Personajes importantes de Egipto y sus pirámides

DomnikakarinaDomenec 3,260 views 15 slides Mar 17, 2019
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About This Presentation

Autor: Doménika Domenech


Slide Content

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Tecnológico!Espíritu!Santo!!!
Bimestre!III!
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Doménika)Domenech)
Historia!del!arte!
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Personajes)importantes)de)Egipto)y)sus)
pirámides)
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Lcdo.!Andrés!Aizprúa!Almeida!
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Diseño!Gráfico!Multimedia!
Año!2016!
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Cleopatra cuyo nombre significa "gloria de su padre" última reina de Egipto de la
dinastía lágida, nacida en Alejandría y que gobernara su país del año 51 al 30, antes
de Jesucristo. Hija de Tolomeo XIII Auletes, fue proclamada reina con su hermano
Tolomeo XIV. Sin embargo, una serie de desavenencias entre los hermanos, obliga a
los consejeros o "verdaderos gobernantes" a tomar otras medidas. A partir de
entonces el distanciamiento entre los hermanos se hace más grande. Egipto tomaría
un nuevo rumbo.
Se dice que fue hija de un incesto: Los miembros de la dinastía ptolemaica a menudo
se casaban dentro de la familia para preservar la pureza de su linaje. Más de una
docena de antepasados de Cleopatra se casaron entre primos o hermanos, y lo más
probable es que sus propios padres fueran hermano y hermana.
Su belleza no era tan importante: A pesar de haber sido mostrada como una seductora
que utilizaba su atractivo sexual para influir en la política, no era su belleza física lo
que la hacía atractiva: hablaba una docena de idiomas y sabía de matemáticas,
filosofía, oratoria y astronomía. El historiador Plutarco, a pesar de odiarla, decía tenía
un encanto irresistible que nacía de su conversación.

Una reina de 17 años
Es difícil saber hasta qué punto esta corte esplendorosa y unos amores, tal vez
ambiciosos, tal vez sinceros, hayan sido eso. Algunos podrán hablar de amor
interesado; otros, de amor sincero. Lo cierto es que Cleopatra fue la causa de la
felicidad de un hombre y la desgracia del otro. Uno era Julio César y otro Marco
Antonio.

El principio de la historia

La historia dice que Cleopatra subió al trono de Egipto cuando tenía apenas diecisiete
años, a la muerte de su padre Tolomeo XIII Dionisio I, llamado Auletes. Debía
compartir el poder con su hermano Tolomeo XIV Dionisios II, que en aquella época

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contaba con nueve años de edad.
Luego, siguiendo la antigua costumbre egipcia, la joven Cleopatra contrae matrimonio
con su hermano. ¡Ah, pero de una cosa estaba segura. No tenía le menor intención de
compartir el trono con nadie, aún así fuera su esposo.
Es entonces que se dedica a intrigar contra el rey. Hace todo lo posible para bajarle y
hacerle caer. Pero lo cierto es que, también, había otros al tanto de todo esto que
sucedía. Dada la corta edad de ambos, quienes realmente reinan en Egipto son los
altos dignatarios designados a tal fin por su padre Tolomeo XIII, y ellos se encargaban
de que las cosas marchasen lo mejor posible.


Y si por un lado, Cleopatra hacía lo suyo; su hermano Tolomeo, tampoco se dejaba. Al
darse cuenta de la ambición de la reina y descubrir los obscuros designios que ésta
abrigaba contra él, los ministros sublevan al pueblo, y Cleopatra es bajada del trono y
expulsada de Egipto. Tenía ella veinte años de edad.
Antecedentes

La reina se refugia en Siria, donde recluta un ejército para que luche contra su
hermano. Por aquella época, el Imperio Romano se hallaba desgarrado por luchas
intestinas. Julio César había vencido en Farsalia a Pompeyo. Éste, con el resto de su
destrozado ejército, se había internado en Egipto.

