TEMA 5
Lola Fernández de la Fuente Bursón
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Es importante diferenciar creencia de evidencia. Lo evidente es algo cierto e innegable, algo que no
necesita explicación debido a su obviedad general; por ejemplo, ver el sol y decir que es de día. Se aplica el
término creencia cuando los sujetos tienen como evidente algo que no muestra certeza para todos;
por ejemplo, poseer una fe cristiana. En este sentido, no debemos asociar el concepto creer con pensar u
opinar, ya que aquí la idea se admite como cierta.
Como ya hemos mencionado, la idea delirante sucede cuando el paciente pierde el juicio de la realidad
y obtiene una creencia errónea, es decir, que únicamente él la posee. Nadie la comparte debido a que el
contenido de su idea es imposible e irreal, no basado en la evidencia (aunque si las ideas del sujeto tienen
bastante posibilidad de ser ciertas tendremos que plantearnos si realmente es un delirio o no; por ejemplo si
afirman que su pareja le está siendo infiel). Pese a su surrealismo para el sujeto se trata de un juicio
totalmente certero, por lo que es ininfluenciable e incorregible. En múltiples ocasiones este pensamiento se
convierte en el eje principal de su vida. Estas ideas, que no pueden deducirse ni comprenderse, pueden
reflejarse en tres diferentes tipos de vivencias:
Percepción delirante: consiste en la atribución de un significado anormal a una percepción
real, sin que se dé un motivo comprensible lógico o afectivo. La significación de la percepción
es extraña, numinosa o impuesta; y un carácter de "aviso", "señal" o "mensaje", a modo de
revelación pasiva. Tienen un sentido autoreferencial, directo hacia el sujeto, No debemos
confundirlo con una alucinación, ya que existe en la percepción delirante sí existe un objeto real.
Representación delirante: cuando los recuerdos toman un significado distinto al real aún
rememorándolos correctamente.
Ocurrencia o cognición delirante: aparición espontánea del juicio delirante, viviéndolo como
evidente y sin vinculación de motivo, no a partir de ningún proceso percibido. “Iba por la calle y
me di cuenta de que mi mujer me engaña”.
*Las ideas delirantes atraviesan varias etapas en su aparición: 1°) temple delirante (anastrofe de Conrad)
o vivencia de cambio ambiental o del yo, sin enjuiciar el motivo; 2°) concreción delirante (apofanía de Conrad)
o juicio que hace el enfermo para explicar su vivencia patológica; y 3°) sistematización delirante (apocalipsis
de Conrad) o generalización del juicio delirante, organizándose éste como sistema existencial del enfermo.
*Las ideas delirantes se pueden clasificar en personales y objetivas, según el enfermo se las aplica
individualmente o tienda a hacer adeptos. En el primer caso, las ideas delirantes «personales» pueden ser:
1°) subjetivas, cuando el contenido del juicio es el propio sujeto, bien sea el propio cuerpo (ideas
hipocondríacas, ideas nihilistas) o el yo (ideas autoexpansivas y megalomaníacas, ideas de fracaso,
desvalimiento' o ruina; 2°) de relación, cuando recaen sobre el contacto interpersonal (ideas de amenaza, de
persecución, de perjuicio, querulantes, eróticas y de influencia); 3°) de significación, cuando el juicio recae
sobre interpretaciones delirantes (ideas de autorreferencia, de alusión y de transformación autopsíquica). En
el caso de las ideas delirantes «objetivas», los juicios patológicos emitidos se creen válidos para la
colectividad; de ahí su propensión a hacer partidarios.
Por su parte, las ideas deliroides son secundarias a otro trastorno psíquico, normalmente de tipo
maníaco y depresivo. *Podemos distinguir dos tipos de ideas deliroides: perceptivas y afectivas. Las
perceptivas surgen como consecuencia de alucinaciones y su incorregibilidad procede de la corporeidad de
las mismas. Las afectivas son resultado de reacciones emotivas patológica como ideas sobrevaloradas
(consecuencia del apasionamiento), y las ideas autorreferentes (consecuencia del sentimiento de