Press Las Trece Rosas

eurogaceta 2,441 views 20 slides Nov 05, 2007
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About This Presentation

Las Trece Rosas-press book: Educación y Actividades


Slide Content

Proyecto Cine y Educación
LUCES, CÁMARA, ¡EDUCACIÓN!
dirigida por Emilio Martínez-Lázaro
“Cuando todo esto haya pasado,
alguien tendrá que recordarlo”.

dos

tres
1. LAS 13 ROSAS, por Carlos Fonseca
2. ACTIVIDADES PARA ANTES DE VER LA PELÍCULA
3. ACTIVIDADES PARA DESPUÉS DE VER LA PELÍCULA
A. En la clase, comentar la película en función de la información previa.
B. Lecturas
C. Otras películas
D. Música
E. Actividades deportivas
F. La Historia y las historias
G. Escuela de cine
a. Notas del productor, por Pedro Costa
b. Cine y literatura, dos formas de expresión artística para una misma historia.
La rosa número 14, de Carlos Fonseca
Dar vida al Madrid de la posguerra, por Pedro Costa
H. Navegar por la red
Apéndice
Carmen Cuesta
L
Índice

Madrugada del 5 de agosto de 1939. Una descarga atronadora
retumba en el silencio de un día que no acaba de despuntar.
Trece muchachas con edades comprendidas entre los 18 y los 29
años acaban de ser fusiladas contra las tapias del cementerio del
Este, convertido en patíbulo para los opositores al régimen del
general Franco. Instantes después, con una cadencia monótona,
suenan los disparos secos del jefe del pelotón que remata a las
víctimas. Uno, dos, tres… trece.
Momentos antes habían sido ejecutados otros cuarenta y tres
compañeros de Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), la
organización juvenil surgida en los albores de la guerra civil
de la fusión de las juventudes socialistas y comunistas. No
eran los primeros ni serían los últimos de la feroz represión
desatada contra los vencidos, que prolongarían sus tristemente
célebres “sacas” durante años. Aquellas trece muchachas y
sus compañeros habían sido juzgadas dos días antes por un
consejo de guerra sumarísimo que las encontró culpables del
delito de “adhesión a la rebelión”, la figura legal utilizada por
los vencedores para acabar con los “rojos”, y las condenó a
muerte.
Carmen Barrero Aguado, Martina Barroso García,
Blanca Brisac Vázquez, Pilar Bueno Ibáñez, Julia
Conesa Conesa, Adelina García Casillas, Elena Gil
Olaya, Virtudes González García, Ana López Gallego,
Joaquina López Laffite, Dionisia Manzanero Salas,
Victoria Muñoz García y Luisa Rodríguez de la Fuente
se convirtieron desde aquel momento en “las trece rosas”.
Ni eran protagonistas ni lo pretendían, pero sus nombres
quedaron grabados a sangre en la memoria colectiva de
las presas de la cárcel de Ventas y su memoria transmitida
oralmente como símbolo de la lucha de la mujer contra el
franquismo. Y así han perdurado hasta nuestros días.
Su historia arranca en marzo de 1939. Madrid, la capital de la
gloria, la ciudad heroica que ha resistido tres años de asedio
ininterrumpido, ha caído en manos de las tropas nacionales
y la guerra camina inexorablemente hacia la derrota de la
República. Los líderes y los principales cuadros de los partidos
de izquierda han huido del país o han sido hechos prisioneros,
y la ciudad es batida por aires de revancha en busca de
“enemigos de la patria”. Un grupo de muchachos idealistas
cree que Franco y su régimen tienen los días contados, que los
países de nuestro entorno acudirían finalmente en apoyo de
la República y que pronto, muy pronto, la ciudad recuperaría
su ser. Y mientras ese momento llegaba decidieron organizar
una red de apoyo para ayudar a los compañeros presos y a
sus familias, ocultar a los perseguidos y organizar la lucha
clandestina contra el nuevo régimen. No ignoraban que
Madrid era una ciudad peligrosa, en la que las delaciones
estaban a la orden del día y las detenciones se contaban por
millares, hasta obligar a las autoridades a habilitar conventos
como centros de reclusión. Y así, entre abril y junio, uno a
uno, aquellos jóvenes idealistas fueron detenidos por la Policía
y repartidos entre las prisiones de Porlier, convertido en el
principal centro de internamiento para hombres, y de Ventas,
destinado a las mujeres.
La moderna prisión de ladrillos rojos y paredes
encaladas, proyectada
por Victoria Kent e
inaugurada en 1933
como un centro pionero
para la reinserción de
reclusas, había sido
transformada por los
vencedores en un enorme
almacén humano en el
que se hacinaban cuatro
mil mujeres, pese a que
su capacidad máxima
era de cuatrocientas
cincuenta. Los talleres,
los pasillos y hasta los
aseos hacían las veces de
improvisados dormitorios
para una multitud en la
que convivían madres con
hijos, ancianas y muchachas
casi niñas. Se comía una
sola vez al día y cuando te
tocaba, de noche o de madrugada, el caldo negro obtenido
de cocer vainas de habas. Hacinadas y con el hambre como
compañera, la sarna y los parásitos se comían a las internas,
y la avitaminosis les provocaba enormes llagas en la piel.
Dolencias que se agravaban por la ausencia de unas mínimas
condiciones de higiene. A aquel escenario de desesperación y
muerte fueron a parar “las trece rosas”.
“La madrugada que llegamos a la cárcel de Ventas fue mi
primer desmoronamiento ―cuenta María del Carmen Cuesta,
una de las muchachas de las JSU detenidas, que recuerda con
lucidez aquellos hechos pese a sus 87 años de edad―. Íbamos
peladas, y cuando aquellos enormes cerrojos, que a mí me
parecieron gigantes, se cerraron detrás de nosotras, me dio la
impresión de que traspasábamos las puertas del infierno”.
1. Las 13 Rosas, por Carlos Fonseca
cuatro

