Porfiriato; 1876-1911

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About This Presentation

Se presenta una panorámica del gobierno porfirista en México y los cambios económicos y sociopolíticos que generó


Slide Content

Porfiriato: 1876-1911
Integró: Humberto Domínguez Chávez
UNAM CCH Azcapotzalco, junio 2019
Díaz llegó al poder en 1877 bajo la bandera del Plan de Tuxtepec,
del 1 de enero de 1876; el cual defendía el principio de la no
reelección, apoyada por Vicente Riva Palacio y Manuel González,
quienes nombraron a Porfirio Díaz como Jefe del movimiento, que
tenía como propósito evitar la reelección de Lerdo de Tejada.
El 20 de mayo de 1876 en Icamole, Nuevo León, los porfiristas
fueron derrotados y su jefe se dirigió al sur reorganizando su
ejército para derrotar a los lerdistas en Tecoac, Puebla.
Lerdo se exilió y José María Iglesias ocupó interinamente la
presidencia. Al realizarse las elecciones, Díaz que contaba con el
apoyo del ejército fue el candidato único y asumió la presidencia el 5
de mayo de 1877.
Salvo el período de 1880-1984, estaría en el poder hasta 1911.
Porfirio Díaz (1910)
http://www.mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/fotografia%3A460032
Fragmento del Plan de Tuxtepec
…el sufragio político se ha convertido en una farsa, pues el presidente y sus amigos, por todos los
medios reprobables, hacen llegar a los puestos públicos a los que llaman sus "candidatos oficiales",
rechazando a todo candidato independiente...
Artículo segundo. Tendrán el mismo carácter de Ley Suprema la No-Reelección de Presidente y
gobernadores de los Estados,...
Artículo tercero. Se desconoce a don Sebastián Lerdo de Tejada como Presidente de la República, y a
todos los funcionarios y empleados designados por él, así como a los nombrados en las elecciones de
julio del año de 1875. (https://es.wikisource.org/wiki/Plan_de_Tuxtepec)

Durante su primer período de
gobierno Porfirio Díaz entendió
que el país requería del
mantenimiento de la paz.
Pr lo que se dedicó a unir las
diversas fuerzas políticas, en
beneficio de la estabilidad de la
nación.
Por otra parte, era
indispensable asegurar, como
principio constitucional, la no
reelección.
Esta estabilización política
permitiría que el Estado se
consolidara, la economía se
fortaleciera y fuera posible que
el país adelantara en progreso
material y espiritual.
Situación del país
Trajes Mexicanos de Casimiro Castro (ca. 1880
http://museoblaisten.com/Obra/6773/trajes-mexicanos
El país continuaba siendo eminentemente rural, más del 70% de los 15 millones de habitantes
se dedicaban a labores del campo, donde las familias vivían dispersas en jacales miserables, y
el 10% de la población era hablante de una lengua indígena y desconocía el español.
Vivían de una agricultura de subsistencia en poblaciones de menos de 2,500 habitantes, de las
cuales más del 90% no estaban comunicadas con ferrocarriles o telégrafo, carecían de agua
potable y de electricidad, además del servicio postal o telefónico, médicos y boticarios,
sacerdotes, mercados y maquinaria agrícola mecanizada.

Durante el Porfiriato se impulsó el
desarrollo material, favoreciéndose la
construcción de vías férreas, por
contrato con los estados y por
concesión a particulares.
Así, 28 concesiones se otorgaron a los
estados entre 1876 y 1880,
construyéndose 226.5 Km. de vía
angosta. En 1880 se otorgó la
concesión del Ferrocarril Central, que
unió las vías férreas norteamericanas
con las mexicanas; con lo que para
1884 la red ferroviaria nacional pasó
de 640.3 a 1,073.5 Km.
Las comunicaciones eslabonaron los mercados locales, integrándose en regionales y luego en un
gran mercado nacional, incrementándose los capitales nacionales y extranjeros en el comercio
y la industria.
La minería se vio favorecida6 y la exportación cambió de dirección: en 1877 el 57% de la
producción se dirigía a Europa, con 42% a EUA; mientras que, en 1910 sólo el 22% se
exportaba a Europa y el 77% a EUA.
Este cambio en el destino de las exportaciones nacionales se manifestó en un impresionante
incremento de la producción agropecuaria, sobre todo con los ranchos ganaderos del norte.
Un desarrollo capitalista
Estación del Ferrocarril Mexicano
http://www.estaciontorreon.galeon.com/productos627821.html

