resumen del libro eclesiastico

AnaJesus84 394 views 9 slides Oct 15, 2020
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RESUMEN DEL LIBRO ECLESIASTES


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MGR. ZAPATA BARRIENTOS JOSE RAMIRO JESUS COLQUE ANA
PROODUCCION II II/2020
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4. RESUMEN DEL LIBRO ECLESIASTE DE LA BIBLIA
PENSAMIENTO
“Más importante que el conocimiento es la imaginación”
(Zapata Barrientos José Ramiro)
1. INTRODUCCIÓN
El Libro del Eclesiastés (griego ἐκκλησιαστής, Ekklesiastés, hebreo קֹהֹלֶת, Qohéleth, "eclesiasta",
"asambleísta" o "congregacionista"), a veces conocido como el "Libro del Predicador", es un libro
del Antiguo Testamento de la Biblia, y también del Tanaj, perteneciente al grupo de los
denominados Libros Sapienciales, o de enseñanzas. En el Tanaj judío se ubica entre
los Ketuvim (o los "escritos"). En el ordenamiento de la Biblia, el Eclesiastés sigue a
los Proverbios y precede al Cantar de los Cantares, mientras que en el Tanaj se encuentra entre
estos dos mismos libros, pero en orden inverso: le antecede el Cantar de los Cantares, y le
sucede el de Proverbios.
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No debe confundirse con el Libro del Eclesiástico, el cual es otro libro sapiencial, de nombre
similar, que forma parte del Antiguo Testamento del Canon Amplio Oriental y Occidental,
sustento de las Biblias propias de las iglesias cristianas ortodoxas, orientales, y de la católica.
Una de las características más llamativas de Eclesiastés es que el libro tiene referencias claras al
ciclo del agua y las condiciones climáticas, un conocimiento que no existía en ese momento.
A este Libro “deuterocanónico” –el más extenso de los escritos sapienciales– se lo designa
habitualmente de dos maneras distintas. El nombre de ECLESIÁSTICO, que significa “libro de la
asamblea”, se hizo tradicional en la Iglesia latina, quizá por la frecuencia con que se lo utilizaba
en los primeros siglos para la formación moral de los catecúmenos y de los fieles. La mayoría de
los manuscritos griegos, en cambio, lo titulan “Sabiduría de Jesús, hijo de Sirá” –en hebreo, Ben
Sirá– y de allí deriva el nombre de SIRÁCIDA, que también se le suele dar.
Mientras que la mayoría de los escritos sapienciales son atribuidos a Salomón, el Eclesiástico es
el único que lleva la firma de su autor. Este era un judío de Jerusalén, culto y de buena posición,
que se dedicó desde su juventud al conocimiento de las Escrituras y a la búsqueda de la
Sabiduría, sobre todo por medio de la oración (51. 13). Como fino observador, aprovechó sus
frecuentes viajes para completar su formación (34. 11). Convertido en maestro de sabiduría”,
orgulloso de su raza y de su historia nacional, dirigió en Jerusalén una escuela (51. 23), destinada
a iniciar a los jóvenes en la adquisición de la Sabiduría. Por último, hacia el 180 a. C., recogió por
escrito el fruto de sus reflexiones y de su larga experiencia.
La obra de Ben Sirá es un llamado de atención frente a la influencia de la cultura griega, que no
cesaba de expandirse en el Próximo Oriente desde las conquistas de Alejandro Magno. Él
comprendió que ese nuevo movimiento de ideas no tardaría en entrar en conflicto con la fe de
Israel. Para contrarrestar el peligro!, puso todo su empeño en preservar el patrimonio religioso
y cultural del Judaísmo en esa época de transición. A diferencia de los antiguos “maestros de
sabiduría-, que consideraban al hombre nada más que en su condición de tal, al Sirácida le
preocupaba antes que nada la formación del hombre “judío”. Según él, la Sabiduría se ofrece a
todos, pero puso su Morada en Israel y, en última instancia, se identifica con la Ley de Moisés.