cinco
“Madre, no esté preocupada ni intranquila por mí, que estoy
bien. Usted coma, que yo saldré pronto. Además, estoy todo
el día en un patio que da mucho el sol y me pondré muy
morenita”, escribía Dionisia Manzanero a su madre el 29 de
mayo, intentando ocultar la dimensión de la tragedia que vivía.
Dionisia tenía veinte años y era la tercera por edad de los seis
hijos de una familia del barrio de Cuatro Caminos. Su padre
era militante de UGT y ella misma se había afiliado al PCE en
abril de 1938, después de que un obús matara a su hermana
Pepita y a otros niños que jugaban en un descampado próximo
a su casa, y combatido con el batallón Octubre de las JSU.
Julia, Julita Conesa, una de sus compañeras, era modista y
tenía diecinueve años. Se afilió a las JSU a finales de 1937 para
participar de sus cursos de gimnasia y deportes, a los que era
muy aficionada, y durante la guerra trabajó como cobradora
de tranvías, al igual que otras muchachas que sustituían a los
hombres que dejaban su puesto de trabajo para ir al frente.
Era la menor de tres hermanas, que vivían con su madre viuda
en una modesta vivienda de la calle Galería de Robles. Una
casa de mujeres solas. Antonio Paje, el joven y apuesto marido
de Trinidad, estaba encerrado en el campo de concentración
de la Santa Espina, en Valladolid, y el novio de Ángeles,
la otra hermana de Julia, había muerto en combate al ser
derribado el avión que pilotaba.
“Os escribo con el corazón lleno de alegría, porque sé que
ninguno de vosotros llorará por mí [...] Muchos ánimos, que
yo no dejo de reír y de cantar, en fin, ya sabéis cómo soy”…
A las nueve y media de la mañana del 3 de agosto, mientras
aquellas muchachas eran trasladadas en camión hasta el
Palacio de Justicia para ser juzgadas, tenía lugar en la iglesia
de Jesús una misa por el eterno descanso del alma del
comandante don Isaac Gabaldón Irurzun, asesinado el 29
de julio anterior en la carretera de Talavera. Un crimen que
las autoridades imputaron a las JSU y que vengarían con la
condena a muerte, horas después, de los 56 militantes de los
jóvenes socialistas y comunistas entre los que se encontraban
“las trece rosas”.
“Como autores por participación directa y voluntaria del
delito de adhesión a la rebelión, previsto y penado en el
Código de Justicia Militar y Bando declaratorio del Estado
de Guerra, fallamos que debemos condenar y condenamos
a cada uno de los procesados a la pena de MUERTE y
accesorias legales para caso de indulto”. Un perdón que nunca
llegaría.
Conducidas a “capilla” en la noche del 4 de agosto, Blanca
Brisac, la mayor de ellas con veintinueve años y la única
casada y con un hijo de once, cuyo marido, Enrique García
Mazas, había sido también condenado a muerte en el mismo
proceso, mantuvo la entereza suficiente para despedirse de su
pequeño en una carta de letra redonda y líneas rectas:
“Voy a morir con la cabeza alta. Sólo por ser buena, y tú
mejor que nadie lo sabe, Quique mío. Sólo te pido que seas
muy bueno, muy bueno siempre. Que quieras a todos y que
no guardes nunca rencor a los que dieron muerte a tus padres
[...] Enrique, que no se te borre nunca el recuerdo de tus
padres. Recibe, después de una infinidad de besos, el beso
eterno de tu madre”.
También Julia, la modistilla, dirigió una última misiva de
despedida a su familia:
“Madre, hermanos, con todo el cariño y entusiasmo os pido
que no me lloréis nadie. Yo salgo sin llorar. Madre, madrecita,
me voy a reunir con mi hermana y papá al otro mundo, pero
ten presente que muero por persona honrada. Adiós, madre
querida, adiós para siempre. Tu hija, que ya jamás te podrá
besar ni abrazar.
Que mi nombre no se borre en la historia”.
Carlos Fonseca

A) En la clase, hablar de lo que sugiere la lectura del artículo de Carlos Fonseca (apartado 1) (www.las13rosas.com) y el título de la película.
B) Un grupo de alumnos leerá el libro de Carlos Fonseca Trece rosas rojas antes de asistir a la matinal con sus compañeros.
C) El otro grupo leerá las críticas, entrevistas o informaciones acerca de la película. Podrán manejar el press book (de la película),
prestando especial atención al artículo del director, Emilio Martínez-Lázaro (www.las13rosas.com).
Después de ver la película se buscarán las semejanzas y las diferencias, según la fuente de información utilizada previamente.
A) En la clase, comentar la película en función de la información que los alumnos tienen previamente (actividades del apartado 2).
B) Lecturas
El guión de la película LAS 13 ROSAS se ha elaborado a partir de un libro:
C
a r l o s Fo n s eca , Trece rosas rojas, Madrid, Temas de Hoy, 2004.
Así describe el autor cómo lo escribió:
2. Actividades para antes de ver la película
3. Actividades para después de ver la película
seis

