Preciosa sangre

alfredoleonel 509 views 48 slides Jul 24, 2021
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About This Presentation

Un recorrido por la espiritualidad y devoción de la Preciosa Sangre de Cristo.


Slide Content

La Preciosa Sangre de Cristo 1

Introducción 2

Una devoción particular en la Iglesia católica relacionada con la  Pasión de Jesucristo  consiste en honrar su Preciosa Sangre. 3

Es un  reconocimiento  del  sacrificio de Jesús  y de cómo derramó su sangre para la salvación de la humanidad. 4

La Preciosa S angre de Nuestro S eñor se hace presente a través del don de la Eucaristía y es algo que podemos consumir en la   M isa, junto con el Cuerpo de Cristo, bajo la apariencia de pan y vino. 5

Tradicionalmente, en la Iglesia, el mes de julio está dedicado a la devoción de la Preciosísima Sangre de Cristo. 6

Un poco de historia 7

Con el paso del tiempo,  la Iglesia —según nos cuenta la historia— fue desarrollando varias fiestas de la Preciosa Sangre hasta que durante el pontificado de Benedicto XIV (1740-1758) se compusieron la Misa y el Oficio en honor de la Sangre adorable del Divino Salvador, pero no fue hasta el siglo XIX cuando se estableció una fiesta universal. 8

El gran propagador de esta devoción, según señala san Juan XXIII en su Carta Apostólica « Inde a Primis» (1960)   sobre la devoción a la Preciosísima Sangre, fue en el siglo XIX, el sacerdote romano san Gaspar del Búfalo, fundador de los misioneros de la Preciosa Sangre. 9

En 1815 Gaspar fundó la congregación religiosa llamada Misioneros de la Preciosísima Sangre. La devoción que él sentía más cercana, estrechamente ligada a la del Sagrado Corazón de Jesús fue la de la Preciosísima Sangre y por eso se convirtió en su más ardiente apóstol. En realidad, él mismo había experimentado que sólo el amor de Cristo, que había derramado su sangre para la redención de los hombres, era el recurso y el medio más eficaz para obtener la conversión de nuestra humanidad herida por el pecado.  San Gaspar compuso esta oración a la Preciosa Sangre de Cristo: 10

Oh, preciosa sangre de mi Señor, que yo te ame y te alabe para siempre. ¡Oh, amor de mi Señor convertido en una llaga! Cuán lejos estamos de la conformidad con tu vida. Oh Sangre de Jesucristo, bálsamo de nuestras almas, fuente de misericordia, deja que mi lengua, impregnada por tu sangre en la celebración diaria de la misa, te bendiga ahora y siempre. Oh, Señor, ¿quién no te amará? ¿Quién no arderá de agradecido afecto por ti? Tus heridas, tu sangre, tus espinas, la cruz, la sangre divina en particular, derramada hasta la última gota, ¡con qué elocuente voz grita a mi pobre corazón! Ya que agonizaste y moriste por mí para salvarme, yo daré también mi vida, si será necesario, para poder llegar a la bendita posesión del cielo. Oh Jesús, que te has hecho redención para nosotros, de tu costado abierto, arca de la salvación, horno de la caridad, salió sangre y agua, signo de los sacramentos y de la ternura de tu amor, ¡Seas adorado y bendecido por siempre, oh Cristo, que nos has amado y lavado en tu preciosísima sangre! Amén. 11

Pasaron los años y d urante la Primera Guerra Italiana por la Independencia en 1849, el papa Pío IX se exilió a Gaeta. Fue allí con Don Giovanni Merlini, tercer superior general de los Padres de la Preciosa Sangre. Mientras la guerra seguía en su apogeo, Merlini le sugirió al papa Pío IX que creara una  fiesta universal  a la Preciosa Sangre para rogar a la ayuda celestial de Dios para que terminara la guerra y llevar la paz a Roma. 12

Pío IX posteriormente hizo una declaración el 30 de junio de 1849 de que tenía la intención de crear una fiesta en honor de la Preciosa Sangre. La guerra pronto terminó y regresó a Roma poco después. El 10 de agosto lo hizo oficial, y proclamó que el primer domingo de julio se dedicara a la Preciosa Sangre de Jesucristo. Más tarde, el papa Pío X asignó el 1 de julio como la fecha fija de esta celebración. 13