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De allí la necesidad de meditar constantemente “el libro de la Alianza del Dios Altísimo” (24. 23),
para adquirir la verdadera Sabiduría y vivir en conformidad con la voluntad divina.
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El Eclesiástico fue escrito originariamente en hebreo, pero el texto original cayó pronto en el
olvido. La obra se conservó gracias a la traducción griega realizada por un nieto del autor,
emigrado a Egipto en el 132. A fines del siglo pasado y en las últimas décadas del actual se
encontraron varios manuscritos hebreos, que abarcan unas dos terceras partes del Libro. La
traducción que damos a continuación es la del texto griego, ya que es este el que fue recibido y
transmitido por la tradición cristiana.
El Sirácida es el último testigo inspirado de la corriente sapiencial dentro de Palestina. El ideal
de vida propuesto por él tiene las limitaciones propias de su época, pero también encierra
valores permanentes, que fueron asumidos por el Nuevo Testamento, especialmente en la Carta
de Santiago. Por su profunda religiosidad, unida a un sano sentido común, por su fidelidad a la
Ley y su afán de encontrar en todo un reflejo de la sabiduría de Dios, el autor de este Libro
anticipa el retrato que hará Jesús del “escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos”:
él -”se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo” (Mt. 13. 52).
2. DESARROLLO
2.1 Nombre del libro
El narrador se llama a sí mismo Qohéleth (קֹהֹלֶת) que significa literalmente "el hombre de la
asamblea" o "el representante de la asamblea", el vocero, un tribuno de la asamblea del pueblo,
que cansado de las ideas dominantes, se decide a tomar la palabra.
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En el Tanaj קֹה ֹלֶת (Qohéleth) es el nombre que se da al libro. La Septuaginta griega lo traduce
como ἐκκλησιαστής (Ekklesiastés), que significa “miembro de la congregación" o de la asamblea
(ecclesía), y de ese título se deriva el título español Eclesiastés. Qohéleth ha sido traducido a
partir de Lutero como "el predicador" (Der Prediger) o mejor aún "el orador -(persona que
expone un tema ante una audiencia)". Sin embargo, una traducción más aproximada
de Qohéleth es "el congregador", lo que también se aplica mejor a Salomón e indicaría con qué
propósito escribió el autor el libro.
2.2 Autor y datación

Vanidad de vanidades, y todo tipo de vanidad. Óleo que representa al rey Salomón ya anciano y
meditabundo (Isaak Asknaziy, Rusia, siglo XIX).

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Eclesiastés es un libro postexílico, cuyo autor se llama a sí mismo "hijo de David" y "rey
en Jerusalén" (Eclesiastes 1:1), atribuido tradicionalmente, al igual que el Libro de Proverbios, al
rey Salomón.
Actualmente su autoría se considera un misterio. Varios círculos de eruditos niegan la autoría
salomónica. Comentan que se atribuía a Salomón cualquier obra de tema filosófico eminente de
la que se desconocía el autor y que el estilo literario y el uso de la lengua lo ubican en tiempo de
los persas de Ciro. Otro argumento es que el autor dice explícitamente en Eclesiastes 1:12 que
en el momento de escribir el libro ya no era rey " fui rey en Jerusalén". Sin embargo, quienes
defienden la autoría salomónica sostienen que esta última idea presenta oposición histórica
pues Salomón fue el hijo de David que llegó al trono, y que su comentario "fui" puede ser una
figura retórica o poética.
Actualmente la mayoría de los eruditos comentan que conocer la fecha y autoría del libro con
certeza es imposible por falta de evidencias históricas. El círculo de comentaristas a favor de la
autoría salomónica lo sitúan en su vejez, cuando su filosofía había sido enriquecida por filosofías
foráneas. (1Reyes 10:23-24)
El primero en dudar de la autoría salomónica del Eclesiastés fue Hugo Grocio, en 1644, quien
encontró que en el texto hebreo hay muchas palabras que solamente se encuentran
en Daniel y Esdras. En 1875, en su comentario al Cantar de los Cantares y Eclesiastés, Franz
Delitzsch probó que el hebreo de este último no corresponde a la época de Salomón y es
posterior al exilio.
El autor parece un hombre incuestionablemente ilustrado. Qohélet conoce lo que pasa fuera de
las fronteras de Israel, ha viajado y ha estado en profundo y prolongado contacto con
el helenismo. Aunque esto es claro, mucho más difícil resulta establecer con cuál de las tres
grandes corrientes de pensamiento helénico comulga o simpatiza: no se sabe si
fue cínico, epicúreo o estoico.
Tanto Siegfried como Podechard sostuvieron que el libro estaría compuesto por una base
original a la que se han ido añadiendo diversas partes. Ya el epílogo, por el modo en que
menciona al autor, sería de redacción posterior. Otros refranes que echan mano de
cierta métrica muestran quizás la intervención de otro autor. Sin embargo, los indicios no son
suficientes todavía como para afirmar con certeza la diversidad de autores.
La lengua del escrito es ya fuertemente arameizante, con términos que provienen del lenguaje
común de la calle o el mercado y con algunos préstamos del persa (como pardes: jardín, huerto,
parque; medina: provincia, distrito, barrio), en tanto que las reflexiones corresponden más bien
a un fondo helénico.
2.3 Canonicidad
Estaba en el canon judío para el siglo I d. C. y aunque se elevaron dudas en ese ámbito, el Concilio
de Jamnia los disipó. Se han encontrado fragmentos del Qohélet en las cuevas de Qumram. En
el ambiente cristiano, solo Teodoro de Mopsuestia opuso o minimizó la canonicidad del libro.
2.4 Críticas desde el cristianismo

