El Domingo de Ramos inicia la Semana Santa
con el recuerdo de las palmas y de la pasión,
de la entrada de Jesús en Jerusalén.
Pero no una entrada de Jesús como el esperado Rey,
sino como humilde ‘servidor’ que vive de la
palabra de Dios.
Los Ramos de olivos tienen un significado:
en aquel entonces los olivos eran uno de los tantos
símbolos de vida. Los ciudadanos de Jerusalén ven
a Jesús trayendo ‘vida’ al paso por el monte de los Olivos
y buscan ramas para saludarlo.
El domingo de ramos da comienzo a la semana en la que contemplamos el dolor de Dios.
Amor de Dios por nosotros. Este Domingo se lee la pasión en forma muy solemne y así nos
introduce en el espíritu de Semana Santa
No debes tirar a la basura los ramos bendecidos, ni ningún objeto bendecido. Puedes
conservarlos o quemarlos y desechar las cenizas en la tierra.
Este día por la mañana en todas las
catedrales, los obispos que son, como dice
el Concilio, "los principales administradores
de los misterios de Dios, que regulan,
promueven y custodian toda la vida
litúrgica de la Iglesia que les ha sido
confiada", celebran una misa muy solemne
con todos los sacerdotes ("el presbiterio"
de sus diócesis) y en ella los sacerdotes
con un solo corazón y una sola alma
renuevan sus promesas y su obediencia al
Obispo.
En ella, además, se consagran los óleos,
es decir, los aceites que se emplean en
diversos sacramentos: el bautismo, la
confirmación, la ordenación sacerdotal y la
unción de los enfermos.
El Jueves Santo
La Eucaristía con que se da inicio al
Triduo Pascual es la "Missa in Coena
Domini", porque es la que más
entrañablemente recuerda la
institución de este sacramento por
Jesús en su última cena, adelantado
así sacramentalmente su entrega de
la Cruz
El pan y el vino son símbolos siempre presentes en la Iglesia. El pan simboliza el
cuerpo de Jesús y el vino la sangre.
Al tomar el pan dijo:” Tomen y coman. Esto es mi cuerpo”.
Al tomar el vino dijo:”Beban todos de este cáliz, por que esto es mi sangre que será
entregada por ustedes.
En la última cena Jesús lavó los
pies a sus discípulos. Jesús hizo
eso para dar una lección de
humildad, simplicidad, igualdad,
amor y servicio a los hermanos,
que es la gran lección de la
Pascua.
Estos "accesorios" de la Pasión muchas veces
aparecen gráficamente apoyados o superpuestos
a la cruz.
Son la expresión de todos los sufrimientos que,
como piezas de un rompecabezas, conformaron el
mosaico de la Pasión de Jesús.
Ellos materialmente nos recuerdan otros signos o
elementos igualmente dolorosos: el abandono de
los apóstoles y discípulos, las burlas, los
salivazos, la desnudez, los empujones, el
aparente silencio de Dios.
La Pasión revistió los tres niveles de dolor que
todo ser humano puede soportar: físico,
psicológico y espiritual. A todos ellos Jesús
respondió perdonando y abandonándose en las
manos del Padre.
El Viernes Santo es el día de pasión y
muerte del Señor y del ayuno pascual
como signo exterior de nuestra
participación en su sacrificio
Este día no hay celebración eucarística,
pero tenemos la acción litúrgico después
de medio día para conmemorar la pasión
y la muerte de Cristo. Cristo nos aparece
como el Siervo de Dios anunciado por los
profetas, el Cordero que se sacrifica por
la salvación de todos.
La cruz es el elemento que domina toda
la celebración iluminada por la luz de la
resurrección, nos aparece como trono de
gloria e instrumento de victoria; por esto
es presentada a la adoración de los
fieles.
El Viernes Santo no es día de llanto ni de
luto, sino de amorosa y gozosa
contemplación del sacrificio redentor del
que brotó la salvación. Cristo no es un
vencido sino un vencedor, un sacerdote
que consuma su ofrenda, que libera y
reconcilia, por eso nuestra alegría.
Vía Crucis" en latín o "Camino de la Cruz" . También se le llama Estaciones
de la Cruz y Vía Dolorosa. Se trata de un camino de oración que busca
adentrarnos en la meditación de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo en
su camino al Calvario. El camino se representa con una serie de imágenes
de la Pasión o "Estaciones" correspondientes a incidentes particulares que
Jesús sufrió por nuestra salvación
Es una vela grande y gruesa, que se enciende
todos los años, por primera vez, en el sábado
de la Vigilia Pascual.