Después del Concilio Vaticano II, la fiesta se eliminó del calendario, pero se estableció una Misa votiva en honor de la Preciosa Sangre que se puede celebrar en el mes de julio (como en la mayoría de los otros meses del año). En algunos lugares la fiesta se sigue celebrando el primer domingo de julio L as Congregaciones religiosas vinculadas a la espiritualidad de la Sangre de Cristo celebran la fiesta el 1 de julio con el grado de solemnidad. 14

En sí todo el mes de julio se dedica tradicionalmente a la Preciosísima Sangre de Cristo, y se alienta a los católicos a meditar sobre el sacrificio profundo de Jesús y el derramamiento de su sangre por la humanidad. 15

San Juan XXIII escribió la Carta Apostólica «INDE A PRIMIS» el treinta de junio de 1960, vigilia de la fiesta de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, con el objeto de incrementar más el culto a la preciosa Sangre de Jesucristo, aprobó las Letanías a la Sangre de Cristo y recomendó que se recitasen en todo el mundo católico de manera pública o privada “con la concesión de indulgencias especiales”. Igualmente, propuso que, al acercarse la fiesta y el mes consagrado al culto de la Sangre de Cristo (julio), “los fieles la hagan objeto de sus más devotas meditaciones y más frecuentes comuniones sacramentales. Que reflexionen, iluminados por las saludables enseñanzas que dimanan de los Libros Sagrados y de la doctrina de los santos padres y doctores de la Iglesia en el valor sobreabundante, infinito, de esta Sangre verdaderamente preciosísima (…)”. 16

San Pablo VI, con la reforma del Calendario, la unió a la fiesta del «Corpus Christi», que desde entonces se celebra en toda la Iglesia como la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo. Es una fiesta móvil en el calendario litúrgico, que se celebra el jueves siguiente a la solemnidad de la Santísima Trinidad, la cual se lleva a cabo el domingo siguiente a Pentecostés (sesenta días después del Domingo de Resurrección). Debido a esto, es en julio cuando se anima a los católicos a meditar sobre el sacrificio de Jesús y el derramamiento de su sangre por la humanidad el Jueves Santo. 17

Algo de espiritualidad 18

La reflexión en torno a la Sangre de Cristo nos lleva especialmente al pie de la cruz y a pensar en esa sangre derramada por nosotros que es el precio de nuestra redención 19

Meditando en la Preciosa Sangre de Cristo n os vamos a la pasión de Cristo y nos ponemos al pie de la cruz con nuestros corazones llenos de gratitud, reconociendo, por la oración y la vida de Jesús su auto-sacrificio para nuestra salvación, y nos esforzamos por llevar los frutos de gozo y esperanza, perdón y misericordia, la gracia y la paz que vienen de su Sangre derramada por nuestra salvación. 20

Los santos y beatos, que tenían bien fundamentada la visión de todo lo relacionado con la Preciosa S angre de Cristo, nos muestran innumerables ejemplos de devoción. Comparto ahora varios pensamientos de la beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento —fundadora de la familia misionera a la que yo pertenezco— que, entre sus reflexiones, tiene textos como estos: 21

“El pensamiento de que estoy unida a un Esposo de sangre me animará a estar siempre clavada en la cruz”. Meditaciones. 22

“Dios no se hizo ángel, sino hombre; porque por el ángel no dejó su cielo para habitar la tierra, sino por el hombre; porque el ángel no puede alimentarse con la sangre y la carne del Dios humanado; porque el alma humana  le costó toda su Pasión , por ella derramó toda su sangre preciosísima.” Viva Cristo Rey, f. 514. 23

“En la presencia de Dios cuán poco valgo por mí misma, me daría asco verme. Sola­mente valgo por la sangre preciosísima de Jesús que fue derramada por mí, por mi salvación y santifica­ción; y que la inteligencia, la iniciativa que yo tenga, la simpatía, etc. etc., son dones de Dios que se pueden quitar en cualquier momento, sobre todo si ve que no sé hacer buen uso de sus dones” Consejos.. 24

“Una de mis oraciones favoritas, es ponerme en espíritu al pie de la cruz, para bañarme con la sangre divina, purificándome así de toda mancha, de todo pecado, de toda imperfección, y luego así purificada, elevar mis manos a Dios Padre, pidiéndole por esa sangre preciosa, el rescate de la humanidad, su conversión, su santificación”. Experiencias Espirituales, f. 463. 25

