener claro que únicamente podrá educar en valores el que se
esfuerza por enseñárselos a sí mismo, quiere decir, por vivirlos día a día, el que