César le perseguía cuando llegaron a él noticias de la grave situación social, político y
militar del país donde se había refugiado su enemigo. Tolomeo Auletes, admirador y
amigo de Julio César, le había nombrado su albacea. Confiaba tanto en su habilidad
política como en el poderío de las legiones romanas.

El difunto faraón sabía que, si fuera necesario, César ordenaría los asuntos egipcios.
Así pues, fiel a la palabra dada a Tolomeo, Julio César cita a ambos hermanos e
intenta que lleguen a un acuerdo razonable. De este modo evitaría una guerra tan
perjudicial tanto para Egipto como para Roma.
En espera de Cleopatra
César consiguió detener el avance del ejército de Aquiles en tanto parlamentaban y se
entendían los dos hermanos. Cleopatra, deseosa de ganar para su causa al caudillo
romano, le envió varios mensajeros, los cuales fueron recibidos fríamente.

César, que no conocía personalmente a la reina, estaba ansioso por resolver aquel
enojoso asunto y regresar a Roma, donde la situación política se complicaba por
momentos. Se había instalado en un lujoso palacio en terreno neutral y no lejos del
lugar donde habían acampado sus gloriosas legiones.

Allí, impacientemente, esperaba reconciliar a Cleopatra con su hermano, aquellos dos
niños caprichosos que al parecer tenían muchas ganas de jugar a la guerra. Algo le
esperaba, pero aún no se imaginaba lo que ahí pasaría.

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Ante Cleopatra








La leyenda cuenta que una noche César vio llegar a su palacio un cortejo. Al frente de
éste venía un alto dignatario egipcio. Imaginaba la misión que les traía, quería saber
de lo que se trataba, pero estaba dispuesto a no hacer concesión alguna.

Claro que a César le interesaba, de todos modos, la posición de cada uno de los
hermanos. Por eso decidió estudiar la proposición que el emisario iba a hacerle en
nombre de Cleopatra, ya que de ella era el alto dignatario y mensajero cuya visita le
anunciaban.

El emisario penetró en el salón del trono y, después de inclinarse ceremoniosamente
ante el general, dijo: "En nombre de mi reina, Cleopatra, ¡Oh César! Os ofrezco este
presente". Dio dos palmadas y aparecieron doce esclavos rubios, cuatro de los cuales
transportaban con gran cuidado y perfectamente enrollado, un gran tapiz, una
alfombra...

César, sorprendido y divertido a la vez, observaba el extraño y ampuloso ceremonial
con que los mensajeros de Cleopatra le ofrecían aquel soberbio regalo. De pronto, a
un gesto del emisario, los esclavos desenrollaron el tapiz, y el caudillo romano,
desconcertado por primera vez en su vida, vio surgir de aquel envoltorio una figura
femenina era Cleopatra.
Julio César habla

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A primeras de cambio, Julio César no reconoció a la mujer que de tan extraña forma
se presentaba ante él. Sólo veía ante si a una figura delgada, morena, de pequeña
estatura y vestida con una corta túnica blanca que apenas si cubría las esbeltas y
delicadas formas de su cuerpo.

No era precisamente una niña, pero parecía como si lo fuese. Había en ella algo que
cautivaba. En los labios de esta mujer, casi una niña, se insinuaba una leve sonrisa.
Una sonrisa entre tímida y sensual. Algo que hechizó por completo al caudillo y tribuno
romano.

César se había dado cuenta de lo que la reina de Egipto le ofrecía a cambio de su
ayuda para reconquistar el trono y estaba dispuesto a concederlo todo.

Un reino compartido

Y vino el encuentro. Pero Julio César, estadista, antes que hombre, sólo concedió a
Cleopatra parte de lo que quería. Y de idéntica manera se condujo la reina de Egipto.
El romano reconcilió, al menos en apariencia, a ambos hermanos. De este modo el
trono en litigio sería compartido por Tolomeo y Cleopatra en "perfecta" armonía.