El gobierno de Manuel González
Enfrentó su gobierno
reclamaciones territoriales
nacionales: Guatemala demandó,
con el apoyo norteamericano, la
devolución del Soconusco y
Chiapas; al mismo tiempo que
Inglaterra, adueñada de Belice,
desestabilizaba la Península de
Yucatán, impulsando una rebelión
indígena en la zona maya.
Se amplió la red ferroviaria en
forma impresionante en 1881 y
1882, con la conexión del
Ferrocarril Central hacia las
vías norteamericanas en El Paso,
Texas.
Después, con la construcción del Ferrocarril Nacional de 1,164 Km. y el de Sonora de 442 Km.
de extensión, se podía viajar en tren de México a Chicago; sumándose en el cuatrienio una
obra de 4,658 Km. a los 1,073 existentes al inicio del gobierno gonzalista.
Ferrocarril Central Mexicano
http://www.estaciontorreon.galeon.com/productos627821.html
Por un problema de circulante se autorizó la emisión de moneda de níquel con un valor de 2
millones, ante la carencia de moneda de plata; la cual, al venderse a comerciantes para que
fuera aceptada, con descuentos del 10 y 30% de su valor real, logró su depreciación, lo que
condujo a un motín a fines de 1883, debido a las dificultades que enfrentaba el abasto de
productos de primera necesidad. Al mismo tiempo que, al negociarse fraudulentamente la deuda
inglesa, buscando el reconocimiento británico, se emitieron bonos por 89 millones, con un
exceso no comprobado de 23.5 millones pagados a funcionarios.

La propiedad agraria
comunal, civil y
eclesiástica se
mantuvo igual que en
el virreinato hasta
1856, en que se
expidió la Ley de
Desamortización con
la Reforma; a la que
se adicionó, con el
triunfo liberal en
1863, la Ley de
Ocupación y
Enajenación de
Baldíos.
Los despojos agrarios con el deslinde de baldíos
Casas de campesinos (ca. 1900)
http://www.biblioweb.tic.unam.mx/libros/mexico/decadas/00-10/fotos/xx_028.html
Con el fraccionamiento de la propiedad eclesiástica y de comunidades de indios impulsada por la
Reforma, los extranjeros se sumaron a los latifundistas civiles.
Para 1883 se promulgó la Ley de Colonización y Deslinde de Terrenos Baldíos, creándose para
su operación las Compañías Deslindadoras, que señalarían y deslindarían los terrenos baldíos
existentes para ponerlos a la venta, adjudicándose una tercera parte de la tierra deslindada.
Con la mala fe, la ambición y la corrupción, se incorporaron como baldías múltiples tierras
comunales; así, se deslindaron 38.25 millones de hectáreas en nueve años; quedando en manos
del Estado 12 millones y el resto en poder de particulares: 4 personas y/o compañías
agropecuarias (Luis Huller, Flores y Hale, Adolfo Bulle y socios, y Pablo Macedo) obtuvieron 12
millones. Los deslindes terminaron en 1904, dejando un país en manos de un puñado de
hacendados que adicionaban al poder económico el civil y militar.

Las sucesivas reelecciones de Díaz y la dictadura
Para su segundo período Díaz postuló como tesis de su
gobierno un mayor impulso a la economía y gobernó al
margen de la Constitución, como lo hiciera en otro
tiempo Juárez, sirviéndose de un Congreso dócil y
sumiso, que modificaba las leyes al ritmo del dictador.
Para los pocos opositores se aplicaron todos los
recursos, Trinidad García de la Cadena sufrió la ley
fuga en 1886, estableciéndose la máxima porfirista:
poca política y mucha administración.
El grupo del gobernante usufructuó privilegios
económicos, políticos y sociales por décadas, lo que
condujo en 1910 a contar con una gerontocracia.
Para 1893 un grupo de diputados porfiristas, dirigidos
por Justo Sierra, presentó al Congreso una iniciativa
para asegurar la inamovilidad del poder judicial, buscar
una fórmula para sustituir al presidente en su ausencia
temporal o total, dar al Distrito Federal una
organización más acorde con los principios democráticos
y asegurar el principio de la libertad de imprenta;
apoyando su argumentación en los principios y doctrinas
de la ciencia positiva, lo que acarreó que estos
intelectuales recibieran el sobrenombre de Científicos.
Porfirio Díaz en 1909
http://www.mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/fotografia%3A460031

En 1888 Díaz fue reelecto una vez más, ratificándose constitucionalmente esta medida
dictatorial en mayo de 1890, con lo que el Plan de Tuxtepec quedaba en el olvido.

