¿QUIÉN MATÓ EL CAMBIO?
—No vuelo tanto como usted —prosiguió
MeNally—, pero esto es lo que creo saber. Para volar
con éxito usted necesita tener un plan de vuelo: cuán-
do, a dónde, cómo, qué tan rápido, etc., ¿no?
Plan empezó a responder pero lo detuvo un gesto
de la mano de McNally.
—Y como hay más de un avión esperando pa-
ra aterrizar o despegar se necesita un controlador de
sráfico aéreo, ¿no? —preguntó MeNally—. Tener a
muchos aviones despegando, aterrizando y carretean-
do por ahí por las pistas sería algo peligroso, ¿no cree
usted? ¿Acaso un piloto no tiene conocimiento de las
personas que lo asisten en tierra, como los tripulantes
de tierra, los mecánicos, y todos los que se aseguran de
que todo funcione antes de despegar?
“Tras otra larga pausa, Plan se dio cuenta de que
MeNally esperaba una respuesta a esta pregunta.
—Pues, sf... —Su voz era casi un suspiro.
Recoständose en la silla, McNally dijo sombría-
mente:
—Permftame relacionar este ejemplo de un vuelo
exitoso con su papel aquí. Estando a cargo del plan,
usted es el piloto de los cambios que se realicen en el
espacio aéreo de su compañía. Como nunca ha visto
una mala idea, usted está preparando a su organiza-
ción para una “muerte por mil motivos”. Priorización
debe regresar a la compañía y usted debe realizar el
control de tráfico aéreo para Cambio. Su personal y
SOSPECHOSO No.8: PLAN
Presupuesto sólo pueden hacerse cargo de un cierto
número de Cambios a la vez. Y usted debe entrar en
control de sus procesos. Infraestructura, Mediciones
y Priorización deben estar juntos cuando Cambio ya
esté listo a despegar. Y usted, Plan, como piloto, es
finalmente el responsable del vuelo. A la vez que to-
dos deben tener una expectativa de que su personal va
a hacer bien su trabajo, Responsabilidad debe estar a
bordo también. ¿Ya conoció usted a Roberto Respon-
sabilidad?
—He oído hablar de el, pero no lo conozco per-
sonalmente —dijo Plan tímidamente.
—No me extraña —respondió McNally—. ¿Su-
pongo que estaba usted en las nubes ayer cuando ma-
taron a Cambio?
—í.
—Bueno, pues considérese usted sin permiso pa-
ra volar hasta que esta investigación haya terminado.
De nuevo en su oficina, Plan se quitó su chaqueta de
aviador yla lanzó sobre una silla. Se sentó en su escrito-
rio y se quedó mirando fijamente una hoja de papel en
blanco. Varias veces intento escribir, pero las palabras
no salían. ¿Quién se cree este McNally que es, hablándo-
‘me ast? ¿Acaso cree de verdad que yo no me preocupaba
por el éxito de Cambio? ¡Claro que sí, si me importal,
pensó. Su atención regresó a la hoja de papel. Había
61