El problema no se solucionó. Aquilas opinaba que Tolomeo era el único heredero
legítimo al trono. Por lo tanto, continuaron luchando contra las fuerzas de César.
Deseaban expulsar de Egipto a los romanos y a Cleopatra del trono.

César sólo disponía de dos legiones, circunstancia que aprovechaba Aquilas para
entablar una lucha más desencadenada. Cansado de aquellas escaramuzas internas
a las que le obligaba el general egipcio, y confirmada la influencia de Tolomeo, César
decide castigar enérgicamente a los rebeldes.
Empieza la lucha
La lucha se había iniciado; pero, el hermano de Cleopatra, avisado a tiempo por el
eunuco Fotino, huye a Alejandría. Aquilas sitia el palacio que ocupa Cleopatra y su
protector. César no desea luchar contra Egipto, pero se ve obligado, para salvar su
vida, a enviar mensajeros a Siria solicitando urgentemente refuerzos.

La ayuda llega, la situación se normaliza. Julio César quiere dominar Egipto, mas no
por la fuerza. Por lo tanto, una vez más, se muestra magnánimo con sus enemigo y,
perdonando a Tolomeo, le ordena que ocupe nuevamente el trono al lado de
Cleopatra.

Los ánimos parecían apaciguados y la paz asegurada. Sin embargo, pronto surgieron
complicaciones. Fotino, a quien no había alcanzado el perdón de César, consiguió que
Aquilas se sublevase y, reuniendo un numeroso ejército, marchase sobre la capital
para expulsar de nuevo a Cleopatra del trono.

César, perdida la paciencia, de la cual había dado tantas muestras hasta entonces, se
dispone a presentar batalla a los rebeldes. Empieza una verdadera lucha y las cosas
van tomando su rumbo. El ejército romano era demasiado potente para que Egipto
pudiera resistir y mucho menos vencer. Las tropas de César toman Alejandría y la

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incendian. En este incendio desaparece la célebre biblioteca fundada por Tolomeo
Fidelio. La escuadra egipcia es totalmente destruida y, una vez más, Julio César
regresa victorioso.
Cleopatra es coronada reina








Y de pronto sucedió algo que nadie se esperaba. Tolomeo Dionisio había muerto
ahogado en el Nilo. Al enterarse de ello, Julio César exclamó, satisfecho: "¡Esto lo
arregla todo!". Ya estaba harto. Así, a la muerte de su hermano, Cleopatra obtiene lo
que tanto había ambicionado: ser coronada reina absoluta de Egipto.

Más tarde César, deseoso de borrar el mal efecto que sus amores con Cleopatra
podían causar en el pueblo egipcio, le hizo casar con su hermano Tolomeo XV,
entonces un niño de seis años. Cleopatra accede gustosamente a un matrimonio que
casi le aseguraba el trono de su patria y el amor de César.

Temía no obstante, que Tolomeo cumpliese los catorce años, edad fijada para que su
hermano se ocupase de los asuntos reales. Y, como la ambición y los pocos
escrúpulos de la guapa egipcia no conocían límites, al cumplir su hermano y "esposo"
la edad antedicha, decide envenenarle.
César y Cleopatra
César podía, y quizá debía, haber castigado a Cleopatra, pero el caudillo romano
estaba completamente enamorado de la reina egipcia y esta nueva hazaña de su
amante lo dejó totalmente indiferente.

Luego, al conocerse en Egipto la muerte del rey, algunas facciones descontentas con
Cleopatra intentaron organizar una sublevación, pero los romanos la reprimieron sin
contemplaciones. Sabemos que, aunque Cleopatra estaba afianzada en el trono, la
presencia de César en el país ya no era necesaria. Sin embargo, el romano, retenido
por el amor, permanece durante varios meses en Egipto.
El amor hacia Cleopatra
César iba de asombro en asombro ante las fabulosas fiestas que en su honor
organizaba la reina. Una de ellas había sido una excursión por el Nilo, en una
embarcación bellamente adornada. La excursión había durado tres semanas y ahí
había habido de todo: amor, lujuria, pasión, aventura, romance...