Vaya por delante una confesión: conocí la historia de “las
trece rosas” por pura casualidad. La muerte de un familiar
de mi padre, que en la década de los cuarenta pasó veinte
años preso por su militancia comunista, puso en mis manos
cuentos escritos durante su reclusión y un recorte sobre el
fusilamiento de trece muchachas recién acabada la guerra. El
relato me atrapó.
Cuatro años antes había escrito la historia de dos anarquistas
que fueron ajusticiados a garrote vil en 1963 al ser
descubiertos cuando preparaban un atentado contra Franco.
Aprendí a indagar en archivos militares y penitenciarios y así
pude dar con el sumario que se instruyó contra las jóvenes
en 1939. Esta causa me llevó, a su vez, a otras que la justicia
militar incoó contra los vencidos y que estaban relacionados
con la que ya era “mi historia”. Cientos y cientos de folios
que me permitieron reconstruir lo ocurrido desde la versión
oficial: los informes de la temida Brigada Político-Social, la
policía política del dictador, y de la Falange; las denuncias
contra algunas de las víctimas de sus propios familiares y
vecinos; las declaraciones de las chicas ante el juez y las actas
del consejo de guerra que las condenó a muerte.
Completé toda esta información con otros documentos
hallados en los archivos de Instituciones Penitencias y del
PCE, libros de historia y frecuentes visitas a la hemeroteca
para consultar los periódicos de la inmediata posguerra,
fiel reflejo de la actualidad de aquellos días. Los diarios me
fueron de especial utilidad para dibujar cómo era ese Madrid
que de ser el símbolo de la resistencia de la República se
había convertido en el escenario donde se enseñoreaban
los vencedores de la guerra. En ellos descubrí una ciudad
completamente transformada: se cambiaban los nombres
de las calles para ponerles el de los héroes de la Cruzada;
las principales arterias se convertían en improvisados altares
en los que se ensalzaba al caudillo poco menos que como
un enviado de Dios, y hasta los detalles cotidianos sufrían
el capricho de los vencedores, como que la ensaladilla rusa
pasase a denominarse ensaladilla nacional. Podría seguir
escribiendo decenas de anécdotas como ésta, pero prefiero
que las descubráis vosotros mismos con la lectura.
Continúo con lo que os contaba. El último paso, y para
mí el más importante y enriquecedor, fue la recogida
de testimonios, en unos casos de personas que vivieron
directamente aquel suceso, y en otros de familiares de las
víctimas, que han salvado del olvido cartas y fotografías de
sus seres queridos. Tuve el privilegio de hablar con Josefina
Amalia, ya fallecida, María del Carmen Cuesta, Nieves Torres
y Concha Carretero, hoy octogenarias y entonces muchachas
de entre 15 y 18 años que sufrieron la represión de la
posguerra y compartieron con “las trece rosas” sus últimos
días de vida en prisión.
El hermano de Ana López Gallego, los sobrinos de Dionisia
Manzanero, el sobrino y la sobrina nieta de Julia Conesa, me
facilitaron fotografías y cartas de sus seres queridos y, por
último, Enrique García Brisac, que vivió el fusilamiento de
sus padres, Blanca Brisac y Enrique García, cuando sólo tenía
11 años, me permitió compartir sus sentimientos y la carta en
papel biblia que su madre le escribió horas antes de morir, que
él guarda como lo que es: un auténtico tesoro.
Comencé a escribir con una idea clara: el libro arrancaría
horas antes del ajusticiamiento, suspendería el relato justo
en el momento de su traslado al paredón, y lo recuperaría en
el último capítulo. Entre ambos discurrirían las vidas de las
protagonistas. Historias de personas anónimas a las que la
Historia con mayúscula ignora con demasiada frecuencia en
beneficio de los grandes personajes y sus hazañas. Historias
de gente común, como cualquiera de nosotros, a la que le tocó
vivir el trágico episodio de la guerra civil.
Recopilada toda la información, empleé más de un año
en concluir el libro, con etapas de desesperación por mi
incapacidad para entrelazar trece historias sin confundir al
lector, con otras de ánimo cada vez que conseguía resolver un
problema. El resultado final lo someto a vuestro juicio.
Carlos Fonseca
Historia de un libro, por Carlos Fonseca
siete

C. Otras películas
Ar t u r o Ba r e a, La forja de un rebelde, 3 vols.: La forja, La ruta, La llama (sobre todo, el tercer volumen), Barcelona, Debate, 2000.
G
e o rge s Be r n a n o s, Los grandes cementerios bajo la luna, Madrid, Alianza, 1986.
C
a r l o s Fo n s eca , Rosario Dinamitera: una mujer en el frente, Madrid, Temas de Hoy, 2006.
D
u lce Ch acó n, La voz dormida, Madrid, Alfaguara, 2003.
J
e s ú s Fe r r e r o, Las trece rosas, Madrid, Siruela, 2006.
A
l m ude n a Gr a nde s, El corazón helado, Barcelona, Tusquets, 2004.
E
r n e s t He m i ngw a y , ¿Por quién doblan las campanas?, Barcelona, Nuevas Ediciones de Bolsillo, 2004.
A
lbe r t o Mé nde z, Los girasoles ciegos, Barcelona, Anagrama, 2004.
P
edr o Mo n t o l i ú Ca mps, Madrid en la posguerra. 1939-1946 Los años de la represión, Madrid, Sílex Ediciones, 2005.
V
a r i o s Au t o r e s, Mosen: historias de curas en el Pirineo Aragonés, capítulo “Sangre inocente de Gabriel Campo”, Jaca, Pirineum Multimedia, 2000.
J
u a n Edu a rdo Zú ñ iga, Largo noviembre en Madrid, Madrid, Alfaguara, 1990.
Todos estos libros presentan puntos de vista distintos, a veces
complementarios. A ellos hay que unir un libro reciente del escritor
Ignacio Martínez de Pisón, autor del guión de LAS 13 ROSAS:
I
gn aci o Ma r t í n e z de Pi s ó n, Enterrar a los muertos, Barcelona, Editorial
Seix Barral, 2005.
Este libro se centra en la figura de José Robles, traductor del libro
del escritor estadounidense John Dos Passos, Manhattan Transfer al
español. Robles, republicando ferviente que en julio de 1936 no dudó
en ponerse al servicio del gobierno legítimo republicano, fue detenido
tiempo después en Valencia por los servicios secretos secretos soviéticos
y desapareció. John Dos Passos no supo del asesinato de Robles hasta
abril de 1937, cuando vino a España para colaborar en un documental de
propaganda republicana. Empeñado en averiguar la verdad, Dos Passos
tuvo que enfrentarse a una oscura conspiración de silencios y mentiras
que lo dejó profundamente defraudado y que provocó la ruptura de su
vieja amistad con Hemingway.
Canciones para después de una guerra, de Basilio Martín Patino (1976)
Caudillo, de Basilio Martín Patino (1977)
¡Ay, Carmela!, de Carlos Saura (1990)
El espíritu de la colmena, de Víctor Erice (1973)
La Colmena, de Mario Camus (1982)
Recomendaciones de otros libros sobre el tema: Recomendaciones de otras películas sobre
el tema, concretamente sobre la posguerra:
ocho

