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A fines de agosto de 1981, Sahagún Baca logró la captura de Ríos Galeana y otros cuatro miembros de la banda.
Los ladrones fueron entregados a las autoridades de Hidalgo, el estado más golpeado por la pandilla y donde,
según los propios funcionarios, gozaban de más protección policiaca. Fueron presos en la cárcel de Pachuca.
El 19 de diciembre de 1981, alguien desde afuera de la cárcel pasó un mástil de siete metros para antena de
televisión relleno de cemento. Apoyaron la pértiga en el muro norte del reclusorio y por ahí escalaron Ríos
Galeana, Eduardo Rosey Lara y Leonardo Montiel Ruiz el León, acusados de homicidio, robo, asociación
delictuosa, daño en propiedad ajena, lesiones, amenazas, injurias, golpes, acopio de armas prohibidas, asaltos
bancarios y otros.
Quedó atrás, presa, Yadira Berber Ocampo, pareja de Ríos Galeana señalada como su cómplice. Después
asesinaron a los dos custodios que los habían ayudado en el escape. La policía fue tras una amante de El Feyo
en Tepeji del Río, Juana Sánchez. La mujer reconoció que el ladrón había pasado por su casa en la mañana,
pero, como si presintiera la tormenta, se fue casi de inmediato.
No sólo varios guardias de seguridad estaban en la bolsa del asesino, ladrón y cantante. Agustín Hernández,
juez 2 de lo penal en el estado de Hidalgo, recibió dinero suyo para no ejecutar una solicitud de exhorto girada
por la Procuraduría General de Justicia del Estado de México. Además trabajaba con el agente de la PJF –ya
también desaparecida por insalvable– Ricardo Campos Ayala.
Se refugiaron con Silvano Garza Dávila en un edificio de la colonia Panamericana, al oriente del Distrito
Federal. Recibieron armas, dinero y planearon los siguientes asaltos.
Algunas sucursales, como la del Banco Continental de Tlalnepantla, Estado de México, y de Banamex en
Tepeapulco, Hidalgo, fueron visitadas en tres ocasiones. Las autoridades calcularon que el monto robado, sólo a
Banamex –entonces propiedad del gobierno, como toda la banca mexicana– rebasaba los 50 millones de pesos,
y que la banda la conformaban de 15 a 20 personas.
La hermana de un policía reportó que fue “contratada” por la DFS para asistir, cerca de Zempoala, Hidalgo, a
una reunión en la hacienda de un militar no identificado. En el sitio la mujer reconoció a Ríos Galeana y su
banda. Jugaban póker y apostaban con puños de dinero. La mujer elaboró un croquis para llegar al sitio. Otra
vez el general Arturo Durazo estuvo a pocos metros del sargento desertor Ríos Galeana. Pero se le escurrió.
Luego, la DFS supo que Ríos Galeana vivía con una prima o hermana de alguno de sus lugartenientes,
posiblemente el León o Mateo Ugalde Ruiz. Tampoco. El Feyo también era adivino y escapista.
En el asalto al banco de El Oro, Estado de México, los bandidos encerraron en la bóveda a los clientes y al
personal. Uno de los empleados tenía una navaja de bolsillo y el gerente logró desarmar las perillas de
combinación dentro de la bóveda. En 30 minutos todos habrían muerto por asfixia. En la Comisión Nacional de
Fomento Minero, una oficina de gobierno, Ríos Galeana mató a cuatro policías después de emborracharse con
ellos. A todos dio tiro de gracia.
En 1982, la DFS tenía la certeza de que Ríos Galeana operaba con protección de las autoridades de Hidalgo:
En los asaltos anteriores a 1982, Alfredo Ríos Galeana se mostraba violento y sanguinario. Se le comprobaron
más de 16 muertos entre policías y civiles. A partir de enero de 1982, Ríos Galeana ha cambiado totalmente su
forma de operar, ya que se volvió más consecuente y más cínico. Por su estatura y complexión se siente dueño
de la situación. Sólo amenaza una vez y guarda su arma. Se hace acompañar de Leonardo Montiel Ruiz y