por primera vez había tenido un orgasmo a base de humillación y dolor, pero a pesar de ello le
gustó la experiencia.
Cuando se encontró con Ralf le hizo una serie de preguntas al respecto, quería saber que
pensaba acerca del placer y el dolor, a lo que él le responde que lo conoce todo, ella sorprendida
¿acaso era la única que no sabía sobre aquello?, él se dio cuenta de todo al ver sus marcas en sus
muñecas, y por sus preguntas desde luego, la hizo caminar descalza durante casi algunas horas,
para enseñarle otro tipo de dolor que al igual que otro la dejaría con la misma sensación de paz,
y demostrándole que cualquier persona puede acostumbrarse al dolor; sin embargo el no quería
que ella caiga en aquella trampa, por lo que decidió enseñarle todo acerca del dolor, a esas
alturas tanto Ralf como María se habían enamorado, el tiempo pasó, María había prometido irse
dentro de noventa días, el tiempo se acortaba, justo cuando había conocido al amor de su vida,
se preguntaba por qué las cosas tenían que pasar así, todo lo que vivía con Ralf era hermoso, a
pesar de no haber tenido sexo con él, aún cuando se encontraron sus cuerpos, cuando se tocaron
sus partes, el hecho de realizar algo diferente de alimentar cada vez el deseo, era lo más
excitante para los dos y se sentían muy bien.
María sintió la necesidad de ir a la iglesia, realmente necesitaba tomar la mejor decisión,
compró el boleto de regreso a Brasil, fue hasta el Copacabana, renunció a su trabajo, sentía que
si se quedaba un día mas, se quedaría por otro año más y ya no quería vivir toda su vida así, su
jefe aceptó la decisión aunque un poco triste, también fue a despedirse de su única amiga la
bibliotecaria quien ese día en la despedida conoció su nombre, se trataba de Heidi, y finalmente
también decidió pasar aquel día con Ralf, hicieron el amor como si fuese la ultima vez,
realmente lo era, hicieron dos veces el amor con un encanto que nada el resto de sus vidas
borraría. Su boleto tenía salida a las doce del siguiente día, amaneció, ella se armó de valor y
decidió irse sin despertarlo, aunque ella desease que se despertarse y le pidiera que no se fuera.
Llego al aeropuerto, después de cuatro horas salía el vuelo, mientras tanto se puso a leer
revistas, y dormir. El avión hizo una parada en París, cuando llego allí escucho una voz que le
dijo: <<siempre nos quedara París >>, para su gran sorpresa sí, era él, era Ralf Hart, quien la
esperaba con un ramo de rosas, pidiéndole que se quede, pero ella reacciono dándole un beso, y
pidiéndole que si algún día contase su historia empezase como en los cuentos de hadas, que
dicen: Érase una vez…