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Platón considera que este tipo de conocimiento se divide en dos partes: la conjetura o eikasía y la
creencia o pistis.
La conjetura (eikasía) se basa en la imaginación y suposición, siendo sus objetos las imágenes con
una calidad fugaz. Se encuentra presente en la realidad visible.
Por ejemplo, en el mito de la caverna, Platón sugiere que los reflejos y las sombras ofrecen un
conocimiento inmediato que da forma a nuestra perspectiva y convicciones sobre el mundo. No
obstante, dicho conocimiento es fugaz y no indaga en la esencia de las cosas.
En el caso de la creencia (pistis), esta se basa en la observación, siendo sus objetos aquellas cosas
materiales que se encuentran en la realidad visible. Además, su naturaleza es transitoria (sus objetos
son cambiantes y corruptibles), aunque no tan fugaz como en el caso de la conjetura. Aquí, los
objetos que se experimentan, como el propio cuerpo, son objetos físicos y corruptibles.
El mito de la caverna y la educación
El mito de la caverna permite explorar la visión que tiene Platón tanto del conocimiento como de la
educación. En su planteamiento, el conocimiento real es diferente del conocimiento del mundo
aparente (el de la caverna). La ascensión le permitió al individuo observar lo verdadero, por lo que
es su responsabilidad enseñar a quienes siguen atrapados. Se convierte en el filósofo-maestro.
En el mito de la caverna, el prisionero que asciende al mundo exterior, pasa de la oscuridad a la luz,
de la ignorancia al conocimiento. Por su parte, los prisioneros que permanecen dentro son una
metáfora de la condición de las personas en la sociedad.
Así, la educación no se trata de brindar conocimiento, sino de iniciar un viaje. El aprendizaje es difícil,
ya que se han de abandonar los presupuestos que antes se tenían para poder acceder al
pensamiento crítico.
Debido a esto, la educación implica acción y transformación. En este sentido, el estudiante no es
pasivo, sino que es guiado a descubrir las cosas por sí mismo.
Conocimiento y aprendizaje
En Platón, conocer está ligado al acceso al mundo de las ideas. El alma ya conoce, pues no hay
conocimiento que parta de la nada, simplemente no lo recuerda. Así, existen varias formas de
adquirir conocimiento.
En primer lugar, a través de la reminiscencia (recordando) las vidas pasadas, ya que el alma del ser
humano ya conoce lo que estaba en el mundo de las ideas.
En segundo lugar, el método para acceder al conocimiento es el de la dialéctica. Por ejemplo,
Sócrates, tal como se expone en los diálogos de Platón, utiliza la ironía y la mayéutica como
ejercicios para ayudar a una persona a alcanzar el conocimiento.