César se sentía encantado. Había contemplado entonces las maravillosas bellezas de

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aquel fabuloso país y sentir, al mismo tiempo, cómo aumentaba su amor por
Cleopatra. El carácter a la par infantil, y a la par maduro de la reina egipcia y sus
frecuentes arrebatos de furia y humildad cautivaron al gran romano.

César debía estar ya en Roma. Asuntos políticos y militares le reclamaban en ese
lugar; pero también, es cierto, su amor desaforado por Cleopatra le iban demorando
un día y otro su marcha. Pero, por fin, un día, Julio César decide marcharse y
abandonar Egipto. Iría tras los últimos partidarios de Pompeyo. Cleopatra había
quedado encinta y, aquel mismo año (47 a.C.), daría a luz a un niño al que le
impondría el nombre de Cesarión.
Nuevamente con Cleopatra
César somete a los partidarios de Pompeyo, vence en España a los sublevados contra
Roma y regresa victorioso a su patria. Llama entonces a Cleopatra, que llega a Roma
a bordo de un soberbio navío egipcio escoltado por seis bajeles romanos.

César aloja a la reina egipcia en un lujoso palacio, a orillas del Tíber. Celebra
fastuosas fiestas en honor de la soberana e hizo que la mejor sociedad romana la
recibiera y agasajara. No obstante, pareciéndole poco cuanto había hecho, César
ordena esculpir una estatua de su amante y colocarla a lado de la de Venus Afrodita,
la diosa del amor.

Y, aunque esto disgustó a los romanos, éstos no se atrevieron a manifestar su
desagrado para no provocar la ira del tirano. Después, contra la opinión del mismo
Senado, Cleopatra permanece en Roma, agasajada y festejada por todos, incluso por
sus enemigos.
Marco Antonio y el fin de Julio César

Durante estos meses, la reina egipcia conoce a un general de César, al que éste le
tenía mucha estima. Se trataba de Marco Antonio, a quien ve por primera vez el año
41 a.C. Ahí empezaron a entablar relaciones y a surgir otro tipo de romance e intrigas.

Por aquellas fechas en algunos de los sectores de la sociedad romana se empezaba
hacer patente el descontento ante ciertas actitudes y medidas de Julio César. Se
murmuraba que tenía deseos de convertirse en emperador. Era algo que no deseaban
y trataban a toda costa de evitar.

Algunos senadores y muchos soldados manifiestan su inconformidad ante el tirano.
Desagradaba profundamente que hubiese mandado montar su efigie en varios lugares
de Roma y la de Cleopatra, su amante, en el templo de Venus.

Había muchos hombres descontentos. Uno de ellos Casio, quien logró convencer a
Bruto -según ciertos rumores, hijo de César- para que acabara con el tirano. Poco
tiempo después Julio César es asesinado en el Senado por los partidarios de Casio y
Bruto.

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Cleopatra y Marco Antonio










Y fue Marco Antonio el nuevo confidente y amante de Cleopatra. Ya antes, en Roma,
Marco Antonio había contraído matrimonio con la hermana de Octaviano (Octavia), en
el-40, pero hubo de regresar a Oriente para emprender una expedición contra los
partos (uno de los pueblos sublevados).
Marco Antonio se establece con Cleopatra en Egipto, donde ambos constituyen una
especie de monarquía independiente. Ya antes, en el –37 (37 a.C.), Marco Antonio
había reconocido a Cesarión como co-regente de Cleopatra, con la que el camino del
poder quedaba en manos de ésta.
En el -32, la ruptura entre Marco Antonio y Octaviano condujo a la declaración de la
guerra contra Cleopatra. Luego, tras la derrota en la batalla naval de Accio (31 a.C.),
Marco Antonio se suicida enterrándose un puñal en el vientre.
Poco después, ella hacía lo mismo sometiéndose a la picadura de un áspid, Pudo no
morir por la picadura de una serpiente, se dice también se suicidó dejando que una
serpiente le transmitiera su veneno. Sin embargo esta teoría no es compartida por
todos los historiadores: Plutarco afirmó que Cleopatra solía ocultar veneno en sus
ropas; otros dicen que pudo clavarse un puñal o pincharse un alfiler sumergido en
veneno de cobra.