La Preciosa Sangre de Cristo en la Sagrada Escritura 26

Voy ahora rápidamente a la Sagrada Escritura, en donde la sangre aparece como «figura» en el Antiguo Testamento, como «acontecimiento» en la vida de Jesús y como «sacramento» en el tiempo de la Iglesia. A la luz de esto, la efusión de la sangre de Cristo nos aparece en primer lugar «proféticamente» prefigurada, después «históricamente» realizada y por último, «sacramentalmente» renovada en la Eucaristía. 27

Así, l a espiritualidad y la devoción de la Preciosa Sangre es un recuerdo constante y concreto de que Jesucristo es la fuente de todo bien, la fuente de sobrevivir a todas las necesidades, la fuente de la justicia y paz. Viviendo en esta dimensión de la vida espiritual podemos interiorizar en el grito de sanPablo : « Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí» (Gal 2,20). 28

Aquí podemos ver, a la luz de la Sagrada Escritura, algunas de las virtudes de esa preciosa sangre de Cristo. Gracias a ella somos: – Perdonados : «Tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia ( Efesios 1,7 ) – Lavados : «Nos lavó de nuestros pecados con su sangre» ( Apocalipsis 1,5 ) – Purificados : «La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado» ( 1 Juan 1,7 ) 29

– Justificados : «Justificados en su sangre, por él seremos salvos en la fe» ( Romanos 5,9 ) – Comprados : «Con tu sangre nos has redimido para Dios» (Apocalipsis 5,9); «habéis sido comprados por precio» ( 1 Corintios 6,20 ) – Reconciliados con Dios : «Mediante la sangre de su cruz» (Colosenses 1,20); «Hechos cercanos por la sangre de Cristo» ( Efesios 2,13 ) 30

– Introducidos en la presencia de Dios : «Teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo» ( Hebreos 10,19 ) – Liberados de la esclavitud del diablo : «Fuisteis rescatados… con la sangre preciosa de Cristo» ( 1 Pedro 1,18-19 ) – Santificados : «Es decir, puestos aparte para ser consagrados a Dios, por medio de la sangre en la cual fuimos santificados» ( Hebreos 10,29 ) 31

La Sangre de Cristo es el precio que Dios pagó por librar a la humanidad de la esclavitud del pecado y de la muerte eterna. Hay que recordar que en Getsemaní, en la oración en el huerto, antes de derramar su sangre por nosotros en la cruz, Jesús sudó sangre, cuestión que la medicina dice que puede ser posible cuando la angustia de la persona llega a un extremo tremendo. Cristo sudó sangre ante la angustia de lo que debía experimentar en la Cruz para salvarnos, pero hizo la voluntad del Padre. 32

La Sangre derramada de Cristo es la prueba irrefutable del Amor de Dios Trinidad a todo hombre, sin excluir a nadie. 33

La Preciosa Sangre de Cristo y María 34

La devoción a la Sangre de Cristo es en el fondo un acto de amor y de respeto al misterio insondable del Amor y de la Misericordia divinas que debe estar unido al amor profundo y sincero que le tenemos también a su Madre Santísima de quien mucho recibió. Donde está Cristo, está su Madre Santísima y ella nos lleva a Jesús. 35

Así, me voy a meter ahora ampliamente a un terreno difícil de entender en este tema de la Preciosa Sangre de Cristo cuando hablamos de la santísima Virgen María. San Agustín escribió: «Jesús tomó su Carne de la carne de María», sin embargo de la sangre nada dice, porque l a P reciosa S angre de Cristo es de él como verdadero Dios y verdadero hombre, la de María no, es solamente sangre humana. Cualquier médico, en la actualidad, nos podrá decir que la sangre del bebé no suele entrar en el sistema circulatorio de la madre durante el embarazo.  36

En este sentido, debe quedarnos claro que cuando comulgamos, no recibimos el cuerpo de María ni la sangre de María, sino el Cuerpo y la Sangre de Cristo. La Virgen , quien «estaba junto a la Cruz de Jesús» en el Calvario (Juan 19,25), está con nosotros en cada Eucaristía. Sin embargo, sabemos que gracias a la Eucaristía, nos hacemos «consaguíneos de Cristo» y solamente en un sentido muy remoto, también de María. 37

