EL PRIMER PILAR ES EL SILENCIO
Cuando las dejamos hablar sin interrumpirlas, escuchando en silencio, la mayoría de las
personas dan naturalmente un cúmulo de informaciones sobre ellas. El buen
negociador debe centrarse en su interlocutor cuando éste habla.
Utiliza únicamente, en la relación, fórmulas como “Hum., hum…”, “Entiendo”, “Ya
veo”, “En esto no lo sigo”, que demuestran claramente que sigue las palabras de su
interlocutor. Este último se siente entonces escuchado, tenido en cuenta.
Cuando está en silencio, en escucha total, el negociador solo tiene dos razones para
tomar la palabra:
– hacer saber que comprende bien
– pedir una aclaración cuando no comprende algo en este caso, de modo no verbal,
indica que va a tomar la palabra, desincronizándose ligeramente.
EL SEGUNDO PILAR SON LAS PREGUNTAS ABIERTAS
El negociador activa la conversación utilizando preguntas abiertas que favorecen la
expresión de su interlocutor con una libertad total. Por ejemplo: ¿Qué piensa usted de
eso? ¿Qué significa para usted…? ¿Cómo piensa hacerlo?
Es una forma de sincronización verbal que da ritmo al intercambio con regularidad,
utilizando expresiones como “Entonces…”, “Dicho de otro modo…”, “Si yo entiendo
bien…”.
El negociador no hace comentarios, no agrega ni suprime nada a lo que él reformula. La
reformulación induce la conformidad del interlocutor o lo lleva a aportar una
modificación (una información complementaria, una expresión corregida, por
ejemplo).
Usted permanece así en el principio de realidad, evitando los deslizamientos habituales
de la comunicación. La reformulación de esas mismas palabras produce una activación
del estado interno positivo en favor de la negociación en un estado de apertura.
Evita las preguntas cerradas que se convierten rápidamente en un interrogatorio, y
descarta las preguntas que sugieren u orientan las respuestas.
EL TERCER PILAR ES LA REFORMULACIÓN
Reformular consiste en repetir de manera más concisa o más explícita lo que el
interlocutor acaba de decir, a partir de sus palabras sensoriales significar vas, de modo
que él se sienta comprendido y animad a avanzar en su discurso con toda confianza.
EL CUARTO PILAR SON LAS PREGUNTAS DE PRECISIÓN