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Faraón egipcio de la XVIII dinastía , era yerno del faraón Akenatón, que murió sin
dejar hijos varones; le sucedieron sus yernos, Semenkera y Tutankamón..
Tutankamón llevó el nombre de Tutankatón, en honor del dios solar Atón.







Máscara de Tutankamón
Tres años después de acceder al trono, restableció el culto tradicional y,
consiguientemente, el poderío de los sacerdotes de Amón, al mismo tiempo devolvió
la capitalidad a Tebas, abandonando la capital creada por Akenatón en Amarna; y,
para simbolizar estos cambios, sustituyó su propio nombre por el de Tutankamón
(significado«la viva imagen de Amón»).
El reinado de Tutankamón no tuvo otro significado que este restablecimiento del orden
tradicional del Egipto faraónico, bajo la influencia de los sacerdotes y generales
conservadores. Llamado el faraón niño por la temprana edad en que asumió el trono,
Tutankamón murió cuando sólo contaba 18 años llevando seis años de reinado.
Tutankamón debe su fama a que su tumba fue la única sepultura del Valle de los
Reyes que llegó sin saquear hasta la edad contemporánea, su descubrimiento por
Howard Carter en 1922 .
La tumba de Tutankamón
En comparación con las de otros faraones, la tumba de Tutankamón es de
proporciones modestas y no presenta grandes ornamentos, posiblemente debido a la
repentina e inesperada muerte del joven soberano, que obligó a preparar
precipitadamente su mausoleo. No obstante, sus cuatro salas (la antecámara, la
cámara del tesoro, la cámara sepulcral y el anexo) contenían intacto el ajuar funerario
completo del faraón, y constituyen por ello un inapreciable tesoro arqueológico. El
equipo de Howard Carter empleó diez años en catalogar más de cinco mil piezas,
desde los objetos más sencillos y cotidianos hasta los adornos más exquisitos.

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Tumba de Tutankamón
Las paredes de la cámara sepulcral eran las únicas que estaban decoradas con
pinturas referentes al ritual funerario y al entierro del monarca. La antecámara
contenía multitud de estatuas de animales que flanqueaban tres lechos de madera
dorada: dos vacas que representan a Meheturet, diosa egipcia de la fecundidad, dos
efigies de la leona Mehet y una figura de Anmut con cuerpo de guepardo y cabeza de
hipopótamo. A ambos lados de la puerta de la cámara funeraria, como si fuesen
centinelas, aparecían sendas estatuas de madera que representan en realidad al
mismo faraón. Había además arcas pintadas con incrustaciones, vasos de alabastro y
otros objetos.
De hecho, tanto la antecámara como la cámara del tesoro y el anexo se hallaban
repletos de los innumerables y valiosísimos enseres que componían el ajuar funerario
del faraón, dispuestos en un desorden y abigarramiento semejantes al de un trastero;
tal revuelo y el hecho de que los sellos de la entrada estuviesen rotos ha llevado a
suponer que la tumba sobrevivió a por lo menos un intento frustrado de saqueo.
Uno de los muebles más preciosos era el trono, recubierto de oro y piedras preciosas,
con patas de león y serpientes aladas sobre los brazos. Otra pieza excepcional la
constituye, entre los muebles, un arca de madera estucada; su superficie está
adornada con escenas del faraón en lucha contra el caos, contra los enemigos y
contra los animales de la estepa. De gran calidad artística son también los carros,
arreos de caballos y bastones de mando. Un armario guardaba dos de estos últimos,
uno en oro y otro en plata, primorosamente cincelados.