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El Eclesiastés ha sufrido variadas críticas, que dependen exclusivamente de citar fuera de
contexto y en forma aislada algunas de sus afirmaciones. Así, se lo ha acusado
de pesimista, escéptico y epicúreo.
Estos así llamados "errores" desaparecen cuando se contempla a Kohélet en el marco de la
sociedad, la religión y la filosofía de su época, ya que el libro se adapta muy bien a la doctrina
hebrea de aquel tiempo y a los principios éticos y morales del judaísmo sin contradecirlos en
nada.
No es infrecuente que desde posturas cristianas se eche en falta en el Eclesiastés un sentido de
la trascendencia de la vida más allá de la muerte. Lo cierto es que el dogma cristiano de la
inmortalidad del alma no forma parte de las creencias del judaísmo originario, aunque sí hace
referencia de la trascendencia espiritual en el capítulo 12:7.
El Eclesiastés es un clásico libro sapiencial cuya intención parece marcada en enseñar a vivir y
acompañar al hombre en los vaivenes de su vida. Cobra pleno sentido que disfrutemos cuanto
podamos de esta y no nos desesperemos cuando la fortuna nos sea contraria. Todo pasará.
Hemos de mantener nuestra confianza en Dios, no porque nos premie con la eternidad, sino
porque Él es la única garantía de justicia y sentido que en vano buscaremos en el mundo
humano.
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2.5 Propósito y Enseñanza
El autor de Eclesiastés usa sus poderes de sabiduría para trabajar y examinar la experiencia
humana y de igual forma valorar sus situaciones. Su perspectiva está limitada a lo que ocurre
“debajo del sol” (como lo es para todos los maestros sabios). Él considera la vida como la ha
experimentado y observado entre los horizontes del nacimiento y la muerte – la vida dentro de
las barreras de su mundo visible. Su sabiduría no puede penetrar más allá del último horizonte;
él solo puede observar el fenómeno de la muerte y percibir los límites que asigna a los seres
humanos. Dentro de los límites de la experiencia y observación humana, se preocupa por
describir lo que es “bueno” que la gente haga. Y representa una sabiduría devota. La vida en el
mundo está debajo de Dios – para todos sus enigmas. Por lo tanto, lo que comienza con
“¡Vanidad de vanidades!” (1:2) termina con “Acuérdate de tu Creador” (12:1) y “Teme a Dios y
guarda sus mandamientos” (12:13).
Con una sabiduría madurada por los años, él toma la medida de los seres humanos, examinando
sus límites y sus sujetos. Él ha intentado ver lo que la sabiduría de los humanos puede hacer
(1:13,16,18; 7:24; 8:16), y él ha descubierto que la sabiduría humana, incluso cuando tiene sus
principios en “el temor al Señor” (Proverbios 1:7), tiene límites para su poder cuando atenta a ir
hacia este por si solo – límites que circunscriben sus perspectivas y relativizan su consejo. De
forma más significante, no puede descubrir los propósitos mayores de Dios o el significado de la
existencia humana. Con respecto a estos, solo pueden plantear preguntas.
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Sin embargo, él da un vistazo a la constitución humana – una constitución en la cual él mismo
ha participado por completo. Él ve a un humano ocupado, ocupado en un hormiguero loco
persiguiendo muchas cosas, intentando esto, ahora aquello, trabajando lejos como si por un
golpe de esfuerzos los humanos pudieran ser dueños del mundo, descubrir sus secretos más
profundos, cambiar sus estructuras fundamentales, de algún modo ir más allá de las barreras de
las limitaciones humanas, construir por ellos mismos monumentos duraderos, controlar su
destino, alcanzar un estatus de seguridad y felicidad duradera – personas trabajando en la vida
con una concepción sobrepasada de los poderes humanos y por lo tanto, persiguiendo
esperanzas y aspiraciones irreales.