Pero debe quedarnos en claro que el cuerpo purísimo de la Virgen, ciertamente, no puede ser la explicación plena de la humanidad de Cristo. Él no es un apéndice o prolongación corporal de ella. Genéticamente son seres humanos distintos, como nos enseña la doctrina del Iglesia Católica, pero hay que recordar que Jesús estuvo nueve meses en el seno de María. 38

Y c uando vamos ante Jesús en el altar, siempre lo vamos a encontrar «con su Madre María», igual que lo encontraron los Magos en Belén (Mateo 2,11). Y Jesús en la Sagrada Hostia, desde el altar a nuestros corazones, puede repetir a cada uno de nosotros lo que le dijo a San Juan Evangelista desde el altar del Calvario: «He ahí a tu Madre» (Juan 19,27). 39

L a humanidad de Cristo tiene origen, aunque no total, en la humanidad de María,porque hay que recordar que es Hijo de Dios, así que no se puede hablar de una continuidad propiamente dicha ni en el ser ni en la corporeidad, entre María y Cristo que sea exclusiva . Por eso no es un lenguaje exacto decir que la Sangre de Cristo es la misma sangre de María, pues ni aún en el caso de los nacimientos según la naturaleza, la sangre del hijo o de la hija, como la ciencia afirma, participa del torrente sanguíneo de la mamá, de modo que a menudo son de grupos sanguíneos distintos. 40

Ciertamente hay una distinción entre la sangre de María y la de Cristo pero no hay que olvidar que el origen de la humanidad de Cristo, también en su corporeidad, requirió del cuerpo y sobre todo del «Sí» voluntario de María. Por eso la poesía y el canto, como expresiones artísticas, para exaltar ese «Sí» de la Virgen Madre, tocan el tema diciendo que la sangre de Cristo es la sangre de María 41

No podemos olvidar que todo esto es un misterio. Así, dentro de todo esto, María Santísima es cooperadora en el ofrecimiento de la Preciosa Sangre de Cristo, al igual que en el misterio de la Encarnación del Verbo, Ella es parte integral del mismo por un único y mismo decreto eterno, como enseña Pío IX en su bula « Ineffabilis Deus» (1854) . Es decir, Dios, desde la eternidad, ve y conoce a su Madre como vinculada a su misma sangre por el lazo más estrecho que se puede pensar que es la maternidad divina. De su sangre purísima, el Verbo de Dios tomará su propia Carne y Sangre. 42

La espiritualidad y devoción de la preciosa sangre lleva más bien a estar con María al pie de la cruz donde ofrece el sacrificio de su Hijo; allí la imaginación artística, en muchos pintores de diversas épocas, la muestra tomando la Preciosa Sangre en su copa o aliviando el dolor de sus heridas. 43

El Papa Pío XII escribió en la Mystici Corporis (1943): «Fue ella quien lo ofreció en el Gólgota.» Y el Papa León XIII en Jucunda Semper (1894): «Estaba junto a la cruz su Madre, que voluntariamente ofrecía a su propio Hijo». 44

La piadosa tradición nos cuenta como María empapó  un lienzo en los charcos rojos de la preciosa reliquia que iban quedando en el camino. Nos dice también que l a Verónica, en su gesto de amor, se quedó con el gran regalo del rostro ensangrentado del Señor. Y la Virgen María, sentada al pie de la cruz, besaba cada goterón de sangre que bajaba, como un hilillo divino,  del cuerpo de su Hijo. Y en la Sabana Santa Jesús nos dedicó  su imagen “pintada” con el rojo vivo que brotaba de su cuerpo roto y muerto por la brutal Pasión. Por eso debemos amar mucho a María Santísima. 45

Conclusión 46

Quizá, al llegar al final de esta rexlexión, alguien se pregunte: ¿Quién hubiera podido estar junto a la Cruz y guardar en un pobre pañuelo alguna gota furtiva de esa divina sangre que manaba la fuente misericordiosa de un Cristo que muere por mí? Pero no hizo falta, la tenemos cada día en el Cáliz de la Misa. La misma sangre del mismo Cristo que el milagro eucarístico nos regala desde el altar. Sí, es la misma sangre, con los mismos fines redentores. Jesús está vivo y sigue sangrando por amor a cada uno de nosotros.     47

FIN P. Alfredo Delgado Rangel, Misionero de Cristo para la Iglesia Universal. www.padrealfredo.blogspot.com 48
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