En la banda sonora de LAS 13 ROSAS se destacan dos canciones:
J’attendrais (que en la película interpreta el actor Asier Etxeandia) y la Canción de Ventas.
La primera es una canción francesa, adaptación de una canción italiana escrita por Dino Olivieri, Tornerai, inspirada en un aria de
Madama Butterfly, de Puccini. La cantante francesa de origen italiano Ketty Rina interpretó J’attendrais en 1938 y, editada en un disco
de 78 rpm de Pathé, alcanzó un gran éxito y se convirtió en una de las canciones emblemáticas de la Segunda Guerra Mundial.
En cuanto a la segunda, fue escrita por las mismas presas:
Cárcel de Ventas / hotel maravilloso / donde se come / y se vive a to confort, / donde no hay / ni cama, ni reposo /
y en los infiernos / se está mucho mejor. / Hay colas hasta en los retretes / rico cemento dan por pan, /
lentejas, único alimento, / un plato al día te darán. / Lujoso baldosín / tenemos por colchón / y al despertar tenemos /
deshecho un riñón.
ACTIVIDADES EN LA CLASE:
a) Leer la letra y comentarla incidiendo en el uso del humor que preside la crítica. Comentar la utilización del humor contra
la dictadura (humor y humor negro). Es un tema amplio, pero, en el ámbito de la posguerra española, se pueden mencionar
algunos títulos de canciones como Mi casita de papel o Rasca Yu que tuvieron problemas con la censura franquista.
En la película Canciones para después de una guerra aparecen, entre otras, estas canciones:
Ya hemos pasao, Chaparrilla, Carrasclás, Yo te daré, Tiro liro, Échale guindas al pavo, La bien pagá, Salud, dinero y amor, La hija de D. Juan
Alba, La morena de mi copla, Mírame, Yo te diré, Que se mueran los feos, Tatuaje, La gallina papanatas, Mi vaca lechera, En er mundo, Mi casita
de papel, Total, ¿para qué?, Rasca Yu, Santa Marta, María Dolores, Amar y vivir, Los fichaos, Angelitos negros, Manolete, Mirando al mar,
Lerele, Francisco Alegre.
Estas canciones son básicamente de la época de posguerra, pero, naturalmente, también podría incluirse las de la Guerra Civil
propiamente dicha, como Puente de los Franceses, Si me quieres escribir , Jarama Valley, etcétera.
D. Música
b) En la clase, comentar si han oído estas canciones alguna
vez, si las conocen a través de sus familias o de otros medios
(en películas, por ejemplo) o en versiones recientes y elaborar
un cancionero de la época.
Éstas son dos páginas web en las que podrán encontrar un
gran número de canciones.
http://www.guerracivil1936.galeon.com/canciones.htm
http://personales.ya.com/altavoz/canciones.htm
http://centros1.pntic.mec.es/ies.maria.moliner3/guerra/canciones.htm
c) En la página web www.las13rosas.com están disponibles
para descarga algunos fragmentos de la banda sonora de la
película compuesta por Roque Baños. En la clase, relacionar
estos fragmentos con las escenas a las que corresponden.
Descubrir la importancia que tiene una buena selección
musical para poder transmitir y comunicar aquello que se
quiere transmitir. Analizar los distintos aspectos musicales que
intervienen en cada fragmento musical de la película: familia/as
de instrumento/os, intensidades, alturas y duraciones usadas,
texturas, melodías principales y secundarias, armonía, ritmo,
modalidad, agógica, fraseo… junto con el momento concreto
en que la música interviene.
nueve

La mayoría de “las trece rosas” pertenecían a las Juventudes
Socialistas Unificadas (JSU), que surge en marzo de 1936,
resultado de la fusión de la Unión de Juventudes Comunistas
de España del Partido Comunista de España (PCE) y las
Juventudes Socialistas de España del Partido Socialista Obrero
Español (PSOE).
El personaje de Julia (interpretado por Verónica Sánchez)
se afilia a las Juventudes Socialistas Unificadas para seguir
cursos de gimnasia y deportes, que durante la II República,
y en general, en la década de los treinta, había atraído la
atención de las clases trabajadoras, tanto en su versión
aficionada como en la creciente versión profesionalizada de la
práctica deportiva.
“En los semanarios de la Sección Española de la Internacional
Comunista que sustituyeron al cerrado Mundo Obrero
proliferaron los artículos dedicados exclusivamente al deporte
que son una expresión inequívoca de la intención de explotar
el enorme potencial propagandístico que el deporte como
forma de ocio, ya cómo práctica popular, ya como espectáculo
de masas, ofrecía”.
Fuente: R
ubé n Pa l l o l Tr igu e r o s, Los soviets deportivos
– el surgimiento de un partido en la sociedad de masas: el PCE,
el asociacionismo deportivo y las nuevas formas de ocio de la clase
trabajadora en la España de la II República, publicado en: Actas
del I Congreso sobre la historia del PCE, 1920-1977, Oviedo
6, 7 y 8 de mayo de 2004. Fundación de Investigaciones
Marxistas (trabajo realizado en el Departamento de Historia
Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid,
bajo la dirección del profesor Luis Enrique Otero Carvajal,
que se puede consultar en
http://www.ucm.es/info/hcontemp/leoc/taller/taller.htm)
En general, “en España, las actividades fisico-deportivas
se desarrollaron de forma definitiva con participación y
estructura de clubes, sociedades y federaciones a partir de
1910, que es desde cuando aproximadamente, se puede
hablar de una lenta pero creciente implantación del deporte
por diversos puntos del territorio nacional, aunque siempre
vinculadas a zonas urbanas y reducido a ciertos sectores de la
sociedad [...]”.
“En 1929 se celebró el primer Campeonato Nacional de
Liga (desde 1902 se disputaba la Copa de S.M. el Rey). Esta
primera competición profesional de carácter nacional se
celebró con diez equipos, y fue ganada por el F. C. Barcelona.
Durante los años de la República el fútbol siguió ascendiendo
en popularidad. Otro deporte que consiguió el favor del
público fue el boxeo, que adquirió gran popularidad desde
finales de los años veinte hasta la guerra civil”.
“El deporte era, en los años treinta, considerado como una
actividad que distinguía a las sociedades modernas y ‘vivas’ de
las atrasadas y con poca vitalidad. Deporte y modernidad eran
complementarios”.
“Los años treinta traerían, en efecto, una apertura en las
sociedad española, que coincidió con la llegada de la II
República, cuya política educativa, cultural y social propició
la incorporación de la mujer a nuevos lugares en el orden
social”, y también en el deporte.
Las citas anteriores, proceden de Deporte y cultura física
en la España Republicana, del Centro de Investigación y
Estudios Republicanos (CIERE, http://www.ciere.org/
CUADERNOS/Art%2056/Deporte%20y%20cultura%20
f%C3%ADsica....htm)
ACTIVIDAD EN CLASE:
a) Por grupos, búsqueda de información sobre el deporte en
los años treinta y las semejanzas y diferencias en los regímenes
fascistas y comunistas.
b) Hemos visto que en el texto de Carlos Fonseca Las 13
rosas recogido en primer lugar, se dice:
“La moderna prisión de ladrillos rojos y paredes encaladas,
proyectada por Victoria Kent e inaugurada en 1933 como
un centro pionero para la reinserción de reclusas, había sido
transformada por los vencedores en un enorme almacén
humano en el que se hacinaban cuatro mil mujeres, pese a
que su capacidad máxima era de cuatrocientas cincuenta.
Los talleres, los pasillos y hasta los aseos hacían las veces
de improvisados dormitorios para una multitud en la que
convivían madres con hijos, ancianas y muchachas casi niñas.
Se comía una sola vez al día y cuando te tocaba, de noche o
de madrugada, el caldo negro obtenido de cocer vainas de
habas. Hacinadas y con el hambre como compañera, la sarna
y los parásitos se comían a las internas, y la avitaminosis
les provocaba enormes llagas en la piel. Dolencias que se
agravaban por la ausencia de unas mínimas condiciones de
higiene”.
En la clase se intentaría reproducir, en un ambiente pequeño,
la falta de espacio vital que existía en la Cárcel de Ventas y
resistir encerrados durante cinco minutos.
E. Actividades deportivas
diez