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2.6 Enseñanza doctrinal y ética
Antes de exponer de manera resumida las principales enseñanzas, doctrinales y éticos, que
figura en el Libro del Eclesiástico, que no estará de más a la premisa dos observaciones que, sin
embargo primaria, debe ser claramente tenido en cuenta por cualquier persona que desea para
ver las doctrinas del hijo de Sir en su propia luz. En primer lugar, obviamente sería injusto exigir
que el contenido de este libro sapiencial debe venir a fondo hasta alcanzar los altos estándares
morales de la ética cristiana, o debe ser igual en la claridad y la precisión de las enseñanzas
dogmáticas consagrados en los escritos sagrados del Nuevo Testamento o en la tradición viva
de la Iglesia, todo lo que puede ser reasonabley espera de un libro compuesto por algún tiempo
antes de la dispensación cristiana, es que se establece subsantially buena, no perfecta,
doctrinales y éticos de enseñanza. En segundo lugar, tanto en buena lógica y la demanda de
sonido de sentido común que el silencio de Ecclesiasticus sobre ciertos puntos de doctrina no se
considerará como una negación positiva de ellos, a menos que pueda ser clara y concluyente
que tal silencio debe ser concebido. La obra se compone sobre todo de los dichos ajenos que
llevan en todo tipo de temas, y por eso, casi nunca, o nunca del todo, se criticó sobria podrá
pronunciarse sobre el motivo real que llevó al autor del libro o mencionar u omitir un punto
particular de la doctrina. Más aún, en presencia de un escritor manifiestamente ligado a las
tradiciones nacionales y religiosas de la raza judía como el tono general de su libro demuestra
que el autor del Eclesiástico que ha sido, cada estudioso digno de ese nombre fácilmente ver
que el silencio de Jesús parte con respecto a alguna doctrina importantes, como por ejemplo
que el del Mesías, no es prueba alguna de que el hijo de Sir no cumplió con la creencia de los
Judios sobre esa doctrina, y, en referencia al punto especial que acabamos de mencionar, no
compartir las expectativas mesiánicas de su tiempo.
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Como fácilmente se puede ver, las dos
observaciones de carácter general que acaba de hacer concebidas simplemente sucesivamente
los cánones elementales de la crítica histórica, y que no habría sido habitó aquí si no fuera
porque han sido muy a menudo se pierde de vista por los estudiosos protestantes, que, sesgada
por su deseo de refutar la doctrina católica del carácter inspirado de Eclesiastés, han hecho todo
lo posible para amortizar la enseñanza doctrinal y ética de este libro deuterocanónicos.
Las siguientes son las principales doctrinas dogmáticas de Jesús, el hijo de Sir. Según él, ya que,
según todos los otros escritores inspirados del Antiguo Testamento, Dios es uno y no hay otro
Dios fuera de Él (xxxvi, 5). Él es un ser vivo y eterno de Dios (xviii, 1), y superar a pesar de su
grandeza y misericordia de toda comprensión humana, sin embargo, Él se da a conocer al
hombre a través de sus obras maravillosas (xvi, 18, 23 xviii, 4). Él es el creador de todas las cosas
(xviii, 1; xxiv, 12), que produjo con su palabra de mando, estampando a todos con las marcas de
la grandeza y la bondad (xlii, 15 xliii, etc). El hombre es la obra elección de Dios, que le hizo para
su gloria, lo puso como rey sobre todas las demás criaturas (xvii, 1-8), le otorgó el poder de elegir
entre el bien y el mal (xv, 14-22), y hacerlo responsable por sus actos personales (xvii, 9-16),
mientras que para la tolerancia, el mal moral Él lo reprueba y capacita al hombre para evitarlo
(xv, 11-21). En el trato con el hombre, Dios no es menos misericordioso que justos: "Él es
poderoso para perdonar" (xvi, 12), y: "¡Qué grande es la misericordia del Señor y su perdón a los
que se vuelven a él" (xvii , 28); sin embargo, nadie debe presumir de la misericordia divina y por
lo tanto, retrasar su conversión, "por su ira vendrá de repente, y en el momento de la venganza
Él destruirá a ti" (v, 6-9). De entre los hijos de los hombres, Dios eligió para sí una nación especial,