En 1901 Justino Fernández, antiguo lerdista, sustituyó a Joaquín
Baranda en el ministerio de Justicia e Instrucción Pública, al mismo
tiempo que se pacificó la insurrección indígena en Yucatán, por la
intervención militar de Ignacio Bravo, J.M. De la Vega y Victoriano
Huerta, con lo que el porfiriato dio por terminada la guerra de
castas y la sublevación Maya.
La cercana sucesión presidencial tomó nuevo rumbo cuando Bernardo
Reyes abandonó el ministerio de Guerra y se convirtió en Gobernador
de Nuevo León y José Ives Limantour, hijo de extranjero, logró ser
reconocido como mexicano por nacimiento, con lo que Díaz impulsó una
nueva reforma constitucional para suplir la ausencia del presidente,
con la creación de la vicepresidencia y la ampliación del período de
gobierno a seis años, lo que generó una lucha por el poder.
Victoriano Huerta en 1913
http://www.mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/fotografia%3A444597

Bernardo Reyes en 1905
http://www.mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/fotografia%3A222164

La dictadura al inicio del Siglo XX
El nuevo siglo también trajo nuevo impulso a
la oposición, con agrupaciones políticas que
se oponían a la reelección, que bajo la
dirección de Camilo Arriaga harían un
llamado a formar Clubes Liberales y un
Congreso en San Luis Potosí, en febrero de
1901.
Para la sucesión de 1904, Díaz informó a los
gobernadores que Limantour le había
expresado su deseo de no participar en el
proceso, con lo que eligió al Secretario de
Gobernación, Ramón Corral como su
vicepresidente
José Ives Limantour en 1900
http://www.mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/fotografia%3A444597

La oposición a la dictadura cobró fuerza
En esta nueva etapa de renacimiento de la oposición al
Porfiriato, se contó con la incorporación de líderes de
tendencia anarquista, como Ricardo y Enrique Flores
Magón, Librado Rivera, Antonio I. Villareal, Juan Sarabia
y Antonio Díaz Soto y Gama.
Quienes formarían el Partido Liberal Mexicano en 1906,
organizarían las grandes huelgas obreras de 1906-1908 y
sentarían las bases de la reforma social de la próxima
revolución.
Ricardo y Enrique Flores Magón en 1910
http://www.mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/fotografia%3A39786

Librado Rivera en 1912
http://www.mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/fotografia%3A47256

Antonio I. Villareal en 1917
http://www.mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/fotografia%3A450371

Juan Sarabia en 1908
http://www.mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/fotografia%3A450371

Antonio Díaz Soto y Gama
en 1917
http://www.mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/fotografia%3A448789

El inicio del fin de la dictadura
Para 1908, en una entrevista a la revista norteamericana Pearson’s
Magazine, Díaz declaraba:
…He tratado de dejar muchas veces el poder, pero siempre que
lo he intentado se me ha hecho desistir de mi propósito…He
aguardado durante muchos años pacientemente a que el pueblo de
la República estuviera preparado para elegir y cambiar el
personal de su gobierno…y hoy presumo que ese tiempo ha llegado
ya…Vería con gusto la formación de un partido oposicionista...
La entrevista Díaz-Creelman desató una fiebre por la sucesión de
1910 dentro de la elite porfirista.
El político y militar Bernardo Reyes seria enviado a Europa a estudiar
estrategia, mientras que los diferentes grupos de porfiristas
buscaban no la presidencia, sino la vicepresidencia, seguros de que
Díaz no terminaría un nuevo período presidencial, por haber estado
gravemente enfermo.
La oposición se organizó en la figura de Francisco I. Madero, en un
Partido Antirreeleccionista que aglutinó a Emilio Vázquez Gómez,
Toribio Esquivel Obregón, Filomeno Mata, Paulino Martínez, Félix F.
Palaviccini, Roque Estrada, Luis Cabrera y José Vasconcelos, entre
otros.
Su consigna era clara Sufragio Efectivo, No Reelección; se apoyaban
en las libertades democráticas y manifestaban preocupación por la
defensa de la economía nacional amenazada por el imperialismo y
buscaban la independencia de los poderes de la unión.
Francisco I. Madero en 1911
http://www.mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/fotografia%3A365334