1936-1937: Lucha por Madrid (“No pasarán”, establecimiento del frente de la Casa de Campo y Ciudad Universitaria, batallas del Jarama y de Brunete). •
1937: Frente del Norte: bombardeo de Guernica. Caída de Asturias, Santander y País Vasco en manos franquistas. •
1937-1939: El frente del Este: Batallas de Teruel, llegada de los franquistas al Mediterráneo, batalla del Ebro y caída de Cataluña (Barcelona, 29-1-1939). •
Caída de Madrid (28-3-1939).•
Fin de la guerra (1-4-1939).•
1939-1945: El régimen totalitario “España Azul”.
1939: Instauración de la dictadura. España se declara neutral en la II Guerra Mundial. •
1940: Ley de represión de la Masonería y el Comunismo. Ley de Organización Sindical. España pasa de ser neutral a ser “no beligerante” en la II Guerra Mundial. Entrevista Franco-•
Hitler en Hendaya.
1941: Envío de la División Azul a la URSS para combatir junto a los nazis: no sólo van voluntarios sino que se envía a falangistas críticos con Franco. •
1942: Leyes de Cortes, de Referéndum y Fuero de los Españoles. •
1945: A raíz de la derrota del Eje en la II Guerra Mundial, España se desvincula de la ideología nazi-fascista y el régimen cambia de orientación. •
1945-1957: El régimen del nacional-catolicismo.
Franco concede preeminencia a la familia católica del régimen y relega a la falangista (supresión del saludo fascista). Ofensiva diplomática internacional. •
Aislamiento internacional y bloqueo de fronteras, sólo roto por el apoyo económico y alimentario de Argentina. Este aislamiento se rompe en •
1953: Concordato con la Santa Sede. Acuerdo con Estados Unidos (bases de Torrejón, Rota, Morón, Zaragoza...). Entrada en la ONU (1955). •
1956: Surge una nueva oposición al régimen (estudiantes, democristianos, nueva izquierda). •
Encumbramiento de los • tecnócratas del Opus Dei.
Desde 1957: La España del Desarrollismo (o “del 600”).
1957: Nuevo gobierno con abundancia de ministros tecnócratas. Devaluación de la peseta. •
1959: Plan de Estabilización, caracterizado por una clara política liberalizadora de la economía cuyo objetivo es el desarrollo económico y social del país. Creación de ETA. •
Años sesenta: años de desarrollo económico, favorecido por el crecimiento de la “industria” turística, las inversiones de capital extranjero y las remesas de dinero de más de un millón de •
emigrantes españoles en América y, sobre todo, Europa. Fuertes migraciones interiores del campo a las ciudades, que implicará el despoblamiento de amplias zonas rurales. El español
medio empieza a disfrutar del “Estado del Bienestar”, simbolizado por el Seat 600, la televisión en casa y las vacaciones en la playa. La Seguridad Social, un hecho.
Evolución en los planteamientos de la Iglesia (Concilio Vaticano II) que ocasiona un mayor alejamiento por parte del régimen franquista. •
La universidad se mueve y se va radicalizando en contra del Régimen. Aparecen (o reaparecen) los sindicatos de clase, que a finales del período tendrán más fuerza que el Sindicato •
oficial.
F. La Historia y las historias
Cronología
once

