Nivel 1: Atención. La atención supone la primera función que despierta la
conciencia humana, así como el punto de inicio de otros procesos emocionales
que guiarán la conducta durante el proceso de compra. Está basada en un filtro
sensorial-emocional, y su función principal es elegir qué información es
importante para el usuario desestimando los estímulos simultáneos irrelevantes.
La corteza prefrontal es la encarga de generar y dirigir señales a las neuronas
para activar este mecanismo. Por ello, la atención supone el primer elemento
clave para iniciar el proceso de compra, si un estímulo no suscita la atención
suficiente en el comprador, será desestimado por el cerebro.
Nivel 2: Activación sensorial: Este nivel de la pirámide está relacionado con las
sensaciones y en gran medida de los estímulos sensoriales que las provocan
(aroma, tacto, gusto…). En este proceso, el factor clave está representado por la
percepción, es decir, del proceso por el cual el cerbero organiza las señales
surgidas de la información sensorial.
Nivel 3: Emoción. La emoción es considerada como uno de los actores definitivos
que motiva a la decisión de compra, y es entendida, como el estado de
satisfacción o insatisfacción espontáneo que se presenta al evaluar un estímulo,
y que produce una respuesta fisiológica en el organismo generando un efecto o
conducta. El impacto de la emoción es tan significativo debido a que,
normalmente, la emoción, supera a la razón a la hora de valorar una decisión.
Nivel 4: Cognición; Análisis y síntesis: La actividad mental del pensamiento, está
basada en el nivel previo de la NPR, es decir, las emociones y sensaciones se
producen previamente y condicionan el pensamiento. Bajo esta premisa, las
funciones cerebrales se encargan de dar significado a las entradas sensoriales,
que el cerbero procesa a modo de respuestas, y junto con el resto de información
entrante conforman el marco de pensamiento que dirige la manera en la que el
consumidor, interpreta, decide y actúa.
Nivel 5: Regulador de la acción: A pesar de que todo apunte a que los procesos
decisivos se argumentan bajo una base racional sucede lo contrario, las
decisiones se toman casi, plenamente en el plano subconsciente del cerebro y
están condicionadas a las experiencias previas del consumidor.
Nivel 6: Acción: Movimiento lenguaje y conducta. Una vez procesada la
información previa, el cerebro determina cómo y porqué debe actuar. Sin
embargo, este proceso se encuentra influenciado no solo por el lenguaje que
utilizan las marcas para llegar a sus consumidores sino también por los
propósitos, anhelos y evaluaciones que lleva a cabo la persona en el proceso de
decisión, el cual una vez más se reafirma de ser un proceso meramente
irracional.
Referencias
Romano, J (2012). La Neuropirámide como base del Neuromarketing. México: LID Editorial
Mexicana.