PREVENCIÓN PRIMARIA: Prestar atención a estados con las tasas más altas de intoxicación por puesto de trabajo, contar con equipo de protección individual (EPP) adecuado como son máscaras con filtros especiales para plomo y ropa protectora, que debe lavarse o cambiarse regularmente, evitar la ropa con vueltas, pliegues y bolsillos en los que se pueda acumular el polvo, no mezclar la ropa de calle con el EPP, fomentar el uso seguro del plomo y de los productos que lo contienen para mantener la salud laboral, establecer procedimientos para identificar, evaluar y controlar problemas de salud y seguridad por exposición a plomo, establecer estándares que sean indicadores de la exposición laboral y del grado de afección a la salud, tiempo necesario para lavarse antes de comer y debe estar prohibido comer y fumar en las proximidades de las áreas, correcta limpieza de las áreas, control ambiental. PREVENCIÓN SECUNDARIA. Educación, reemplazar el plomo por sustancias menos tóxicas, estado nutricional y de salud, realización de historias de exposición, realizar examenes preocupacionales y periódicos que contemplen: - Biometría hemática: Hemoglobina, Hematocrito, Contaje de G.R, VCM, HCM, reticulocitos, punteado basófilo, contaje de GB, fórmula leucocitaria. - Pruebas de funcionalidad renal: urea y creatinina. - Elemental y microscópico de orina PREVENCIÓN TERCIARIA. Si se inicia un tratamiento con quelantes, no está por demás realizar exámenes periódicos de urea y creatinina, por el efecto nefrotóxico de ellos. Llevar un control individual semestral o trimestral y retirarlo de la exposición hasta que sus niveles sean los aceptados para evitar. COMPLICACIONES. Falla respiratoria, convulsión, coma delirio por atropina, colapso circulatorio, reintoxicación endógena por liberación de este de los tejidos, insuficiencia hepática, pancreatitis aguda, insuficiencia renal, coagulopatías, discrasias sanguíneas y reacciones de hipersensibilidad. MUERTE. PRONÓSTICO . Por lo general favorable, si éste es tratado apropiadamente y a tiempo. De no ser así, el enfermo corre el riesgo de ir perdiendo poco a poco sus facultades motoras, particularmente debido a la debilidad muscular, siendo esto lo más aparente. No obstante, la encefalopatía saturnina puede llegar a ser mortal en el 25% de los afectados y puede dejar secuelas neurológicas hasta en el 40%. En los niños, la afectación neurológica permanente puede afectar al 70-80% de los que sufren encefalitis.