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Trono de Tutankamón
La cámara sepulcral estaba toda ella ocupada por un gigantesco armario o capilla de
madera recubierta de oro, que se introdujo desmontada y que contenía otras tres
encajadas en su interior, también de madera y oro. En el espacio comprendido entre
las paredes y la capilla se encontraban los remos que servían para navegar por el más
allá y otros objetos. Delante de las puertas de las capillas se depositó un vaso de
perfume de alabastro, con aplicaciones de oro y marfil.
Dentro de la última capilla se hallaba un gran ataúd de cuarcita con tapa de granito
rojo, que contenía también en su interior otros tres sarcófagos encajados. El último de
ellos, de oro macizo, conservaba el cadáver momificado del faraón, con el rostro
cubierto con un máscara de oro con incrustaciones de cornalina, lapislázuli, turquesas
y otras piedras preciosas; por lo general, se piensa que tal máscara constituye un
retrato idealizado del difunto. En los vendajes de la momia se habían depositado
numerosas joyas y amuletos.
Todos los tesoros encontrados en la tumba se encuentran en la actualidad en el
Museo de El Cairo, y su contemplación requiere varias horas al visitante, incluso para
un examen superficial; considerando la escasa importancia histórica del breve reinado
de Tutankamón y su prematura muerte, produce vértigo imaginar lo que se habría
hallado en las tumbas de los grandes faraones de no haber caído en manos de los
saqueadores.
La maldición de Tutankamón
Con el descubrimiento de la tumba de Tutankamón fue uno de los grandes hitos de la
historia de la arqueología, el interés que despertó en todo el mundo se prolongó
artificialmente atribuyendo la muerte del mecenas de la expedición, la leyenda decía
que si alguna se atrevía a entrar a la tumba de Tutankamón a los pocos días días iba
a morir aunque eso actualmente la lo explicó la ciencia era debido a la plaga de
insectos que habían dentro , el olor que desprendían los cuerpos de estar encerrados
miles de años ahí.
Lord Carnarvon fallece en abril de 1923 por la infección de una picadura de mosquito.



Howard Carter examina el sarcófago de Tutankamón

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La pirámide de Keops es la más grande de las tres pirámides de la meseta de Guiza, a
las afueras de El Cairo (Egipto), es la única de las Siete Maravillas del Mundo antiguo
que aún sigue en pie.

Se halla en la ribera izquierda del Nilo, y es la más septentrional. Se considera que
dicho monumento fue edificado durante el reinado de Keops o de Koufou, reyes de la
IV dinastía, o sea, entre 3.000 y 2.500 a.C. Se supone que Melquisedec o Enoc fueron
los arquitectos que trazaron los planos.
Por su altura cercana a los 150 metros, y su base de más de cinco hectáreas, no es
comparable a ningún edificio levantado por manos humanas, y aún hoy se asombran
los arquitectos y los ingenieros modernos el pensar en los medios empleados para
acumular tal montaña de piedras.

Unos creen que ésta, junto a las otras dos pirámides, servían como tumbas, otros,
como templo, lo cierto es que las tres grandes pirámides de la meseta de Guiza están
distribuidas sobre el desierto de manera idéntica a como estaban las tres estrellas del
"cinturón" de la constelación de Orión, esto según el ingeniero angloegipcio Robert
Bauval.
Estudios de este ingeniero revelaron que para los antiguos egipcios Orión era el
equivalente celestial del dios Osiris, y su "cinturón" era lo que los egipcios llamaban el
Duat, una especie de "puerta" por la que el alma del faraón debía pasar para llegar al
Amenti, al más allá.

