Introducción
Los murciélagos pertenecen al orden Chiroptera, que en griego significa “mano alada”. Los
murciélagos son el segundo grupo más grande de mamíferos, después de los roedores con
aproximadamente 925 especies de vivientes constituyendo alrededor del 20% de todas las especies
de mamíferos vivos conocidos (Bamard, 1995).
El orden se divide en dos Subórdenes, Megachiróptera y Microchiróptera, donde el primero incluye
una familia (Pteropodidae) y alrededor de 166 especies, todos se alimentan principalmente de
material vegetal, ya sea fruta, néctar o polen; las 16 familias restantes (alrededor de 759 especies)
pertenecen a Microchiroptera. Dentro de las características que diferencian a estos subórdenes se
tienen que los Megachiróptera se encuentran solo en los trópicos del Viejo Mundo, mientras que los
Microchiróptera tienen una distribución mucho más amplia; estos últimos usan una ecolocación
altamente sofisticada para la orientación, y sus contrarios se orientan principalmente usando sus
ojos; las especies de Megachiroptera controlan la temperatura de su cuerpo dentro de un estrecho
rango de temperaturas y ninguna hiberna; muchos Microchiroptera tienen temperaturas corporales
lábiles, y algunos hibernan (Hill y Smith, 1984; Nowak, 1991; Vaughan, et al., 2000).
Los murciélagos generalmente tienen requisitos de percha muy específicos, que difieren entre
especies. Pueden posarse en cuevas, grietas, árboles, troncos e incluso en viviendas humanas; e
incluso pueden usar diferentes tipos de perchas en diferentes momentos. Los sistemas de
apareamiento varían entre las especies. A menudo se agregan en grupos grandes en uno o algunos
árboles y se aparean con varias hembras cercanas. En muchos Microchiroptera neotropicales, uno o
dos machos defienden pequeños harenes de hembras; l os machos aseguran todos los
apareamientos con sus hembras hasta que otros machos los suplantan. Si bien la mayoría de las
especies son poligínicas o promiscuas, hay algunos murciélagos que son monógamos. En estos
casos, el macho, la hembra y su descendencia se mantienen juntos en un grupo familiar y los
machos pueden contribuir a proteger y alimentar a las crías (Hill y Smith, 1984; Vaughan, et al.,
2000). Todos los murciélagos recién nacidos dependen por completo de sus madres para la
protección y la nutrición, las hembras de muchas especies forman colonias de maternidad mientras
están lactando y criando jóvenes. Cuando los jóvenes se quedan en el lugar de perchaje mientras la
madre se alimenta, se agrupan para mantenerse calientes; a su regreso las madres y sus
respectivos bebés pueden identificarse entre sí por sus vocalizaciones y olor, y así pueden reunirse
con éxito. En algunas especies, las hembras cuidan a las crías de forma comunitaria, con "niñeras"
cuidando al grupo de crías mientras sus compañeros de crianza se alimentan (Nowak, 1991).
Los murciélagos se comunican entre sí en una variedad de formas entre ellas la ecolocalización.
Todos los Microchiroptera dependen en gran medida de esta estrategia para navegar a través de su
entorno y encontrar comida. Producen sonidos que rebotan en los objetos y producen ecos, que los
murciélagos pueden escuchar e interpretar. Las diferencias en características como la frecuencia y la
duración afectan la capacidad de una llamada de ecolocalización para producir ecos a partir de
objetos de diferentes tamaños, formas y distancias diferentes. Como resultado, la estructura de
llamada de ecolocalización puede revelar bastante acerca de la estrategia de ecología y búsqueda
de alimento de una especie de murciélago. (Hill y Smith, 1984; Vaughan, et al., 2000). Los
murciélagos emplean un conjunto de llamadas de comunicación, la mayoría de las cuales son
audibles para el oído humano. Algunas especies usan un repertorio diverso de llamadas sociales,
que pueden ser útiles en la agresión intraespecífica, la comunicación madre-hijo y el comportamiento
de apareamiento. (Behr y von Helversen, 2004; Hill y Smith, 1984; Vaughan, et al., 2000)
Los murciélagos de acuerdo a su tipo de alimentación se agrupan principalmente en cinco grupos: 1.
Los insectívoros, que se alimentan de insectos y otros artrópodos, los cuales resultan ser muy
importantes para evitar plagas que amenazan a la agricultura y la salud humana; 2. Los frugívoros,