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Israel, en medio de la cual Él quiere que la sabiduría debe residir (xxiv, 13-16), y en nombre de
la cual el hijo de Sir ofrece una oración ferviente, repleta de recuerdos de tocar las misericordias
de Dios a los patriarcas y los profetas de la antigüedad, y con ardientes deseos para la reunión y
la exaltación del pueblo elegido (xxxvi, 1-19). Es bastante claro que el patriota judío que puso
adelante esta petición a Dios para la tranquilidad futura y la prosperidad nacionales, y que,
además, espera con confianza que el regreso de Elías contribuiría a la gloriosa restauración de
todo Israel (cf. xlviii, 10), espera con interés la introducción de los tiempos mesiánicos. Sigue
siendo cierto, sin embargo, que de cualquier manera que su silencio se explica, no habla en
cualquier lugar de la interposición especial de Dios en nombre del pueblo judío, o de la futura
venida de un Mesías personal. Él manifiestamente alude a la narración de la caída, cuando dice:
"De la mujer se acercó el comienzo del pecado, y por ella morimos todos" (xxv, 33), y al parecer
se conecta con esta desviación de la justicia original, las miserias y pasiones que pesan tanto
sobre los hijos de Adán (xl, 1-11). Dice muy poco sobre la vida siguiente. Recompensas terrenas
ocupan los más importantes, o quizás incluso el único lugar, en la mente del autor, como sanción
por presentar buenas o malas acciones (xiv, 22, xv, 6; xvi, 1-14), pero esto no aparecerá extraña
a nadie que esté familiarizado con las limitaciones de la escatología judía en las partes más
antiguas del Antiguo Testamento. Él representa a la muerte a la luz de una recompensa o un
castigo, sólo en la medida en que o bien es una muerte tranquila de los justos o una liberación
final de los males terrenales (XLI, 3, 4), o, por el contrario, un terrible final que alcanza el pecador
cuando él menos se lo espera (ix, 16, 17). Por lo que respecta al inframundo o Sheol, que aparece
a la nada escritor, sino un lugar lúgubre donde los muertos no alaban a Dios (xvii, 26, 27)
La idea central, dogmática y moral del libro es el de la sabiduría. Ben Sira se describe en varios
aspectos importantes. Cuando habla de ella en relación a Dios, casi invariable que invierte con
los atributos personales. Es eterna (i, 1), unsearchaable (i, 6, 7), universal (xxiv, 6 ss.). Es el poder
formativo y creativo del mundo (xxiv, 3 ss.), Pero sí se crea (i, 9, también en griego: xxiv, 9), y no
es en absoluto tratado como una distinta, subsistiendo Persona Divina, en la texto hebreo. En
relación con el hombre, la sabiduría se presenta como una cualidad que viene del Todopoderoso
y trabaja efectos más relevantes de los que le aman (i, 10-13). Se identifica con el "temor de
Dios" (I, 16), que debe prevalecer, por supuesto, de una manera especial en Israel, y promover
entre los hebreos el perfecto cumplimiento de la ley mosaica, que el autor de Ecclesasticus que
respecta a la vida encarnación de Dios d sabiduría (xxiv, 11-20, 32, 33). Se trata de un tesoro
inestimable, a la Adquisición de los cuales uno debe dedicar todos sus esfuerzos, y la impartición
de que a los demás uno nunca debe rencor (vi, 18-20; xx, 32, 33). Se trata de una disposición del
corazón que impulsa al hombre a practicar las virtudes de la fe, la esperanza y el amor de Dios
(ii, 8-10), de confianza y comunicación, etc (II, 18-23; x, 23-27 , etc), que también asegura para
él la felicidad y la gloria en esta vida (xxxiv, 14-20; xxxiii, 37, 38, etc). Es un estado de ánimo que
impide el cumplimiento de la ley ritual, sobre todo la ofrenda de sacrificios, se convierta en un
mero cumplimiento de corazón con observancias externas, y que hace que el hombre al lugar
righeousness interior muy por encima de la oferta de ricos dones a Dios (xxxv ). Como fácilmente
se puede observar, el autor de Ecclesiasticus inculcado en todo esto una enseñanza muy
superior a la de los fariseos de una fecha algo más tarde, y de ninguna manera inferior a la de
los profetas y de los encomiables, también, son concisos las numerosas dichos que el hijo de Sir
da para evitar el pecado, en donde la parte negativa de la sabiduría práctica se puede decir que
consisten. Sus máximas contra el orgullo (iii, 30; vi, 2-4; x, 14-30, etc), la codicia (iv, 36, v, 1, xi,