Está construida en forma de que sus lados se orienten hacia los cuatro puntos
cardinales, y de modo que el reflejo de las sombras acusara con una exactitud
cronométrica los puntos esenciales del año solar, dando las fechas precisas de los
equinoccios de primavera y otoño y los solsticios de invierno y verano. Además,
sumando las dos diagonales de la base, aparece una cifra en pulgadas piramidales
que es, precisamente, el número de años que se requiere para que los equinoccios
vuelvan a la misma posición y tengan lugar sobre el mismo punto.
Dice Herodoto que cien mil hombres trabajaron durante veinte años y que se
emplearon diez años en construir la calzada por donde debían arrastrarse las piedras.
Este camino tiene 925 metros de largo por 19 de ancho y 15 de alto en su mayor
elevación es de piedras pulidas y está ornamentado con figuras de animales. Las
piedras, conducidas ya labradas, eran enormes, algunas tenían cerca de diez metros
de longitud.

Durante siglos conservó un revestimiento de piedras de colores diversos tan
hábilmente aglutinadas que se parecía que se trataba de un solo bloque de piedra
desde la base hasta la cúspide.
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Están situadas en las afueras de El Cairo, la Pirámide Keops conforma una de las
siete maravillas del mundo,
Las pirámides de Guiza son, de todos los vestigios legados por egipcios de la
Antigüedad, los más portentosos y emblemáticos monumentos de esta civilización, y
en particular, las tres grandes pirámides de Guiza, las tumbas o cenotafios de los
faraones Keops, Kefrén y Micerino, cuya construcción se remonta, al Imperio Antiguo
de Egipto.

La Gran pirámide de Keops
• Una de las siete maravillas del mundo, se erige en el periodo de mayor apogeo
del poder faraónico durante el Imperio Antiguo, y muestra la gran capacidad
organizativa y el conocimiento adquirido por los artesanos y técnicos egipcios
para erigir tales monumentos, aunque con medios aparentemente simples. Es
el mejor exponente de todas las pirámides realizadas en Egipto, la culminación
de un proceso de mejoramiento de técnicas constructivas que comenzó en la
época de Zoser y prosiguió en la de Seneferu.
• Existen diversas teorías que tratan de explicar cómo se construyeron las
pirámides, pero no se sabe con certeza cómo se erigieron, al no
haber perdurado ningún documento de la época que describa el proceso.
Posiblemente, puedan aportar datos significativos las excavaciones
arqueológicas que se llevan a cabo en las cercanías de las pirámides, en los
restos del poblado de artesanos, el cementerio, los almacenes y las canteras.
• El texto más antiguo que indica la manera en que fueron construidas, proviene
del historiador Heródoto, y refleja lo que le fue relatado por los
sacerdotes Egipcios.

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La Pirámide de Jafra (Kefrén)

Perteneciente a la necrópolis de Guiza, fue erigida junto a la pirámide de su padre,
Keops. En épocas antiguas fue denominada la Gran Pirámide, debido a que parece
ser más alta que la pirámide de Keops. Este efecto es debido a que se encuentra
situada en un nivel más alto de la meseta, además de que presenta un ángulo más
inclinado en sus caras, el ángulo sagrado egipcio, y que fue utilizado
en algunas pirámides posteriores. Actualmente, la pirámide de Kefrén realmente es
alta que la pirámide de Keops, debido a que la cúspide de esta última se
ha deteriorado con el tiempo.








La Pirámide de Micerinos

La mas pequeña de las tres grandes pirámides de Guiza, fue construida por ordenes
del faraón Micerinos, nieto de Keops e hijo de Kefrén y alcanza una altura de solo 66.5
metros. Además, presenta un enorme hueco en su cara norte debido al frustrado
intento de demoler las pirámides que emprendieran en el siglo XII el monarca Al-Aziz
Uthman.

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Bibliografía


• http://www.biografiasyvidas.com/biografia/t/tutankamon.htm

• http://www.taringa.net/post/ciencia-educacion/18896236/Lo-que-seguro-no-
conocias-de-Cleopatra.html


• http://www.taringa.net/posts/info/16550729/La-verdadera-historia-de-
Cleopatra.html

• http://www.valvanera.com/allende/keops.htm