Emilio ´Vázquez Gómez en 1911
http://www.mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/fotografia%3A450169

Los productos agrícolas industrializables
fueron el algodón, henequén, tabaco,
oleaginosas, cacao, chicle, café, vainilla,
garbanzo y hule.
Se incrementó el consumo de carne y
lácteos, y se exportó ganado por 341 mil
cabezas anuales, como resultado del
avance económico, que posibilitó la
importación de pies de cría y sementales.
El desarrollo se basó en la importación de
capitales, la tecnificación y la formación
de obreros especializados.
El comercio exterior creció de 40 millones
exportados en 1877, a 280 en 1910;
mientras que las importaciones ascendieron
de 49 a 214 millones en maquinaria y
equipo y químicos.
En otro renglón de le economía se elaboró
en 1884 el Código de Minería, que otorgó
la propiedad del subsuelo a particulares,
con lo que creció la producción entre 1887
y 1910: de 607 a 2,305 toneladas de
plata, mientras que las de oro crecieron
de 1.1 a 37.1
Además de iniciarse la extracción del
petróleo en el país.
Los habitantes frente al desarrollo económico en el Porfiriato
El camino de Mitla, Oaxaca
http://archives.getty.edu:30008/getty_images/digitalresources/mexico/jpegs/mex251.jpg

Los primeros capitales fueron los ingleses en
1823, que se invirtieron en la minería y los
ferrocarriles. El capital francés llegó en 1876
con gran ascenso hasta 1889 en ferrocarriles,
bancos y cobre, alcanzando en 1910 el 6% del
total invertido por ese país en el exterior.
Por otra parte Alemania invirtió, a partir de
1884, en la banca y en la importación de
maquinaria. Para 1911 de un 53 al 64% del
capital exterior invertido en México provenía de
EUA, el 35% era inglés, el 5% francés, el 4%
alemán, y de España el 0.37%.

La inversión extranjera
Las inversiones mexicanas sólo eran claramente mayoritarias en los ranchos agrícolas, en la
comercialización de viviendas, en el comercio al menudeo, etcétera. Del total de los casi 2,5
mil millones de dólares estimados en inversiones, poco más de las dos terceras partes
(67.42%) corresponde a las inversiones extranjeras.
Los telégrafos, teléfonos y la energía
eléctrica eran suministrados por
compañías extranjeras; quienes
controlaban la minería del norte de la
Baja California y de Nuevo León.
Se entregaron los recursos naturales a
inversionistas extranjeros:
La producción agropecuaria de Baja
California a Luis Huller. La ganadería
de Chihuahua a William Randolf Hearst.
El cobre de Sonora a la Cananea
Consolidated Cooper Company de
William Cornell Green. El hule y
posteriormente el petróleo a John D.
Rockefeller. El carbón de Coahuila a
Collis Potter Huntington. La siderurgia
a Meyer Guggenheim. Ferrocarriles,
agricultura en Durango y luego el
petróleo al inglés Weelman Dickinson
Pearson, 1er. Visconde de Cowdray.
Trabajadores de la fábrica textil de Santa Gertrudis,
Veracruz (ca. 1900)
http://www.loc.gov/pictures/resource/cph.3b21828/

El esquema general de la economía de la frontera norte se basó en la minería industrial, que
se amplió más allá de la explotación de metales preciosos.
Las líneas ferroviarias se construyeron
para trasladar las materias primas
mexicanas hacia los Estados Unidos, lo que
impulsó el desarrollo de poblaciones
fronterizas, como Nogales, Agua Prieta y
Naco, en Sonora, que debieron su
desarrollo a la llegada de las vías del
ferrocarril; o bien Ensenada, Tijuana y
Mexicali, en Baja California, lugares que
contaron con acceso a extensiones de las
vías férreas que comunicaban con Chicago,
en Illinois.
La penetración de la inversión extranjera
en la sociedad rural alcanzó en el extremo
norte del país una magnitud sin
precedentes al competir con los
terratenientes locales, excluyendo a las
élites regionales, los hombres de negocios
y los artesanos.
Los ferrocarriles y el desarrollo económico
Mujeres seleccionando minerales (ca. 1900)
http://www.biblioweb.tic.unam.mx/libros/mexico/decadas/00-10/fotos/xx_031.html /
Lo que se acompañó de una creciente centralización de la autoridad política, la intensificación
de las relaciones entre el capital extranjero y el régimen, y el incremento en la inmigración
extranjera de capitalistas que reclamaban propiedades rurales y participación en los recursos
naturales nacionales, al mismo tiempo que se debilitaba la recaudación fiscal, lo que se
tradujo en la disminución en los servicios.