doce
L
“Después de tres años de guerra civil, el territorio madrileño
inició un lento proceso de reconstrucción económica, que
se extiende a lo largo del decenio de los años cuarenta.
Tengamos en cuenta que una parte sustancial de la provincia
había sufrido gravemente las consecuencias del conflicto
bélico. Entre 1936 y 1937 el territorio madrileño fue el
principal teatro de operaciones bélicas de la guerra civil.
Tres de las cuatro fases de lo que se denomina la batalla de
Madrid se desarrollaron en las cercanías de la capital. Desde
la ribera del Manzanares hasta la cuenca del río Jarama la
destrucción se enseñoreó de campos y villas. En 1939 era
preciso reconstruir una parte importante del caserío urbano
de la capital, al igual que municipios enteros como Seseña,
los Carabancheles, Rivas... En suma, la provincia de Madrid
fue una de las de mayor índice de destrucción per cápita.
La reconstrucción, pues, marcó la tónica de los primeros
años cuarenta en Madrid, en un ambiente de penuria y de
escasez, en el que las colas, las cartillas de racionamiento
y el estraperlo son las figuras dominantes. El profesor
Jiménez Díaz, a la altura de 1942, ponía de manifiesto la
desnutrición generalizada de la población de Vallecas. No
era una excepción, sino la norma que afectaba a multitud
de madrileños de las clases menos pudientes. La lucha por
la vida, el sobrevivir llenó su horizonte cotidiano, sin que
ello supusiera, por razones obvias, la menor alteración de la
paz social, por lo menos hasta 1951. Hecho comprensible
si tenemos en cuenta el desmantelamiento del movimiento
obrero, el miedo y la propia sensación de derrota”.
Fuente: Madrid, de territorio fronterizo a región metropolitana, de
Ángel Bahamonde Magro (Catedrático de Historia Contemporánea.
UCM) y Luis Enrique Otero Carvajal (Profesor Titular de
Historia Contemporánea.UCM). Publicado en: Fusi, J. P. (dir.):
España. Autonomías. Madrid, Espasa Calpe, 1989.
Párrafos extraídos de:
http://www.ucm.es/info/hcontemp/leoc/madrid%20I.htm
ACTIVIDAD EN LA CLASE: Mi historia familiar. Partiendo
de las palabras de Carlos Fonseca en su texto acerca de cómo
escribió su libro, “[...] historias de personas anónimas a las que
la Historia con mayúscula ignora con demasiada frecuencia en
beneficio de los grandes personajes y sus hazañas. Historias
de gente común, como cualquiera de nosotros, a la que le
tocó vivir el trágico episodio de la guerra civil”, y teniendo
en cuenta la información reunida hasta ahora, los alumnos
hablarán con sus abuelos u otros familiares sobre el tema para
escribir una redacción, un cuento o una narración para leerla
en clase.
Los alumnos también podrían llevar a clase algún texto,
documento o fotografía de esa época que se conservara en la
familia.

trece
L
Yo he conocido tres guerras
ninguna fue provocada
todas fueron impuestas
por gentes determinadas.
¿Qué es la guerra?
El odio que se desata,
el deseo de la venganza,
la locura de unos hombres,
sedientos de sangre humana,
esto es la guerra
campos de concentración
campos de exterminio
de asesinatos en masa
sin siquiera respetar
ni edad, ni sexo, ni nada,
esto también es la guerra
fríos amaneceres
que al filo de la mañana
se escuchará la descarga,
unos hombres que sucumben
unas vidas que se acaban
una sangre que se queda
por el suelo derramada,
allí quedaron sus vidas
aquí queda la tragedia,
unas esposas que lloran la ausencia de sus maridos
porque les mató la guerra
unos pequeños que lloran
por el hambre y la miseria
unos seres inocentes
que nada saben de guerras,
Por ejemplo, este poema que ha llegado a nuestros manos, un documento inédito, salvo para la familia, gracias a una nieta que
escuchaba y quería a su abuelo y lo rescató del olvido. Son las memorias de un comunista de Valladolid que escribió lo siguiente:
esto también es la guerra
si seguimos caminando
encontraremos la huella
trágica huella siniestra
por donde pasó la guerra
y podremos contemplar
odio, luto, hambre, miseria
gentes sin brazos
gentes sin piernas
gentes que no verán a sus hijos porque la metralla
les dejó ciegos
destrucción, dramas
terror, tragedias
éstas son las delicias de las guerras
¡sangre, sangre!
gritaba la gente aquella
no habrá pintor en el mundo
ni poetas en la tierra
capaces de retratar
el horror de aquellas guerras
cuadros de injusticias
cuadros de tanta miseria...
Como en el mundo se cierne
la amenaza de otra guerra
griten los pueblos del mundo
griten con toda su fuerza
¡guerra!
¡guerra contra la guerra!
Griten los pueblos del mundo
¡Queremos la paz!
No, no queremos otra guerra.
Isaías García Clemente
Vallisoletano
Entra en www.las13rosas.com y encontrarás algunas historias familiares.

catorce

quince
a) ¿Qué es y qué hace un productor cinematográfico? Pedro
Costa, productor de LAS 13 ROSAS, explica cómo surgió el
proyecto de la película:
Notas del productor, por Pedro Costa
Producir una película, en contra de lo que piensa la mayoría,
es poner en pie un sueño, materializarlo. Este sueño,
como todos, surgió de improviso y concluyó. Ha durado
exactamente dos años.
El inicio tuvo lugar en la primavera de 2005 en la Feria del
Libro de Madrid, cuando compré un libro del que ya tenía
referencias: Trece rosas rojas de Carlos Fonseca. Me senté en
una terraza, lo hojeé y, al descubrir que el autor trabajaba
muy cerca del Retiro (en Ediciones Z), le llamé por teléfono y
quedamos en una cervecería. No hacía ni dos horas que había
comprado el libro y ya había llegado a un acuerdo con Carlos
Fonseca para hacer una película basada en su espléndida
documentación.
A finales de otoño el proyecto ya tenía cara y ojos: Emilio
Martínez-Lázaro (que estaba a punto de iniciar el rodaje de
Los dos lados de la cama) y el novelista Ignacio Martínez de
Pisón. No había concluido el invierno cuando ya teníamos
un primer guión, elemento suficiente para iniciar la parte más
fascinante de este oficio de producir películas: construir el
sueño con las manos.
Porque producir películas es tomar decisiones constantemente:
¿escenarios naturales o decorados?, por ejemplo. Y también tener
la suerte de conocer a un decorador como Eduardo Hidalgo (que
está llamado a ser uno de los más grandes) que te asombra ante
cada una de sus nuevas propuestas.
Y producir películas es también ir a los Ayuntamientos. Como
al de Madrid, por ejemplo, para tratar de convencerles de que
te dejen cortar el tráfico durante tres días en Las Vistillas, así
como desviar a los autobuses de línea, para convertir aquella
zona en un Madrid de posguerra; y descubrir que te escuchan.
Y toparte con una persona como Alicia Moreno, que apoya tu
idea ante las más altas instancias.
O asistir a la detallada y prolija exposición de argumentos que
ese maravilloso director de producción, Martín Cabañas, hace
en el Ayuntamiento de Toledo para que nos permitan cortar
el tráfico en pleno centro, en el mes de agosto, con las calles
llenas de turistas. ¡Y ver cómo se consigue! Y cómo se hacen
las cosas bien y cómo no pasa nada.
Producir es también estar junto al director cuando va a decidir
quién dará vida a los personajes del guión: ¿existe alguien
capaz de hacer sentir la tragedia de Blanca Brisac con más
intensidad que Pilar López de Ayala? ¿Y el tierno idealismo
de Virtudes González no encuentra en Marta Etura la
encarnación más lograda? Y así Verónica Sánchez será Julia
Conesa y Nadia de Santiago, Mari Carmen Cuesta y...
Y producir es descubrir el talento y sensibilidad de Lena
Mossum, que con sus figurines hará creer a todos que los
personajes de la película son de 1939. Y hacer que José Luis
Alcaine se ocupe de la fotografía, y Carlos Bonmatí del sonido
y así, uno a uno, ir haciendo el equipo.
Lograr que una cárcel desocupada hace años se pueble
repentinamente con centenares de presas o hacer circular
tranvías y camiones repletos de monjas exultantes haciendo
el saludo fascista por Las Vistillas es parte del placer de
producir. Como organizar una misa de campaña al estilo
posguerra en los bajos del Viaducto o construir en el patio
de armas de un cuartel del Paseo de Extremadura una réplica
exacta de La Cibeles.
Y, como dije, concluyó el sueño. Por eso ahora estamos aquí,
con esta magnífica película para mostrarla al público, “una de
esas películas que hacen Historia” (como definió, en doble
sentido, una amiga mía). Sí, el sueño concluyó pero “¡que me
quiten lo bailao!”.