Entre todos los simbolismos derivados de la
luz y del fuego, el cirio pascual es la expresión
más fuerte, porque los reúne a ambos.
El cirio pascual representa a Cristo resucitado,
vencedor de las tinieblas y de la muerte, sol
que no tiene ocaso. Se enciende con fuego
nuevo, producido en completa oscuridad,
porque en Pascua todo se renueva: de él se
encienden todas las demás luces.
En el cirio hay 2 letras griegas alfa y omega
respectivamente la primera y la última letra
del alfabeto griego.
Alfa representa el principio y el omega, el fin.
Jesús dijo:” Yo soy el principio y el fin”
La palabra “Pascua” viene del hebreo “Pessach” y significa “paso”.
Es el pasaje del mar Rojo, que ocurrió hace años muchos años antes
de Cristo, cuando Moisés condujo al pueblo hebreo fuera de Egipto,
donde vivía como esclavo.
Jesucristo, que respetaba
mucho todas las celebraciones de su religión
Judía, también festejaba la Pascua.
Fue lo que él hizo en víspera de su muerte,
al cenar con sus discípulos en los
alrededores de Jerusalén.
Juzgado, condenado a muerte en la cruz y sepultado enseguida por
algunos amigos, Jesús resucitó tres días después , en un domingo,
inmediatamente después de la Pascua Judía. Los cristianos, desde entonces,
también pasaron a conmemorar la Pascua, la Pascua de la Resurrección de Jesús,
que también era un “paso”: el paso de Jesús, de la tierra al cielo, de la vida
terrena a la vida junto al Padre, el paso de Jesús al reino de Dios.
Su origen se remonta a las fiestas anglosajonas pre-cristianas, cuando el
conejo era el símbolo de la fertilidad asociado a la diosa Eastre.
Progresivamente, se fue incluyendo esta imagen a la Semana Santa y, a partir
del siglo XIX, dio origen a una curiosa leyenda que cuenta que, cuando
metieron a Jesús al sepulcro que les había dado José de Arimatea, dentro de
la cueva había un conejo escondido, que muy asustado veía cómo toda la
gente entraba, lloraba y estaba triste porque Jesús había muerto.
El conejo se quedó ahí viendo el cuerpo de Jesús cuando pusieron la piedra
que cerraba la entrada y lo veía y lo veía preguntándose quien sería ese Señor
a quien querían tanto todas las personas.
Así pasó mucho rato, viéndolo; pasó todo un día y toda una noche, cuando de
pronto, el conejo vio algo sorprendente: Jesús se levantó y dobló las sábanas
con las que lo habían envuelto. Un ángel quitó la piedra que tapaba la entrada
y Jesús salió de la cueva ¡más vivo que nunca!
El conejo comprendió que Jesús era el Hijo de Dios y decidió que tenía que
avisar al mundo y a todas las personas que lloraban, que ya no tenían que
estar tristes porque Jesús había resucitado.
Como los conejos no pueden hablar, se le ocurrió que si les llevaba un huevo
pintado, ellos entenderían el mensaje de vida y alegría y así lo hizo.
Desde entonces, cuenta la leyenda, el conejo sale cada Domingo de Pascua a
dejar huevos de colores en todas las casas para recordarle al mundo que
Jesús resucitó y hay que vivir alegres.
Cuando Jesús se fue al cielo después de resucitar, los
primeros cristianos fijaron una época del año, la
Cuaresma, cuarenta días antes de la fiesta de Pascua,
en la que todos los cristianos debían hacer sacrificios
para limpiar su alma. Uno de estos sacrificios era no
comer huevo durante la Cuaresma. Entonces, el día de
Pascua, salían de sus casas con canastas de huevos
para regalar a los demás cristianos. Todos se ponían
muy contentos, pues con los huevos recordaban que
estaban festejando la Pascua, la Resurrección de Jesús.
Uno de estos primeros cristianos, se acordó un día de
Pascua, de lo que hacían los egipcios y se le ocurrió
pintar los huevos que iba a regalar. A los demás
cristianos les encantó la idea y la imitaron. Desde
entonces, se regalan huevos de colores en Pascua para
recordar que Jesús resucitó.
Poco a poco, otros cristianos tuvieron nuevas ideas,
como hacer huevos de chocolate y de dulce para regalar
en Pascua. Son esos los que regalamos hoy en día.