Destacaron Tamaulipas, Sonora y Baja California en la agricultura con cultivos comerciales para
la exportación en gran escala, como fue el caso de la Colorado River Land Company que
monopolizó el algodón en el valle de Mexicali; mientras que la industria empezó a desarrollarse
en todo el norte, alcanzando grandes dimensiones en Monterrey, Nuevo León, al consolidarse la
producción de cerveza y vidrio, así como la industria metalúrgica.
Al iniciarse el siglo XX las élites comerciales provincianas comenzaron una activa oposición
política en el norte del país para contrarrestar la creciente influencia norteamericana, y lo que
consideraban integraba una amenaza económica y política a sus intereses.
Ya que para 1902, más del 23% de todas las inversiones norteamericanas en México estaban
concentradas en tres estados norteños: Coahuila, Chihuahua y Sonora.
En el noroeste de México, en
Sonora y Chihuahua, se favoreció
la creación de latifundios
norteamericanos, especialmente
ganaderos.
Posteriormente los extranjeros
invirtieron en las regiones
tropicales, sobre todo en el
cultivo de azúcar, café, hule,
algodón y frutas tropicales.
A partir del siglo XX adquieren
importancia las inversiones de en
el petróleo y, en 1911 los
norteamericanos dominaban el
58.48% de las inversiones
petroleras.
Cultivos de caña de azúcar en Veracrúz (ca. 1900)
http://biblioweb.tic.unam.mx/libros/mexico/decadas/00-10/fotos/xx_035.html /
Diversificación de la inversión extranjera

De una población total de
9.5 millones de habitantes
en el país en 1877, se tuvo
un incremento hasta
alcanzar más de 15
millones en 1910, con un
incremento poblacional del
59.9%.
Donde la población de los
estados fronterizos, que
representaban el 50% del
territorio nacional,
mostraron un crecimiento
poblacional del 45%.
El impacto demográfico del desarrollo económico
Puentes ferroviarios (ca. 1900)
http://biblioweb.tic.unam.mx/libros/mexico/decadas/00-10/fotos/xx_037.html
Baja California, que tenía una extensión de 151 mil Km2 en 1910, vio incrementada su
población en un 125.3%. Chihuahua, con 233 mil Km2, mostró un incremento del 124.4%.
Coahuila, con 165 mil Km2, incremento su población en 153.1%. Durango, con 109 mil Km2,
creció en un 153,1%. Nuevo León, que tenía una extensión de casi 64 mil Km2, mostró un
crecimiento poblacional del 92.4%. Sonora, con una extensión de 198,496 Km2, creció su
población un 229.5%. Mientras que Tamaulipas, que tenía una extensión casi 80 mil Km2,
incrementó su población en un 78% en el período.

Las condiciones socioeconómicas
de la gran mayoría de la
población, que habitaba en las
zonas rurales y las pequeñas
poblaciones, eran precarias.
Siendo al mismo tiempo quienes
sostenían el funcionamiento del
aparato productivo agropecuario,
además de abastecer la naciente
transformación del sistema
productivo orientado a la agro y
minera exportación que implantó el
Porfiriato para el país, con su
modernización al servicio del
imperialismo, sobre todo
estadounidense.
El contexto de la vida cotidiana
Una familia de campesinos (ca. 1900)
http://biblioweb.tic.unam.mx/libros/mexico/decadas/00-10/fotos/xx_045.html
La gran mayoría de la población era analfabeta, cuya ignorancia se mantenía con el apoyo de la
Iglesia Católica, la que contribuía a mantener el orden existente, siendo común que los peones
iniciaran el día y tomaran sus alimentos con el rezo o cántico del Alabado, fincando en una
vida posterior a la muerte una existencia que pocas satisfacciones tenía en su realidad.
Para su alimentación dependían fundamentalmente del maíz, ingerido como atoles y tortillas.
Si se contaba con la leche de una vaca propia, ésta se consumía recién ordeñada, además de
hacerse con ella nata, mantequilla y queso, siendo común la ingesta de insectos, como hormigas
y chapulines, además de otros animales como gusanos, batracios y reptiles, para completar su
dieta de proteínas, en donde era fundamental el consumo de frijoles.