Pedro Costa
G. Escuela de cine

dieciséis
L
b) Cine y literatura
A veces, en los libros que han servido como base para
la escritura de un guión cinematográfico, se encuentran
sorpresas que no están en la película:
La rosa número 14, por Carlos Fonseca
Las películas basadas en obras literarias no siempre desvelan
todos sus secretos. Es el caso que nos ocupa. El libro Trece
rosas rojas descubre que “las trece rosas” eran en realidad
catorce. Antonia Torres Llera tenía 18 años de edad y militaba
en las Juventudes Socialistas Unificadas desde octubre de
1936. Al terminar la guerra se incorporó al grupo de jóvenes
que desde la clandestinidad se propuso mantener viva la
organización. Como todas sus compañeras fue detenida,
encarcelada en la prisión de Ventas y condenada a muerte por
un consejo de guerra sumarísimo.
La madrugada del 4 de agosto, cuando el oficial del Ejército
que acudió a la prisión para hacerse cargo de ellas y llevarlas
en un camión viejo y destartalado hasta las tapias del
cementerio del Este, donde iban a ser fusiladas, descubrió
sorprendida que no figuraba en la orden de ejecución. Un
error de mecanografía al escribir su nombre, Antonio por
Antonia, le salvó la vida. Su presencia había sido reclamada
sin éxito minutos antes en la prisión de hombres de
Porlier, donde nadie respondió a esa identidad. El error fue
descubierto días después, y Antonia, que soñó con eludir la
muerte, fue fusilada el 19 de febrero de 1940. Ella era la rosa
número catorce.
Éste no es el único “secreto” que podréis descubrir con la
lectura del libro en el que se basa la película. Julia Vellisca del
Amo, de 19 años, fue la única procesada de los 57 imputados en
la causa 30.426 por la que fueron condenadas a muerte “las trece
rosas” y 43 jóvenes más que logró salvar la vida. Su pena fue
de doce años y un día de reclusión por un delito de auxilio a la
rebelión. Cumplió condena en las prisiones de Gerona, primero,
y Málaga, después, donde en 1942 le fue reducida la pena a seis
años y, más tarde, concedida la prisión atenuada en su domicilio.
Carlos Fonseca

