Javier tenía un perro peludo, muy peludo, llamado “Bombo” y un pez rojo, muy rojo, llamado “ Plin ”
Plin miraba a su dueño, miraba a Bombo y, cabizbajo, no quería ni comer.
Javier estaba muy preocupado. Se acercaba a la pecera y le preguntaba: - Pero, ¿por qué estás triste? ¿No te gusta la comida? ¿Piensas que no te queremos?
Pero Javier observó que la tristeza del pececillo aumentaba… El pez negaba con la cabeza: - (“No es eso, no es eso”)
…cuando cepillaba el pelo a su perro.
“¡No me lo puedo creer! ¿Estás triste por no tener pelo? …¡Pero si eres un pez!
¡Ay, lo que daría Plin por poder cepillarse su propio pelo…!
A la mañana siguiente, ya en la escuela, Javier preguntó a su profesor: - ¿Por qué los peces no tienen pelo?
- Los peces están siempre en el agua. En lugar de pelo, tienen escamas para poder sobrevivir en el medio en el que viven, otorgándoles protección y aislamiento. Son pequeñas placas que se sitúan unas sobre otras, como las tejas de un tejado y se forman por una sustancia similar a la que hay en tus uñas.
Crecen a medida que el pez lo hace; algunas son muy pequeñas, como en las anguilas, y hay peces que casi no tienen, como el pez gato.
Cariacontecido, volvió a casa y trató de explicar a Plin por qué no podía tener pelo, pero eso no pareció animarle en absoluto. Después decidió enseñarle diferentes fotos de peces.
- Mira, Plin , eres como ellos; no como nosotros
Javier tuvo una brillante idea: convenció a su familia para buscar a Plin un compañero de juegos. Así llegó Plan a casa de Javier…
… con gran regocijo de Plin que nunca más se sintió solo, Ni volvió a deprimirse por no tener un solo pelo