Las unidades de producción tradicionales en México
habían sido extensivas, que se denominaban
haciendas, las cuales para el Porfiriato sumaban
algunos miles e integraban un universo cerrado,
cuyos dueños vivían en la capital y pasaban cortas
temporadas como visitantes distinguidos en sus
propiedades. Mientras quienes residían en ellas
mantenían una estrecha relación con los jefes
políticos, los políticos locales y los sacerdotes, por
lo que el poder económico supeditaba a su influencia
las esferas de lo social y político, ya que actuaban
como la autoridad real en las comarcas en donde
extendían su poder absoluto.
La administración de sus propiedades quedaba en
manos de encargados, que se apoyaban en
mayordomos y capataces, quienes mantenían la
producción con base en el trabajo de los peones,
además de la colaboración estacional de medieros,
aparceros y de pequeños propietarios; cuyas
actividades estaban sujetas a las decisiones e
intereses de las de los propietarios de las grandes
haciendas.
Existían trabajadores temporales, quienes ejercían
diversos oficios en las comunidades rurales, además
de que fue creciente la incorporación de vaqueros,
con lo que se fue conformando un incipiente
proletariado rural, sobre todo en el norte del país.
La producción agropecuaria
Recolector de aguamiel (ca. 1900)
http://biblioweb.tic.unam.mx/libros/mexico/decadas/00-10/fotos/xx_034.html

La mayoría de la población, los
más pobres, ocuparon desde las
primeras décadas del siglo XX el
oriente de la Ciudad de México,
en los alrededores del Lago de
Texcoco; además de unir, con
crecientes asentamientos, el
pueblo de Tacuba con la Calzada
del Río del Consulado al poniente;
mientras que en el centro de la
Ciudad de México transformaron
las viejas edificaciones de otras
épocas en casas de vecindad, de
uno o varios pisos y patios,
plagadas de fauna nociva.
La vida en las ciudades
Familia de José Guadalupe Posada (De la Torre, 2006)
El hacinamiento caracterizaba a las ciudades, junto con el descuido. Las viviendas podían
contar con una o varias habitaciones, cuya calidad y amplitud disminuían desde el frente de la
edificación hacia su interior, en los llamados patios de vecindad.
En estos patios se encontraba el área de servicios comunes con lavaderos, tendederos y
retretes, además de servir para encender los braceros con que se cocinaba; constituyendo
esta área un lugar de convivencia de los vecinos, en donde las mujeres platicaban y jugaban los
niños.
La iluminación y ventilación era escasa, si acaso una ventana que se abría hacia un patio, en
donde podían encontrarse diversos animales domésticos y de granja. Su mobiliario consistía de
una repisa en la pared, o huacales para colocar la despensa y los trastes, que se completaba
con mesa y lámparas de petróleo, cama o petates, algún tipo de armario o ropero, y un
taburete con aguamanil para el aseo.

Villa de Guadalupe (ca. 1900)
http://www.biblioweb.tic.unam.mx/libros/mexico/decadas/00-10/fotos/xx_049.html
La indumentaria ubicaba el
grupo social. En los hombres los
huaraches, la camisa y calzón
de manta, sarapes y sombreros
de paja identificaban a los más
pobres.
La mezclilla o gabardina y
gorras a los artesanos y
obreros; mientras que la clase
media y los ricos generalizaron
un atavío a la americana, con
traje y chaleco de casimir y
corbata.
Las mujeres pobres usaban el
pelo largo, comúnmente en
trenzas; vestían huipil, enaguas
de percal o largos vestidos
estampados y de colores
llamativos, delantal y rebozo, y
andaban descalzas o con
huaraches.
La vida en las ciudades
Los hombres usaban sombreros; los acomodados de fieltro, mientras que los más modestos
sombreros rancheros de ala ancha de varios tipos, que identificaban el origen regional del
usuario. Los grupos sociales se diferenciaban en el calzado que portaban, huaraches para la
población más pobre y zapatos para los grupos mejor ubicados económicamente.
Las mujeres mayores usaban vestidos de telas negras, mientras las jóvenes de telas
decoradas, siendo muy populares los círculos de colores, además de taparse todas ellas con
rebozos, de los cuales existía toda una variedad de decorados y acabados.