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18-21), la envidia, (XXX, 22-27 , xxxvi, 22), la impureza (ix, 1-13; xix, 1-3, etc) ira (xviii, 1-14;. x,
6), la intemperancia (xxxvii, 30-34). xi, 2, 3;; pereza (vii, 16; xxii, 1, 2), los pecados de la lengua
(iv, 30; VLI, 13, 14 i, 36-40, v, 16, 17, xxviii, 15 -27, etc), las malas compañías, (xi, 31-36, xxii, 14-
18, etc), presentación de una estrecha observación de la naturaleza humana, estigmatizar a
vicepresidente de una manera forzosa, y, a veces señalan el remedio contra la el temple
espiritual. De hecho, es probable que no menos debido al éxito que Ben Sira alcanzado en la
marca vicio que por lo que obtuvo directamente en inculcar la virtud, que su trabajo era tan
buena gana utilizado en los primeros tiempos del cristianismo para la lectura pública en la iglesia,
y los osos, hasta el día de hoy, el título de pre-eminente de "Eclesiástico".
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2.7 Contraste entre la sabiduría y la insensatez
Mejor que diga bien de ti a que hablen tan mal y te destruyan con tantos chismes o palabras
malas, mejor es el pesar que la risa, porque con la tristeza del rostro se enmendará el corazón,
no es bueno apresurarse con el odio o tanto mal porque allí reposan los necios, por eso debemos
de pedir sabiduría de Dios y no cometer errores que no nos dejan vivir en paz.
He aquí, solamente esto he hallado, que dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas
perversiones.
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3. CONCLUSION
Eclesiastés ("el predicador"), también escrito por Salomón pero en sus años más avanzados, es
un contraste asombroso con Proverbios. Él expone, por inspiración de Dios, el resultado de toda
sabiduría humana, de las ventajas y aspiraciones terrenales, de toda la indulgencia que la riqueza
y la sabiduría podían conseguir y que podrían mostrar la promesa justa de producir la suma
felicidad en la tierra. Estando él en posición de probar todo esto completamente -más sabio y
más rico que cualquier otro hombre- él aprende por amarga experiencia que "el todo era
vanidad y correr tras el viento."
Comentemos cuidadosamente que esto es solamente sacar ventaja de toda cosa material
"debajo del sol", es decir, considerar las cosas solamente desde un punto de vista terrenal. Por
lo tanto, nos enseña que, con la excepción de la revelación dada por Dios, la historia del hombre
es de miseria desesperada. ¡Cuán maravilloso contraste con la presentación en el Nuevo
Testamento del Señor Jesucristo, de Su revelación de la gloria de Dios, de la herencia eterna de
sus santos en luz!

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Este libro, entonces, no puede ser considerado enseñando doctrinas como reveladas por Dios,
sino como mostrando los pensamientos y conclusiones del hombre aparte de la suprema
revelación de los pensamientos de Dios.
Por lo tanto, esto sólo enfatiza más fuertemente que debemos buscar mucho más alto la plena
verdad que satisfará la necesidad del corazón. Esta verdad es plenamente provista en la bendita
Persona del Señor Jesús, en quien es revelada la gloria de Dios, tal como se ve de forma tan
hermosa en el Nuevo Testamento. Pero Eclesiastés proporciona el mejor curso que se puede
obtener en cuanto a filosofía.

4. REFERENCIAS
1. https://www.sanpablo.es/libro-pueblo-de-dios/la-biblia/los-demas-
escritos/eclesiastico
2. https://es.wikipedia.org/wiki/Libro_del_Eclesiast%C3%A9s#:~:text=El%20Eclesiast%
C3%A9s%20es%20un%20cl%C3%A1sico,la%20fortuna%20nos%20sea%20contraria.
3. https://www.bibliavida.com/eclesiastes/
4. http://mb-soft.com/believe/tssm/sirach.htm
5. https://www.goconqr.com/en/p/11718891/note_page/624080
5. VIDEOS

1. https://youtu.be/X4Brf1Z8N4E El Eclesiastés es un clásico libro sapiencial cuya intención
parece marcada en enseñar a vivir y acompañar al hombre en los vaivenes de su vida.
Cobra pleno sentido que disfrutemos cuanto podamos de esta y no nos desesperemos
cuando la fortuna nos sea contraria.

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2. https://youtu.be/xyzJps9sXj0 Todo es vanidad, todo se termina y no hay que afanarse
pues todo continua, es como un ciclo que inicia y termina y vuelve a iniciar, por eso
dice q es lo que fue y la respuesta es lo mismo que será qué es lo que ha sido hecho, y
la respuesta es lo mismo que se hará y nada hay nuevo debajo del sol la memoria ya
está escrita.
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