diecisiete
Al plantearse el rodaje de una “película de época”, como es
el caso de LAS 13 ROSAS, uno de los principales problemas
con los que el productor se encuentra es el de decidir dónde
se van a rodar los exteriores. Y más en una película como
la que nos ocupa en la que resulta fundamental mostrar
físicamente la ciudad, Madrid en este caso, para darle
credibilidad a la historia que se cuenta. Las desdichadas
vidas de estas muchachas tuvieron como marco una ciudad
estragada por la guerra civil, la pobreza y el miedo; una ciudad
de la que se adueñaron los vencedores tras haber permanecido
tres años emboscados, una ciudad que los vencidos perdían
después de tres años de resistencia...
¿Y dónde encontrar este escenario? Desgraciadamente,
nuestras ciudades se “modernizan”, con todo lo bueno y lo
malo que ello supone, y los cambios se producen más en
función de la especulación que del respeto a las características
y a la historia de cada ciudad. De ahí que una de las
funciones sociales que cumple el cine (y que suelen ignorar
los mandamases municipales) es el de mantener viva para el
futuro la imagen de las ciudades.
Porque, viendo el Madrid de los años cincuenta y sesenta,
entendemos mejor cómo era la vida en aquellos años, cómo
se comportaba la gente y cómo era el escenario en que se
desarrollaban sus vidas, sus quimeras, sus frustraciones...
De ahí el éxito que tienen las emisiones en televisión de las
películas rodadas aquellos años en las calles de Madrid o de
Barcelona, porque a los mayores les ayuda a recordar cómo
era el mundo en que vivían y a los hijos les permite conocer
cómo era la ciudad en que crecieron sus padres y comenzaron
a vivir, a trabajar, a quererse...
Pues bien, en la actualidad resulta imposible encontrar un
solo lugar de Madrid que recuerde al de aquellos grises días
de la primavera del 39. Y en los barrios que se mantienen en
pie, los más históricos, como el de los Austrias, por ejemplo,
tenemos que contar con la presencia de los bolardos.
Y nosotros teníamos que rodar nada más ni nada menos que
en Cibeles porque el guión situaba allí varias secuencias de
la película. Cibeles presentaba en abril de 1939 un aspecto
muy distinto del actual. El monumento, para protegerlo de
los bombardeos durante la guerra, había sido rodeado con
un muro y sacos terreros y además todo su entorno (Banco
de España, Correos, Cuartel General del Ejército, cruce de
la calle Alcalá con Gran Vía, el edificio Metrópolis, etc.) era
muy distinto. Y el firme era de adoquines y las aceras eran
diferentes y, por supuesto, los coches que circulaban y los
tranvías.
La primera opción que se nos presentaba era la de tratar
de “decorar la realidad actual”. Pero ese planteamiento era
imposible tanto por la dificultad de que el Ayuntamiento nos
diera permiso para cortar todo el tráfico y la circulación de
la zona durante una semana como por el elevado coste que
supondría realizar este proyecto.
Así que nos decidimos por construir nosotros mismos la
Cibeles y su entorno crearlo digitalmente, por ordenador,
haciendo una realidad virtual. Los técnicos de efectos
especiales tallaron en corcho una Cibeles idéntica a la real y
entonces buscamos un espacio donde ubicarla.
El lugar ideal lo encontramos en el patio de armas de un
cuartel de los que hay a la salida de Madrid por la carretera
de Extremadura. El sitio era perfecto y además presentaba la
gran ventaja de que el suelo estaba adoquinado y no había que
tocarlo. (Éste es uno de los grandes inconvenientes con los
que nos topamos a la hora de hacer películas de época ya que
antes todas las calles estaban adoquinadas y ahora ya no queda
prácticamente ninguna).
Colocamos la Cibeles de corcho en el amplio patio de
armas del cuartel, la cubrimos con un falso muro y sacos
terreros, la rodeamos de su fuente y la cerramos con una
valla metálica de poca altura, como la real. El resto, para dar
absoluta credibilidad, consistió en poner dos tranvías con
sus correspondientes catenarias, unos veinte automóviles
y doscientos figurantes que, vestidos de época, circulaban
alrededor de la plaza.
Faltaba el entorno. Para ello colocamos en el fondo una tela
de color verde que medía 500 m
2
, lo que se llama “croma”
que, por cierto, ha sido el mayor utilizado hasta la fecha por el
cine español. Y posteriormente el técnico de efectos digitales
dibujó todo el entorno (Banco de España, Cuartel General
del Ejército, Metrópolis...) trabajando sobre fotografías de la
época. Una vez hecho el “cuadro”, al ponerlo en movimiento,
había que añadirle tranvías y coches circulando y gente
caminando.
Y una vez rodados los planos en el patio del cuartel
sustituimos en el ordenador el fondo verde por los dibujos
en movimiento hechos por el especialista y, al proyectarse el
resultado en una pantalla, el efecto de realidad es total y parece
que las secuencias están rodadas en la Cibeles de 1939.
Ésta es una de las mayores virtudes del cine: hacer realidad los
sueños.
Pedro Costa
Dar vida al Madrid de la posguerra, por Pedro Costa

dieciocho
L
www.las13rosas.com con unos apartados que te ayudarán a profundizar y a participar de una manera diferente tras ver la
película con tus compañeros.
www.altafilms.com
http://www.guerracivil1936.galeon.com/canciones.htm
http://personales.ya.com/altavoz/canciones.htm
http://www.ucm.es/info/hcontemp/leoc/taller/taller.htm)
http://www.ciere.org/CUADERNOS/Art%2056/Deporte%20y%20cultura%20f%C3%ADsica....htm)
http://www.ucm.es/info/hcontemp/leoc/madrid%20I.htm
www.guerracivil.org
www.clubcultura.com/clubcine/clubcineastas/saura/peli-carmela.htm
www.todocine.com/bio/00054244.htm
http://centros1.pntic.mec.es/ies.maria.moliner3/guerra/canciones.htm
Para saber algo más sobre el compositor de la banda sonora, que a su vez dirige y orquesta la música: www.roquebanos.es
H. Navegar por la red
LUCES, CÁMARA, ¡ACCIÓN!

diecinueve
Apéndice
Carmen Cuesta Rodríguez tiene en la actualidad 86 años.
Vive en Valencia, ciudad a la que fue desterrada tras cumplir
condena en un largo periplo por las cárceles de Ventas,
Tarragona, Barcelona, Santander, Gerona y Ocaña. Tiene
cuatro hijas, tres nietas y dos biznietos (un niño y una niña).
Carmen sigue fiel a las ideas que en su día la llevaron a
afiliarse a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), ideas
que despertaron en ella muy joven, cuando se topó con la
terrible represión perpetrada contra los mineros asturianos
durante el bienio negro (1934). Ideas que aprendió de sus
padres, personas acomodadas y comprometidas con el PCE.
Alfonso Cuesta Santamaría, su padre, fue fusilado el 14 de
noviembre de 1939, tres meses después que sus compañeras y
compañeros de las JSU.
Hoy, Carmen sigue luchando por un mundo en paz, más justo
y más igualitario. Considera necesario rescatar y dignificar
la memoria de quienes defendieron la República y lucharon
por recuperar la libertad y la democracia. No concibe que
se organice una crisis cada vez que se habla de esto, ni que
se apele a la paciencia y generosidad de los de siempre. La
democracia tiene una deuda pendiente.
Carmen prometió a su amiga Virtudes aquella terrible noche
de agosto de 1939 que jamás olvidaría y que daría testimonio
de tanto horror. Pese al dolor que ello le supone, ha cumplido
dignamente su promesa. Confía en que esta película y las
actividades promovidas en torno a ella sirvan para que la
memoria de “las 13 rosas” se extienda entre las nuevas
generaciones.
Carmen Cuesta

Distribuida por
Han participado en la elaboración de este press book:
Carlos Fonseca, Pedro Costa, Antón Torres, Felipe Rodríguez, Cayetano
Gutiérrez, Miguel Ángel Díez, Ángel Cubero, José Manuel Maestre, Carmen
Lamela, Ana Muiña, Encarna Manzano, Rafael Muñoz, Jesús Alegría,
Fernando Carrasco, Victoria Alonso, Raúl Faure, Miguel Ángel García y
Mercedes Ruiz.