Plaza Lerdo en la ciudad de México (ca. 1900)
http://www.biblioweb.tic.unam.mx/libros/mexico/decadas/00-10/fotos/xx_018.html
Otros lugares de esparcimiento y diversión continuaron su funcionamiento, en donde se
celebraban palenques y corridas de toros, además de los sitios para los juegos de azar.
Mientras que las plazas de las poblaciones adquirieron una nueva vida con el Liberalismo,
convirtiéndose en lugares para pasear por las tardes y reunirse para asistir a las
conmemoraciones cívicas que suplieron a las religiosas.
La llegada del personal extranjero de las empresas, que explotaban los recursos naturales
nacionales, popularizó nuevos deportes como el futbol y el béisbol, jugados por ingleses y
estadounidenses.
El asistir al teatro fue una costumbre de los burgueses y las clases medias. El traslado en la
ciudad, para grandes distancias, se realizaba principalmente en tranvías eléctricos, que se
iniciaron con el siglo XX.
La vida en las ciudades
A partir de la segunda mitad
del siglo XIX se abrieron
establecimientos públicos, los
cafés, salones de té y
neverías, que proporcionaron
nuevos lugares de convivencia
y esparcimiento para leer los
periódicos, los cuales se
incrementaron a medida que
transcurrió el siglo XIX.
Además de realizarse
encuentros con conocidos y el
participar en tertulias
literarias y pequeños
conciertos, y hacer vida
social en lugares públicos.

La reestructuración de la historia
nacional a fines del siglo XIX se
manifestó en la multiplicación de
representaciones de los personajes
de la Independencia, la Reforma y
la lucha contra la Intervención
Francesa en avenidas y parques.
Exaltándose las figuras de los
caudillos en pinturas, monumentos y
esculturas, como los nuevos
personajes cívicos, los héroes.
Inundando de un fervor nacional a
la población, lo que generó un nuevo
calendario cívico que suplió al
religioso, conformando una nueva
identidad colectiva, que Vicente
Riva Palacio integraría en la obra
colectiva que reinterpretaría la
historia nacional, México a través
de los siglos, que se terminó en
1889.
Monumento a Cuauhtemoc de Miguel Noreña (1887)
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Statue_of_Gautamozin_onthe_Paseo..tif
El contexto ideológico
En 1892 la agrupación Unión Liberal, originalmente formado alrededor de José Ivés Limantour,
lanzó un manifiesto cuyo fin era apoyar la 4ª reelección del general Porfirio Díaz, en donde se
hacían patentes los principios del régimen porfiriano, señalándose que se buscaba analizar
“científicamente” la situación social de México, sus problemas y soluciones.
Muy pronto la oposición y la masa del pueblo en general, cuyos derechos políticos les habían
sido arrebatados, empezó a dar a este partido el despectivo e irónico nombre de Partido de
los Científicos.

Andrés Molina Enríquez, en su
obra: Los grandes problemas
nacionales (1909), plantearía que el
mestizo era la base de la
nacionalidad mexicana, ubicándolos
como: rancheros, empleados y
profesionistas, bajo la idea de que
este grupo había ascendido
socialmente mediante un proceso de
adaptación y selección natural, por
lo que estaba destinado a
imponerse a sociedades más
evolucionadas como la
norteamericana, por ser la
manifestación más clara de lo
verdaderamente mexicano.
Con lo que descartaba como actores
del cambio a los criollos e
indígenas, ya que los primeros
estarían perennemente buscando lo
extranjero, actuando
constantemente en contra de la
propia patria, mientras que los
indígenas únicamente permanecían
vinculados con sus pueblos y
costumbres, sin la esperanza de
mayor lealtad a la nación o su
estado.
Día de mercado en Taxco, Guerrero (ca. 1900)
http://www.biblioweb.tic.unam.mx/libros/mexico/decadas/00-10/fotos/xx_050.html
El contexto ideológico
Según Molina Enríquez, bajo los esquemas modernizadores
del Porfiriato existió un resurgimiento del anquilosado
criollismo, impulsado en gran medida por la apertura
irrestricta a la inversión extranjera y el fortalecimiento
del latifundio, el cual consideraba negativo. Por lo que el
proceso de transformación nacional se debería dar a
partir de grupos provenientes de profesionistas,
rancheros y trabajadores urbanos; que requerirían en
este proceso del impulso de un gobierno autoritario.

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