las manos sucias, rogó a los legados que colgasen el capelo en la rama de un árbol y que se paseasen un
poco por el huerto hasta que terminase su tarea. Sólo entonces San Buenaventura tomó el capelo y fue a
presentar a los legados los honores debidos.
Gregorio X encomendó a San Buenaventura la preparación de los temas que se iban a tratar en el Concilio
ecuménico de Lyon, acerca de la unión con los griegos ortodoxos, pues el emperador Miguel Paleólogo había
propuesto la unión a Clemente IV. Los más distinguidos teólogos de la Iglesia asistieron a dicho Concilio.
Como se sabe, Santo Tomás de Aquino murió cuando se dirigía a él. San Buenaventura fue, sin duda, el
personaje más notable de la asamblea. Llegó a Lyon con el Papa, varios meses antes de la apertura del
Concilio. Entre la segunda y la tercera sesión reunió el capítulo general de su orden y renunció al cargo de
superior general. Cuando llegaron los delegados griegos, el santo inició las conversaciones con ellos y la
unión con Roma se llevó a cabo. En acción de gracias, el Papa cantó la misa el día de la fiesta de San Pedro
y San Pablo. La epístola, el evangelio y el credo se cantaron en latín y en griego y San Buenaventura predicó
en la ceremonia. El Doctor Seráfico murió durante las celebraciones, la noche del 14 al 15 de julio.
PENSAMIENTO
La doctrina filosófica de San Buenaventura coincide en la idea de substancia con la de Santo Tomás, aunque
no es tan completa ni abraza todas las partes y todos los problemas filosóficos con la profundidad y amplitud
que se observan en los escritos del último.
San Buenaventura distingue en el conocimiento humano, al cual denomina iluminación, cuatro modos o
grados, que son:
a) La luz exterior, que se refiere a las artes mecánicas (lumen exterius, scilicet, lumen artis mechanicae).
b) La luz inferior, o sea la que se refiere o constituye el conocimiento sensitivo.
c) La luz interior, que se refiere al conocimiento filosófico (lumen cognitionis philosophicae), La luz del
conocimiento filosófico se llama interior, porque investiga las causas internas y ocultas de las cosas,
sirviéndole de fundamento los primeros principios, que son naturales al hombre , o le han sido dados por la
naturaleza misma.
d) Y la luz superior, o sea la luz de la gracia sobrenatural y de la Sagrada Escritura.
Lo que caracteriza a la Filosofía de San Buenaventura con relación a la de Santo Tomás, es su tendencia
ontológica (parte de la metafísica que trata del ser en general y de sus propiedades trascendentales) y su
dirección mística. Sería injusto contar a San Buenaventura entre los partidarios del ontologismo, por más que
así lo hayan pretendido los partidarios de éste, desde Mallebranche hasta Gioberti; porque la verdad es que
son tan numerosos como explícitos los textos y pasajes en que San Buenaventura enseña que conocemos a
Dios por medio de las criaturas (Deus qui est Artifex et causa creaturae, per ipsam cognoscitur), que son sus
efectos: que Dios no puede ser conocido por nuestro entendimiento en su propia espiritualidad o pureza,
necesitando el alma conocerle en una luz inferior y quasi material, es decir, por medio de las cosas
creadas: Cum Deus tanquam lux spiritualis, non possit cognosci in sua spiritualitate ab intellectu, quasi
materiali luce indiget anima, ut cognoscat ipsum, scilicet, per creaturam: que es propio de los viadores
conocer a Dios elevándose de las criaturas al Creador, sirviendo aquéllas de escala para llegar al
conocimiento del Ser supremo: Cognoscere autem Deum per creaturam.... quasi per scalam mediam; hoc est
proprie viatorum.