Paul Dakeyó
Nació en Camerún en 1948.
Dime
Qué triste desierto nos sitia
Ruido de pasos, ruido de armas.
A lo largo de los días, a lo largo de las noches,
qué lágrimas nos arrullan, qué sangre, qué gritos.
Detrás de las alambradas, a cada paso, las botas sobre mi tierra.
Dime: ¿ Cuántos niños muertos en Soweto ?
Cuántos para enfrentar Johannesburgo y sus morgues,
para enfrentar la tierra profunda,
buscar la palabra, buscar los rostros
y sólo encontrar pálidas sombras, encontrar sólo la muerte.
Porque esos niños eran negros, como en Sharperville.
El hombre salió de la noche, con sus innumerables manos,
con cien mil ladrillos.
Justo en la precisa alba, que martillea el tiempo, como un tañido
fúnebre, con la sangre, con las lágrimas de muchos niños del país.
El llanto, el llanto, el llanto,
en la noche del silencio, la noche amarga
y el instante nominal del holocausto
El fuego, la sangre, por todas partes, en las calles de Soweto
Donde el horizonte se viste de duelo, siembra el odio y la rabia.
Porque esos niños eran negros
Porque esos niños eran negros
Quiero que me den un fusil, para armar mi dolor
Quiero que me den la palabra, la flor del amor infinito
y sobretodo, haz que no escuche más, el llanto de los niños de Soweto
Haz que mi queja brote, de todas las alturas del mundo
Lejos del inmenso río, del silencio, lejos de la noche y de la sangre.
Volveremos con la palabra sola, erguida como un trueno,
Tenue como el pan, sólo modelado con lágrimas.
Y sangre derramada con una simetría de sol puro