Historia En el mes de septiembre de 1848, la vida de un joven capataz de la línea de ferrocarriles dio un vuelco a partir de un terrible accidente laboral. En ese momento, su trabajo consistía en volar rocas con explosivos para permitir así el paso de las vías de tren, y necesitaba para ello colocar pólvora y arena en un agujero perforado en la piedra.
El doctor Harlow y el milagro médico Casi todo lo que sabemos sobre Phineas Gage es lo que dejó documentado sobre él el doctor Harlow, el médico que lo trató. Este sanitario quedó fuertemente impresionado por el hecho de que Gage estuviese consciente y fuese capaz de hablar en el momento en el que entró en su consulta, pero más le extrañó que su paciente se recuperase a los pocos meses de haber llegado, tras haber pasado una etapa de fiebres y delirios.
El nuevo Phineas Gage Cuando Gage volvió a trabajar en la obra, el obrero mesurado y cordial que todos conocían había desaparecido para dar paso a una persona con mal genio, fácil de irritar, dado a los insultos, con propensión al derroche y con una visión muy cortoplacista de la vida. Era, en general, una persona impaciente e irreverente, que se dejaba llevar por deseos fruto de un capricho y que pensaba poco en los demás.
¿Por qué es relevante el caso de Phineas Gage ? Este pequeño episodio histórico es parada obligatoria en muchas carreras universitarias relacionadas con las neurociencias y la conducta porque, de hecho, fue uno de los primeros ejemplos bien documentados en los que se vió cómo cambios materiales en el cerebro modificaban no sólo capacidades cognitivas, sino aspectos de la psicología que tradicionalmente se han asociado al "alma", es decir, a la manera de ser y la esencia de los seres humanos.
¿Posible Síndrome Prefrontal? Hoy en día se cree que el cambio de personalidad de Phineas Gage puede ser, en realidad, un ejemplo de Síndrome Prefrontal, originado por la alteración del funcionamiento de los lóbulos frontales. La zona frontal del cerebro tiene un importante papel a la hora de vincular motivaciones presentes a objetivos futuros, lo cual incluye la posibilidad de situar las metas a largo plazo, la capacidad para renunciar a recompensas inmediatas en favor de proyectos más ambiciosos y la facultad de tener en cuenta las consecuencias que los propios actos tienen sobre la gente que nos rodea y, en general, la sociedad .