5
el “color para demarcar las tabladas”; el rosado es el que “demarca la ciudad”; el verde es el “qe. demarca
las chácaras del N.”; y el ocre el que “demarca las quintas del E.”.
Consigna que es el “Plan topográfico y Plantel de la Ciudad de Sn. Miguel del Tucumán y de la
organización en general de sus manzanas y demás territorios que le pertenecen, a saber: Las quintas de
la parte del Naciente, desde la calle de ronda cuatro cuadras desde la plaza hasta el Río Saly, como
también desde la calle de ronda del norte tres cuartas de legua o 3.750 varas. Al oeste desde su calle de
ronda una media legua o 2.500 varas hasta encontrar con tierras de propiedades y al sud igualmente
media legua desde su calle de ronda, así es que por la perspectiva de este plano… (puntos suspensivos
que acaso se refieren a palabras ilegibles o rotura del papel)… la delineación de los terrenos que tienen
dueños y de los baldíos”.
Luego, con el título de “Explicación” (y dando por supuesto la legua de 1.000 varas, la cuadra de 166
varas y las calles de 12 varas “en su amplitud”) se refiere a “los tres cuartos de legua del Norte”; a “la
media del Poniente”; a la “media legua del Sud”; y a la “las quintas del Naciente”, deteniéndose en las
particularidades de sus dimensiones y el tratamiento de ellas en el plano.
Menciona también “las demarcaciones que tiene practicadas en los arrabales”, que le permiten conjeturar
“grandes errores en la extensión y dirección que deben conservar las cuadras”, como también “varias
manzanas”. El último párrafo expresa: “Las líneas que tengo demarcadas en el Plano con líneas rectas
son las que denotan las calles, que se deben dejar para el arreglo de su perspectiva y las punteadas
representan las calles que actualmente pueden condenarse, y así en cualquier tiempo que convenga o
deliberen las autoridades siempre existirán con el orden debido”. Cada parcela lleva el nombre del
propietario, en este plano que Bertrés firmó el 7 de febrero de 1821.
Julio P. Avila considera que el plano de Bertrés, “es tan perfecto, tan prolijamente hecho, que muy
difícilmente se levantaría hoy otro mejor y más útil”. Afirma que “llega, en su exactitud, hasta pintar los
edificios públicos tal como eran en 1816”. Da como ejemplo, el hecho de que el Cabildo “aparece con dos
pisos, sin torre y con ocho arcos”.
Relativiza esta afirmación la arquitecta Liliana Meyer, al menos a lo referido a la Matriz. En su libro La
Catedral y el Cabildo de San Miguel de Tucumán (2008), tras exponer contundentes argumentos,
concluye que “la silueta del templo en el plano no tuvo más objeto que marcar la ubicación del edificio, sin
pretensión de representar exactamente su aspecto”.
Un dato más. El plano, en blanco y negro, se publicó en 1924 entre las páginas 136 y 137 del tomo I del
Digesto Municipal compilado por Marco A. Maciel. Esa copia no reproduce la cartela original (es decir, la
de la copia de Correa) sino que la reemplaza por su versión tipográfica. Más vale no consultarla y acudir
en cambio a Correa, ya que contiene no pocas palabras cambiadas u omitidas.
Familia, tradición y grupos sociales en América Latina
Es c rito por Juan Andreo Garc ía